¿Y de las obras qué?
La ciudad ha vivido periodos decadentes y ha estado amenazada desde hace varios años por ejercicios políticos que no han hecho sino apuntarle a su debilitamiento y desintegración. Duele decirlo, pero esa es una verdad imposible de controvertir, como que son tozudos los elementos que soportan las pruebas y por lo tanto imposibles los argumentos para desvirtuarlas. Las formas desgraciadas de administrar en Armenia han tenido una continuidad inexplicable.
La preocupación ahora se fundamenta en lo que puede llegar a pasar en el municipio y como si los problemas y antecedentes fueran pocos en la deprimida, pero en todo caso más importante ciudad de los quindianos.
La alcaldesa Ana María Arango batalló la vinculación de Armenia al proyecto del gobierno Uribe denominado Ciudades Amables. La administración municipal a través del Departamento técnico de Planeación estudió y diseñó los proyectos que sometidos a la consideración de Planeación Nacional, fueron aprobados, consiguiendo la ciudad un cupo entre los cinco municipios del país que se hicieron acreedores a la coparticipación del Estado colombiano en obras de especial alcance para el desarrollo de la movilidad urbana como en efecto le correspondió al municipio de Armenia. ¿Qué va a pasar por lo menos este año con esas obras? ¿Se imaginan la leonera de la politiquería con las garras abiertas y con politiqueros hambrientos de poder para seguir desfalcando y embolsillándose los dineros del Estado?
Colombia es un Estado paquidérmico. Lo único que ha avanzado en el país con celeridad es la corrupción y para regional desgracia, el departamento, Armenia y los demás municipios del Quindío andan a ritmo de babosa. Aquí se le jala más a las cuestiones de poca importancia. No es sino que nos detengamos a recordar de unos años para acá las obras que los gobiernos han prometido. —No ha pasado nada—.
El Quindío se quedó con la pobreza por muchas razones, entre otras, porque se acabaron los acaudalados. Se fugaron de la región los políticos sabios. Los de dura cerviz y valiosa estirpe se murieron. Las gestas memorables, esas en las que la política iba de la mano del civismo para la conquista de nobles causas, pasaron a ser simplemente cosa del pasado. Ya ni siquiera viven en el recuerdo porque la desmemoria se sumó a la ingratitud; el desagradecimiento y el olvido hicieron que se borraran de la historia las honradas tareas que por bien de toda la sociedad llevaron a cabo los mayores —nuestros abuelos—.
“Ciudades amables” como proyecto de importancia y de especial interés público no avanzó en Armenia y la alcaldesa Ana María Arango que adelantó las gestiones para que se pudieran dar las condiciones presupuestales y de financiación de las obras, sale del gobierno forzada por penosas circunstancias sin que haya podido ver ni una sola tarea realizada a cabalidad. ¿Movilidad? Cuál movilidad. Armenia está paralizada, tullida, no puede caminar, está invadida por todos los males.
La alcaldesa le inyectó todo el interés al Mundial de Fútbol Sub 20 Fifa 2011 que finalmente tuvo a la ciudad como subsede gracias a Bernardo Moreno Villegas aunque muy pocos lo sepan en el Quindío y desde luego por la insistencia y perseverancia de su tío Gustavo.
El programa de embellecimiento de la ciudad para el mundial en el que se comprometió la administración, probablemente se detenga o avance a menor velocidad; al fin y al cabo la lentitud es una de las especialidades locales. Los ciudadanos con el periodismo tienen que ser este año veedores sociales, para evitar que la administración sea utilizada por los corruptos para esquilmar recursos oficiales. Las preferencias de estos son precisamente agotar o mermar las fuentes de riqueza. De manera que se va la alcaldesa y ¿de las obras qué?