9 de diciembre de 2024

Desde el Quindío

4 de enero de 2011
4 de enero de 2011

Para qué diablos la denominada meritocracia si esto no pasa de ser una entelequia que ningún gobierno cumple así se rasguen vestiduras y pregonen a los cuatro vientos que siempre se escogerá a los mejores.

Fabiola Echeverry había cumplido una excelente labor en la dirección del ICBF pero dadas las apetencias burocráticas de los nuevos dómines de la politiquería regional  la sacaron por la puerta de atrás

La doctora Fabiola se había ganado ese puesto en franca lid a  través de un concurso de méritos el cual  ha sido dejado por el piso para confirmar que aquí se hace  lo que se le venga en gana a los detentadores del poder.

Lo mejor es que sean sinceros y digan la verdad de que la meritocracia no existe y que esto no pasa de ser un carameleo estúpido para engañar ingenuos.

Pero qué sinceridad pueden tener los politiqueros de este pobre país.

Cambio de rumbo 

El gobierno de Julio César López tendrá que redefinir su rumbo para este último año de gestión dado que el gobierno nacional como todos sabemos ha cambiado las prioridades.

Si el Quindío nunca ha estado en la agenda regular de los gobiernos nacionales no pasa de ser una ingenuidad pensar que ahora a escasos meses de concluir esta gestión les vayan a parar bolas cuando la mira y orientación está hacia el norte.

El gobierno seccional no tiene recursos para nada, como lo ha admitido el propio gobernador, ese entronque administrativo que vale millones de pesos mensuales y que solo sirve de intermediario para pagar las transferencias no tiene por el momento ninguna expectativa.

Ahora habrá que esperar que revienten algunas demandas que seguramente por la destitución de varios funcionarios con la denominada reestructuración y las tales primas ilegales le costará al fisco la no despreciable sumita de tres mil millones de pesos, según cálculos conservadores de los entendidos en la materia.

Debemos despedirnos de algo importante para la región y más ahora cuando la poca obra pública que se debía asumir en breve ha sido declarada desierta y las maniobras para enderezar el entuerto parecen que complican aún más la situación.

Cada día de demora en comenzar una obra el sobrecosto es natural.

Estamos en la olla.