20 de abril de 2025

Ojo. Los criminales andan sueltos

22 de febrero de 2011

La peor tragedia que puede soportar una sociedad, es la corrupción de la justicia. O su miedo en el momento de aplicar la ley. La desconfianza en ella, abre los caminos de la arbitrariedad y la violencia, facilita sin contención los más impensables desafueros.

La reelección del señor Uribe se logró trasegando nocturnos y azarosos senderos del delito. Una arbitrariedad avasallante sirvió de prólogo a la indebida sumisión de un parlamento sobornado con mendrugos. El simoníaco mercado quedó patentado en embajadas y consulados, en notarías y cargos en la aduana, en contratos y otras menudencias de mínimo valor. ¡Venturosa Colombia dignificada por una Corte Constitucional que taponó para siempre la incontrolada ambición de estos envalentonados presidentes del trópico!

Apestan varias gangrenas judiciales. Sabas Pretelt, entonces Ministro del Interior y ahora indigno embajador en Italia y Diego Palacios, Ministro de Salud, ambos conchudos y además alcahuetes de un ejecutivo sin ética, secuestraron a los modestos parlamentarios Yidis Medina de Barrancabermeja y Teodolindo Avendaño de Caicedonia. La primera, para que cambiara la decisión, ya comprometida con su firma,  de votar en contra la reelección del Virrey. A cambio de esa acrobacia de circo le colocaron, en tiempo micro, a todos sus recomendados en diferentes entidades oficiales de su municipio natal. Por último, como agasajo lambón  y para dejarla trastornada, le prometieron nombrarla en un consulado. La señora Medina ante esa lluvia de puestos públicos y ante ese codiciable cargo diplomático, reversó el convenio pactado en documento público y abochornada por la traición, votó a favor la reelección. En cambio a Teodolindo Avendaño lo arreglaron con una notaría, comprometiéndose a ausentarse en la noche de las brujas en que la Comisión Primera de la Cámara decidiera darle gusto al monarca para su permanencia en el poder. El pobre Teodolindo se inventó un grave traspié de un hijo suyo, para quedar bien  con los habilidosos  ministros. El mercado persa fue tasado en cuatrocientos millones, suma que el funcionario venal escogido con lupa para ese cargo público,  se comprometió de cancelar al legislador valluno.  Doscientos cincuenta millones, con pruebas documentales irrefutables, alcanzó a recibir Avendaño por su amoral conducta. Ambos, Medina y Avendaño, fueron hallados culpables de cohecho y pronto saldrán del presidio por haber purgado la merecida condena.

La opinión, indignada,  se pregunta : ¿Y Pretelt? ¿Y Palacios? Estos dos sujetos son mas perversos que los tontarrones citados, pobres marionetas en manos de astutos delincuentes. Los exministros planearon el crimen, llevaron a los atolondrados suplentes al Palacio Presidencial, éstos quedaron alelados ante el esplendor de la Casa de Nariño, y allí, de piernas abiertas, sin oposición, entregaron  su virginidad legislativa. Pretelt y Palacios, ante la ley penal, tienen una responsabilidad infinitamente mayor en la comisión del delito de cohecho. ¿Por qué estos taimados antisociales siguen libres?

Bernardo Moreno es un personaje respetable. Además, leal.  La señora María del Pilar Hurtado, directora nacional del Das, por sus méritos, llegó a esa posición. Ambos tienen qué ver, según los cargos conocidos, con las ignominiosas “chuzadas”. Ahí terminaron para los dos la brillante carrera como eficaces funcionarios. Ninguno, con certeza judicial, actuó por decisión propia. ¿Por qué tanto pánico para llegar a la fuente?  

Se acaba de destapar, penalmente, la podredumbre de Agro Ingreso Seguro. Unos pocos opíparos ricos de Colombia, delictuosamente, prevalidos de sus influencias, metieron las manos en ese programa para acaparar, en beneficio propio, los dineros que sufragamos los colombianos. La oportuna y sabia actuación de la fiscalía enfocó los delitos en viceministros, asesores jurídicos, y en otros de inferior jerarquía. También en algunos, solo en algunos, aprovechadores de las políticas oficiales en favor del campo.

Preguntamos : ¿por qué la acción de los investigadores se concentra en los mandos medios, como si éstos fueran autónomos para hacerle regarlos a la oligarquía económica del país? Mas arriba, con seguridad, están los verdaderos responsables.  

Estamos frente a la delincuencia de cuello blanco.  Esperamos que los pinguinos culpables vayan también a los panópticos.