2 de diciembre de 2024

La otra cara de la Sub-20

14 de junio de 2011
14 de junio de 2011

Quizás llevado por la euforia del momento, el amigo Bonett Hernández dijo que el título en Francia servía para demostrar que lo de Perú fue algo excepcional, un accidente inesperado en el trabajo de Lara, y no debía provocar una apresurada destitución.

Sin poner el pie en una posibilidad de debate, y desde luego con el respeto debido por la opinión ajena, mucho más si se trata de un profesional de la trayectoria y experiencia de Hernández Bonett, damos un salto a la otra orilla, para ratificar que Lara debe cargar con sus culpas por el papelón peruano, así como ahora recoge, sin aspavientos, los parabienes de Toulon. Ecuanimidad es la palabra.

Aquí hemos anotado varias veces que no compartimos la idea de hacer escalas con los compromisos de Colombia en el plano internacional, sobre la base de falacias como las de afirmar que para triunfar en uno hay que fracasar en otro. O a la inversa, porque el sofisma da para todo. La hipótesis del absurdo.

Según lo establece una norma tácita (no escrita) para todo deportista, Colombia tenía el deber de luchar por un papel digno en el Perú. Liberado de la obligación de tener que buscar una casilla para el mundial Sub-20, por su calidad de país sede, le quedaba, en subsidio, el objetivo de los Juegos Olímpicos 2012, cita para nada despreciable, no obstante el despropósito de quienes consideran que es un torneo de menor cuantía.

Estamos convencidos de que Lara quería hacer lo mejor, ni más faltaba, pero cometió errores en la convocatoria, sin duda se equivocó en el planteamiento táctico, y de contera sufrió los efectos de algún tipo de indisciplina con fuerza suficiente para menoscabar la unión del grupo y la fortaleza del plantel. El síndrome del estrellato hizo su agosto.

Para ser precisos, no debe olvidarse que cuando asistió a torneo suramericano, Colombia ya acumulaba año y medio de preparación, con cerca de 40 partidos y diferentes ciclos de trabajo. De modo que estaba maduro para afrontar el reto y ofrecer un rendimiento por lo menos decoroso.

Tras el descalabro, vino la tormenta, Lara se salvó de la destitución y ahora parece retomar el camino con la llegada de nuevos valores y la exclusión de otros que no dieron la talla u olvidaron los manuales de conducta. Dicen los sabios que ante las caídas, lo importante es aguantar y saber levantarse. El derecho de enmienda es inalienable.

Debe advertirse que a Toulon fue un equipo básico ampliamente renovado. En la nómina figuran diez jugadores que no estuvieron en Perú. Seis de los titulares (o de los que más actuaron, por lo menos), encabezados por el centrocampista James Rodríguez, hacen la novedad y permiten hablar de un virtual revolcón. Hubo barrida.

No se trata, por lo tanto, del mismo conjunto. Lara entendió que el asunto pintaba mal, hizo sus evaluaciones y todo indica que tomó la decisión correcta. De manera que la dura experiencia del suramericano sirvió como ramalazo para el cambio. Se imponía el viraje.

De los juveniles que fueron al Perú, se bajaron del avión para Francia, por razones físicas o decisión técnica, el portero Andrés Escobar Díaz, el defensa Juan Saiz Ortegón, los centrocampistas Javier Calle, Michael Ortega, Deiner Córdoba, Miguel Julio y John Mendoza, y los delanteros Jorge Ramos y Fabián Castilla.

La oportunidad de mostrar sus condiciones le correspondió al portero Cristian Harson Bonilla, quien no viajó a Perú por una lesión de último momento; los zagueros Héctor Quiñones, John Stefan Medina y Jeison Fabián Murillo; los centrocampistas Yerson Candelo, Jonny Ferney Mosquera y James Rodríguez; y los atacantes José Adolfo Trencito Valencia, Luís Fernando Muriel y Duván Esteban Zapata.

Un aspecto fuera de discusión tiene que ver con el giro radical que dio Colombia con el aporte de Héctor Quiñones y en particular de James Rodríguez. El hábil jugador cucuteño, a pesar de mostrar por momentos los efectos de una dura temporada en Europa con el Porto, puso decisión y talento para robustecer el engranaje colectivo. Fue un faro bien iluminado para guiar a sus compañeros. A su lado levantó el nivel el antioqueño Edwin Cardona, autor de tres de los nueve goles de Colombia y escolta del botín de oro, el francés Joseph Steven Monrose, quien convirtió cinco.

Después del descanso de casi dos semanas, tras el regreso de Francia, la selección tricolor se volverá a reunir en Bogotá para el trabajo final hacia la competencia mundialista. Tal como lo pidió Eduardo Lara, le toca dejar atrás el gozo de las Esperanzas y entrar de lleno en la zona de batalla del torneo universal.

Todavía hay plazo antes de que se conozca el plantel definitivo. Por ahora, los campeones de Toulon parecen llevar la delantera. El balance indica hubo mejoría notable, a pesar de que aún subsisten dudas en varios sectores. La tarea del ajuste no da para el desmayo, porque el Mundial está ya a la vuelta de la esquina.

Cambio hacia la Copa

Las primeras declaraciones de algunos de los jugadores convocados por Hernán Darío Bolillo Gómez para el torneo de la Copa América, indican a las claras que predomina entre ellos el deseo de realizar el máximo esfuerzo por una actuación meritoria. Sin necesidad de prometer títulos, una actitud que sería ilógica, se nota el afán por jugar y emplearse a fondo, convencidos de que tienen capacidad para sortear el reto sin perder de vista la exigencia de la eliminatoria.

En la excelente entrevista que logró el colega Antonio Morales Riveira con el centrocampista Freddy Guarín (1), se puso de manifiesto no sólo la madurez del astro llanero sino su actitud franca sobre el modo de enfrentar los compromisos internacionales. Siempre sonriente, seguro y aplomado, Guarín dijo que ya es hora de que el jugador colombiano entre en una onda distinta, lleno de ambición y dispuesto para pelear todas las batallas.

Guarín acepta que la eliminatoria está en el techo de las expectativas de Colombia, mas ello mal puede convertirse en excusa para afrontar la Copa como si fuera un torneo de segunda mano. El técnico Gómez siempre ha deslizado la idea de que si bien siempre quiere ganar, lo que le importa realmente es la eliminatoria, y por eso no embarca en promesas para la Copa. Guarín estima que se pueden atender los dos frentes, cada uno en su momento.

“Ya es hora de olvidar el pasado” es una de las frases que se escuchan en la publicidad que hace la empresa patrocinadora de Colombia frente a los planes de la selección mayor. Pertenece al zaguero Luís Amaranto Perea, y sin duda refleja la posición que se abre paso en el grupo que desde esta semana comenzó a trabajar en Bogotá. Se quiere un presente dinámico y emprendedor que permita convertir las ilusiones en hechos.

No sobra reiterar que nadie reclama garantías de éxito, porque eso es imposible. Tampoco se trata de romper moldes normales del juego. En últimas apenas se pide que Colombia alimente siempre el deseo de ganar, divorciado por completo de la táctica calculadora o del esfuerzo ponderado. Partidario de ese enfoque se muestra el vallecaucano Elkin Soto, del Mainz 05 de Alemania, cuando afirma que la meta es brillar en la Copa América: “ganarla, todos queremos conseguir títulos y hay que trabajar fuerte para eso” (2). Desde luego, con la eliminatoria en mente: “es un objetivo a largo plazo, pero todos tenemos claro que hay que volver a llevar a Colombia a un Mundial” (3).   

Sobre la convocatoria hay poco espacio para la crítica. Los nombres escogidos encajan en general dentro de lo que se esperaba. Si acaso faltan dos o tres candidatos, ello hace parte de lo que se podría denominar “margen de error”, común para las encuestas en el campo de la política. Al concluir la Copa quizás se abra la vía para una repesca. La fila de espera, de todas maneras, no es tan larga. Diríamos que por ahí se asoma James Rodríguez, quien por cierto acaba de renovar para el Porto con una millonaria cláusula de reserva.

En cuanto al orden en la cancha, quedó develado el deseo de Gómez de jugar sin “diez”, algo que ya había dado a entender de tiempo atrás y por lo tanto no causa sorpresa. Falta apenas por establecer cuál será la fórmula precisa para conseguir que la ofensiva le funcione. En la nómina figuran seis delanteros, con destacada producción, y Radamel Falcao García es el abanderado de la bonanza. El desafío se encuadra en cómo aprovecharlos. Ahí está el detalle, como diría el célebre Cantinflas.

Sobre este punto clave, resulta oportuno traer a cuento una declaración de Carlos El Pibe Valderrama para el portal de la FIFA.Com: “… al equipo le falta generación de juego. Para meter goles hay que generar fútbol, y a nosotros nos faltan futbolistas con esas características. Hay buenos jugadores, fuertes, que recuperan la pelota y patean de media distancia. Luchan los 90 minutos, pero crean poco. Allí se complica la cosa. Por suerte tenemos muy buenos delanteros”. Valderrama estima que los llamados “enlaces” siguen vigentes y mencionó los nombres de Macnelly Torres y Giovanni Hernández para el caso de Colombia, pero advirtió que “pocos técnicos se la juegan” con esa idea de orden táctico.    

Gómez dispone del siguiente plantel para abordar la Copa América y aguardar la eliminatoria:

Porteros: David Ospina y Luís Martínez. Defensas: Mario Alberto Yepes, Aquivaldo Mosquera, Luís Amaranto Perea, Cristian Zapata, Pablo Armero, Camilo Zúñiga, Yulián Anchico y Juan David Valencia. Centrocampistas: Juan Guillermo Cuadrado, Elkin Soto, Abel Aguilar, Fredy Guarín, Carlos Sánchez y Gustavo Bolívar. Delanteros: Hugo Rodallega, Adrián Ramos, Teófilo Gutiérrez, Falcao García, Jackson Martínez y Dayro Moreno.

Los críticos destacan el llamado de Gustavo Bolívar como la única real sorpresa. También se deslizó alguna inquietud por el de Yulián Anchico, venido a menos en el Pachuca de México. Son, de todas maneras, los ases de Gómez, con ellos lanza al ruedo y por ellos tendrá que responder a la hora de la quema. Predomina la juventud y eso encarna un punto básico de apoyo para el largo plazo. El zaguero central Mario Alberto Yepes si bien sube el promedio cronológico, robustece con su enorme calidad y valiosa experiencia la fortaleza del combinado tricolor.

Antes del viaje a Buenos Aires, previsto para el 26 de junio, Colombia tendrá dos encuentros de preparación, contra México, en Pereira, el 22, y Senegal, en Medellín, el 25.

El estreno en la Copa América, como se sabe, será el dos de julio frente a Costa Rica, país que ocupará la casilla dejada por Japón, en la ciudad de Jujuy. Cuatro días más tendrá su prueba cumbre ante Argentina, en Santa Fe, y el diez cerrará la eliminatoria frente a Bolivia en esta misma plaza.

Para la época ya sabremos a qué atenernos.

La Supercopa de Europa

Durante la charla con el periodista Morales Riveira, a la que ya hicimos alusión, Freddy Guarín también respondió preguntas sobre su campaña en el Porto, el ambiente de los colombianos (el trío que completa con Falcao García y James Rodríguez) y el estilo de juego del Barcelona de España.

Guarín confesó su admiración por la elevada técnica de los catalanes y su enorme habilidad para anestesiar al rival. “Es agotador tener que marcarlos; cuando uno llega al jugador ya no tiene el balón; lo sueltan rápido y al pie”, comentó el centrocampista criollo.

Hizo un repaso sobre la extraordinaria temporada del Porto, cargada de títulos, y afirmó que únicamente les falta el clásico por la Supercopa de Europa nada menos que ante Barcelona, el 26 de agosto próximo en Mónaco. El campeón español y del viejo continente cosecha tres trofeos frente a uno del Porto.

Guarín elogió la labor del joven técnico André Villa-Boas, quien dentro de un ambiente de respeto y camaradería se integra con el grupo y lo conduce hacia el éxito. La empatía facilita el ejercicio de la autoridad del estratega.

Feliz porque uno de sus tantos (ante el Marítimo) fue escogido por The Guardian de Inglaterra como el gol del año, por encima de “verdaderas joyas” del argentino Lionel Messi y el inglés Wayne Rooney, expresa confianza en lo que viene para el club de los dragones.

El ideal grande antes de que arranque la temporada 2011-12, estará centrado en el partido contra el Barcelona. Cree que Villa-Boas ya debe estar en severo análisis para encontrar una luz en el camino. Desde luego, toca esperar porque faltan dos largos meses para del partido.

Se puede anticipar entre tanto que para la afición colombiana será el gran plato de agosto en el plano internacional. Al fin y al cabo, por la presencia de Guarín, Falcao y James Rodríguez, al Porto lo toma como propio.

Tiros cortos

*El púgil barranquillero William Urina hizo un notable esfuerzo en su pelea ante el invicto argentino Omar Andrés Narváez, pero no pudo evitar la derrota. Las acciones se cumplieron en el legendario Luna Park de Buenos Aires, y ponían en juego el cinturón supermosca OMB. Quizás al joven colombiano le faltó decisión para ir al ataque. O no pudo encontrar el recurso adecuado para romper el blindaje de Narváez, quien se sabe enconchar y busca el cuerpo a cuerpo para sacar ventaja. Por algo acumula 35 victorias y un impresionante registro de 19 defensas, 16 como campeón mosca y tres en calidad de supermosca, al cabo de un total de 21 combates mundialistas. Desde hace rato dejó en el camino la histórica marca argentina del desaparecido Carlos Monzón, quien trazó su huella entre los medianos al sumar catorce. Se trata, claro, de una simple cuestión estadística porque son épocas y exigencias distintas. Ahora, Narváez queda a un paso del semipesado Bernard Hopkins, quien completó 20 y a los 46 años de edad podría elevar la cuota. Una nota curiosa adicional sobre Narváez: los dos títulos de su carrera los obtuvo frente a pegadores de Nicaragua, Adonis Rivas en las 112 libras, y Everth Briceño en las 115.                    

*No demoraron en pedirle “cacao” a Jorge Luís Pinto por la doble jornada de trabajo con el Junior de Barranquilla. Ya se han escuchado algunas inquietudes, casi por debajo de cuerda por razones naturales. Las quejas pueden tener que ver con los efectos de la elevada temperatura de la Arenosa. Nadie debe llamarse a engaño: Pinto es conocido por sus métodos rigurosos y sigue en su ley. El sangileño se encuentra en la etapa de la revisión del plantel para decidir hacia el inmediato futuro. No se sabe cuál será la última palabra sobre el centrocampista Giovanni Hernández, quien confiesa que desea quedarse en Barranquilla porque su familia así lo quiere. Se confirmó, en cambio, que John Viáfara tendrá que buscar otro nido. No se las lleva con Pinto, y afirma que “trabajando diario a 39 grados no voy a rendir” (4). Lo mismo ocurre con el delantero Víctor Cortez y el volante Julián Barahona. En los próximos días habría otros coletazos.

*Ya entrena en canchas de Suiza la selección femenina de fútbol de Colombia. Hace los ajustes finales antes de seguir hacia Alemania, donde el 28 de junio abrirá contra Suecia el campeonato mundial de mayores. El técnico Ricardo Rozo no se fue por las ramas y dijo que el ambiente dentro del plantel es de optimismo y confianza, a pesar de la indiscutible calidad de las rivales que tendrán desde el comienzo de la competencia. Colombia jugará el dos de julio ante el bicampeón, Estados Unidos, y el día seis contra las enigmáticas coreanas del norte. El país espera siga en ebullición la fiesta de los tacones.

*El centrocampista Thiago Alcántara nació en Bari, Italia, el 11 de abril de 1991, del hogar formado por los brasileños Mazinho, volante, campeón mundial 1994, y Valeria Alcántara, voleibolista. Pertenece a las filas del Barcelona, pero tal vez busque aire en otro club porque, obvio, quiere minutos en la cancha. Por diversas razones, entre otras de ascendencia familiar, podía darse el lujo de escoger dónde jugar. Lo pretendían las selecciones de Italia, Brasil y España. Optó por esta última y desde la etapa de Sub17 empezó a destacarse. Hoy actúa con la Sub-21 en el torneo de Europa que se lleva a cabo en Dinamarca. Su mentalidad queda reflejada en esta declaración para Marca: “queremos ganar la Eurocopa y estar en los Juegos Olímpicos”. Nada de medias tintas.

(1) Programa El Radar, de Caracol Tv.            

(2 y3) Diario El Tiempo, 13-06-11.

(4) El Heraldo, 11-06-11