Alberto Gutiérrez Jaramillo, ingeniero civil y poetaIngeniero civil y poeta
Sus humoradas eran siempre inofensivas e inteligentes, por lo que la gente las celebraba con regocijo y admiración. Cuando Alberto fue alcalde de Armenia, anunció visita al Quindío el embajador de los Estados Unidos. La proverbial hospitalidad de la gente de esa región imponía atender al diplomático de manera exquisita. Se organizó un ágape en el Club Campestre y el orador oferente era, por supuesto, el señor burgomaestre. Éste, con una de sus ocurrencias, le solicitó a un profesor de lenguas modernas de la Universidad del Quindío que le vertiera el discurso que tenía escrito al inglés, en lenguaje macarrónico, para mejor lucimiento.
Tal sistema consiste en escribir las palabras tal como se pronuncian, sin importar que quien las lea no entienda. Así cantaba en español Nat King Cole, sin tener idea del sentido de lo que decía.
Cuando el alcalde Gutiérrez se despachó con su discurso en inglés, para satisfacción del Embajador y sorpresa del resto del auditorio, sus amigos se miraban entre sí, y los vecinos se codeaban, al tiempo que decían: Y este pendejo, ¿a qué horas aprendió inglés?
En otra oportunidad, cumplió 20 años como gerente del Banco Central Hipotecario don Silvio Ramírez, y sus amigos se los celebraron con una fiesta. Cuando todos los invitados habían llegado, alguien dijo que quién iba a pronunciar el discurso. "El Poeta", dijeron varios al unísono. Entonces Alberto Gutiérrez pidió un plazo para prepararse, se retiró a un lugar tranquilo y al rato apareció con una pequeña hoja de papel en la que había escrito un soneto de corte clásico, titulado La Hipoteca, que leyó con la solemnidad que el momento requería:
En su banco don Silvio mantenía / despachando sus cédulas baratas, / cobrando cuotas y prestando platas, / y rajando de todo el que veía. Buscando una hipoteca cierto día / preguntaba en el banco una mulata / cuál era la gestión más inmediata / que la entidad bancaria le exigía. "Pues para hacerle el préstamo pedido, / don Silvio debe hacerle la minuta" / Y ante esta frase de infantil sentido, / dijo la joven que este cuento enruta: / "no me hace la minuta mi marido, / ¿y me la quiere hacer este hijueputa?".
Alberto nunca publicó nada de lo que escribió, que todo tenía la misma guasa, porque consideraba que el suyo era un arte menor. Sus amigos convocamos a quienes tengan algo de su obra para que lo aporten, y recogerlo en una antología, de lo que se ocupará Jaime Lopera Gutiérrez, presidente de la Academia Quindiana de Historia.La Patria.