25 de abril de 2025

¿Hasta cuándo señores Congresistas?

2 de febrero de 2011

Son dos escándalos que gracias a la prontitud con que actuaron los Organismos de Control lograron develarse y salir a la luz pública, esperamos que quienes resulten involucrados en estos intentos de Peculado, sean sancionados con todo el rigor de la Ley.  
La licitación que acaba de hundirse tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, que pretendía alquilar  doscientos diez vehículos blindados a un costo de ciento cuarenta mil millones de pesos, para los “Honorables Padres de la Patria” es el detonante para sacar a luz pública uno de los peores descaros y abusos que se comenten con frecuencia en el Cenáculo Sagrado de nuestra Democracia.  
Soy de los que cree que los Congresistas con los sueldos estrafalarios que devengan y la serie de prerrogativas de que disfrutan, deberían pagar de su bolsillo todo el servicio de transporte tanto aéreo como terrestre. Eso de sostenerles carros blindados con conductor, libres de combustibles, además de los pasajes aéreos tanto nacionales como internacionales, le sale bastante costoso al erario público, máxime con la cantidad de problemas de orden social que estamos padeciendo, con más de seis millones de compatriotas desplazados por la violencia y últimamente por la ola invernal. Son muchos los niños que están muriendo por desnutrición en diferentes regiones de Colombia, pero que lastimosamente los medios no publican.
Hace algunos meses presentamos por esta misma columna un análisis de lo que cuesta un Congresista, la verdad, que el rubro de los vehículos y el transporte aéreo no lo incluimos. Sin embargo, fueron muchas las manifestaciones recibidas por organizaciones nacionales e internacionales manifestando su repudio de cómo a un Congreso que se ha caracterizada por su mediocridad y holgazanería, sin un balance positivo, se le esté cancelando a cada uno de sus integrantes la friolera suma de veintidós millones de pesos mensuales, sin contar los subsidios de vivienda y salud.
Uno de los principales desangres del Congreso de la República, son precisamente los vehículos. Cada Parlamentario como mínimo dispone de un vehículo, los más expuestos a actos terroristas, de todo un escuadrón de seguridad motorizado. Por lo regular son manejados por conductores adscritos a la UTL del Congresista, con licencia para salir de la ciudad cuando lo considere conveniente y sacar a pasear a su familia los días festivos.  
Estuvo muy bien que la licitación que se pretendía adjudicar a costos altísimos se hubiera suspendido por fallas en los pliegos licitatorios de donde se derivan una serie de inconsistencias. Si los organismos de Control se tomaran la molestia de revisar el rubro vehicular tanto en el  Senado como en la Cámara, estoy absolutamente seguro que se llevarán tremendas sorpresas.
Valdría la pena que este debate que se ha iniciado, se ahondara con mayor profundidad y así nos daremos cuenta de cuántos vehículos se han perdido en manos de los Congresistas que una vez dejan el cargo, emprenden las de Villadiego y no los devuelven o cuando lo hacen es en condiciones tan deprimentes que prácticamente no vale la pena recibirlos. Aboguemos para que a los señores Parlamentarios se les remunere, desde luego con un salario acorde a las circunstancias, pero también ajustado a la realidad en que está viviendo el País en los actuales momentos, porque lo que se nos viene encima con el cambio climático son negros nubarrones que ensombrecerán aún más nuestra economía y el futuro de nuestra Patria.