El alcalde dice estar «tranquilo»
Veámos de qué se trata.
El actual alcalde, siendo secretario de gobierno en la administración del doctor Fajardo, ocupó por lo menos dos veces el cargo de alcalde encargado de Medellín en el año 2006, la última vez entre el 11 y el 16 de abril, de donde por virtud de los artículos 37, 38 y 38 de la Ley 617 de 2000, su incompatibilidad, devenida también en inhabilidad, se extendía hasta el 16 de abril de 2008 para inscribir una candidatura suya a la alcaldía de Medellín, inscripción que debió ocurrir en agosto o septiembre de 2006.
Más claro no podría cantar un gallo. El licenciado Salazar solamente podía inscribir sin tacha la candidatura a partir del 17 de abril de 2008.
Ahora bien, el candidato al inscribirse estaba asegurando, bajo la gravedad del juramento, no estar incurso en causales de incompatibilidad e inhabilidad para optar por la elección y posterior ejercicio del empleo y por esto es que también debe responder disciplinariamente, como ya sucedió con otros alcaldes en el reciente pasado: Yumbo, Pradera y Jamundí que fueron destituidos por idénticas infracciones.
El caso es que en solitario y por mi propia cuenta, al solicitar la investigación disciplinaria propendo por la defensa del imperio de la constitución y de las leyes y de la sana costumbre de observarlas, exclusivamente, porque si de otra cosa se tratara, la acción sería otra bien diferente, como la revocación del mandato para la que no vería motivo, porque el alcalde Salazar ha venido cumpliendo con el programa de gobierno.
El tema es únicamente jurídico y a ese plano circunscribo mi actuación y el análisis, pero veo que mi ocasional contradictor, el secretario doctor Arboleda, le está dando al asunto un tinte extrañamente político. Que yo sepa y debo saberlo, no soy jefe político y sí un abogado dedicado a la academia, sin afanes electorales y en lo posible no voy a contestar andanadas, vengan de dónde vinieren.
Pero bueno, a eso se está expuesto y debo recordar, para cualquier efecto, que no he olvidado mis mocedades turbulentas.
Tiro al aire: por ahí dicen que la tranquilidad viene de no deberle nada a nadie.