14 de diciembre de 2024

¿Qué está pasando con los niños?

12 de enero de 2011

Los casos de homicidios por balas perdidas y lecciones personales con pólvora entre otras inequidades, ocurridos en las festividades de fin de año contra adolescentes de todas las edades, debe ser causa de profunda reflexión por parte de las autoridades y la sociedad en general. Mientras este flagelo coyuntural no se resuelva con un diagnóstico social adecuado, la comunidad internacional continuará señalándonos como un País paria y salvaje, donde la vida de los niños vive en constante riesgo.
Las autoridades deben investigar con todo rigor cuales son los móviles de los tiros al blanco que finalmente impactan el cuerpo de inocentes criaturas; si son acciones mal intencionadas o simples fantochadas de individuos ebrios e irresponsables que no saben portar un arma de fuego y finalmente se convierten en homicidas culposos; en uno u otro caso deben recibir todo el peso de la Ley.  
 Los niños y adolescentes, son inocentes e indefensas criaturas que no tienen la culpa de su existencia, pero, últimamente se han convertido en el vehículo principal donde se desfogan todas nuestras frustraciones amorosas y situaciones críticas  de orden social, económico y político. Los actos de barbarie que se cometen a diario contra los niños desde que se encuentran en el vientre de la madre, hasta los 18 años de edad, no tiene límites. Lo más grave es que ninguno de los estratos de nuestra sociedad se salva de tener altos índices de violencia infantil. Ni tampoco los hogares donde se dice que existe un alto grado de cultura y formación académica. Según datos estadísticos todo está tan parejo que por donde se mire existe la crueldad con graves connotaciones para el futuro de nuestra sociedad.
La pregunta que nos debemos hacer y responder todos los mayores: educadores, padres de familia y autoridades en general es: ¿qué nos está pasando con los niños? Para dar una respuesta concreta a esta pregunta, no debemos acudir mas al protagonismo de los politiqueros que en tiempos de campaña hacen alardes irresponsables y dan soluciones mediocres sin haber evaluado lo que realmente sucede.  
Considero que para conseguir una respuesta concreta, nos debemos autoevaluar nosotros mismos, revisando con mucho cuidado y conciencia si realmente nuestros hogares se encuentran soportados sobre los cimientos de principios y valores. Todo tiende a indicar que la carencia de estos dos factores fundamentales  es lo que está generando tan grave crisis social en nuestro País. El Ministerio de Educación, está llamado a liderar estos programas.  
Desde la óptica de Comunidad y Desarrollo, me permito enumerar quince casos principales de barbarie contra nuestros niños. Las causas de cada una de ellas son deducibles de conformidad con nuestros propios enunciados y comportamientos:
1º- Niños masacrados en el vientre de la madre: por inconveniencia social o económica     
2º- Niños indeseados y repudiados por sus propios padres.
3º- Niños producto de violación, a que fue sometida la madre  
4º- Niños producto de aventuras amorosas: hijos de burdeles y centros de prostitución.
5º- Niños con problemas, producto del divorcio exprés, separación de sus progenitores.
6º- Niños abandonados u expósitos: recién nacidos, dentro de los primeros meses u años.
7º- Niños maltratados, por sus padres, hermanos, demás familiares y centros de formación
8º- Niños explotados laboralmente. Casi que podríamos compararlos con la esclavitud
9º- Niños abusados y explotados sexualmente, con fines personales, económicos y comerciales  
10º- Niños reclutados por los grupos que operan al margen de la Ley
11º- Niños hijos de la guerra: se levantan para el sicariato y sirven de mulas al narcotráfico.
12º Niños desplazados: pertenecen a las galladas de la calle, a la informalidad de los semáforos
13º- Niños hijos de la violencia: paridos por guerrilleras en medio de las balas y del conflicto.
14º Niños víctimas de las balas perdidas: disparadas por fantoches convertidos en asesinos
15º Niños, hijos de padres delincuentes: formados para delincuentes con el consentimiento y patrocinio de sus progenitores.
Es importante que reflexionemos, si nuestro actuar cotidiano frente a los niños encaja dentro de una de estas conductas aquí señaladas, para que las corrijamos de inmediato. Si no somos capaces por nuestros propios medios acudamos a un sicólogo experto en  tratamiento y manejo de menores para que nos oriente.

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