Fallos de los jueces
Por eso se han diseñado carreras judiciales, dentro de la precariedad del sistema oral, aún en maduración, como en el caso colombiano, donde faltan ajustes después de cinco años de su implementación.
Especialmente se necesitan apoyos técnicos y tecnológicos para las etapas de investigación por parte de la fiscalía y sus grupos de apoyo como la policía judicial.
La fiscal general Viviane Morales Hoyos, se ha referido de manera rotunda a la crisis administrativa de un ente de 25 mil funcionarios donde existe un teléfono roto.
No hay coordinación entre las fiscalías seccionales y el ente central, según la afirmación de la fiscal. Parece que todos actuaran de manera independiente y con criterios diferentes, subraya.
En el tema pertinente a los jueces, que a la postre son los que tienen la responsabilidad de acatar o desechar las imputaciones de los fiscales todavía subsiste y, en especial en regiones como la nuestra, una socorrida manía de darle interpretaciones a los fallos de acuerdo a sus intereses particulares.
Medios de comunicación interesados y opinadores con evidentes sesgos discuten o aplauden las decisiones, de acuerdo a su particular visión.
Se nota una presión infamante contra algunos procesos que vigilan con escarnio y lupa porque los odios viscerales se notan sin necesidad de auscultar el fenómeno. Entretanto, generan toda suerte de suspicacias en torno a la majestad de un juez que en estricto derecho se pronuncia sobre un caso particular.
Recientemente el juez especializado William López, reconocido por su probidad y excelente ejercicio de su trabajo, encargado de los más urticantes procesos del Quindío y desplazado desde Bogotá para lo pertinente, hizo un pronunciamiento en torno a que no aceptó los cargos de concierto para delinquir y homicidio agravado en servidor público en el sonado proceso por el asesinato de Rommel Hurtado.
De inmediato algunos de los más caracterizados ‘pensadores y eruditos penalistas’ se fueron lanza en ristre en contra del juez. No faltaron calificativos desobligantes ante la majestad de su decisión y soltaron las fauces sin misericordia, asegurando que existían oscuros intereses para que el crimen quedara en impunidad.
Investigando sobre la trayectoria del juez López todo a punta que es tan sobrio que no lee periódicos ni escucha emisoras, para evitar contaminar sus decisiones. Eso está bien y denota su talante. El representante de la justicia se ajusta a derecho y no a los intereses particulares por más importantes que sean los detractores de sus decisiones.
Hay que dejar que la justicia actúe y no mostrar el cobre ante las decisiones que no nos gustan o no se ajustan nuestros particulares intereses.
El juez es eso, y basta de irrespetos.
Por su parte, la fiscalía dentro del estado procedimental y sus competencias ha presentado la apelación a la decisión de López. Perfecto que siga la audiencia y que se falle en derecho. A eso estamos obligados todos los colombianos.
Vale recordar que de acuerdo al litigio en el caso en comento no se ha podido demostrar que el señor Hurtado fuera funcionario público al momento de su muerte ni que tampoco los asesinos tuvieran una empresa con las características que exige el concierto para delinquir.
Pero insistimos, que fallen los jueces y que todos acatemos.
Armenia, febrero 2 de 2011