Bogotá… un caos
Todo comenzó con la variante que se le hizo a la medida de “pico y placa” que de cumplirse por algunas horas, pasó a ser de un día completo. Con la medida inicial los habitantes de la ciudad programaron sus horas de trabajo de acuerdo con la norma, que al ser extendida disparó la compra de vehículos automotores con número de placas diferente, para suplir la falta de un medio de transporte personal.
En otras palabras me atrevería a pensar que el número de vehículos que existe en la capital se duplicó generando un caos vehícular diario que resulta absolutamente insoportable.
A la gran congestión, que no he visto en ninguna ciudad del mundo, se suma la contratación de obras de construcción y refacción en las principales vías, que por acción de las lluvias han quedado semiparalizadas en algunos sectores.
Pero como la norma de restricción vehícular aplica de Lunes a Viernes solamente, los días Sábado se convirtieron en un real “dolor de cabeza”, para quienes deben salir de su casa para cumplir con citas profesionales, médicas, odontológicas o de cualquier índole.
Este día salen todos los carros a las calles para ocupar una malla vial incapaz de soportar un automotor más.
Pese a esta situación los ciudadanos del común colman almacenes y concesionarios de venta de autos para proveerse de un vehículo, preferiblemente de baja gama y de un costo reducido, para suplir su propia necesidad de movilización, porque los medios de transporte masivo tales como Trasmilenio y empresas particulares de buses colapsaron.
La demanda resultó mayor de la planeada y hoy enfrentamos una ciudad semi-paralizada a cualquier hora del día.
No cabe la menor duda que todo lo que está aconteciendo es producto de la improvisación en el manejo del la malla vial de Bogotá. La contratación simultánea de obras (más de 100), la ampliación de las normas restrictivas de circulación y el afán por mostrar un sistema “METRO” (bandera de campaña del actual mandatario Samuel Moreno), tiene a la capital colombiana al borde del caos.
Vista la situación tan grave, se requiere de la adopción de medidas que saquen a esta ciudad de la encrucijada en que se encuentra, sin apelar al facilismo de seguir modificando la restricción vehicular de acuerdo con el número de la matrícula del automotor.
Actualmente se pagan los impuestos de movilización y tenencia de un vehículo por 365 días de un año, mientras que el gobierno de Bogotá le imposibilita su uso por unos 100 dias en cada vigencia ya que el auto debe estar guardado al menos dos dias por semana y cada año consta de 52 semanas.
Agregar un número más a la norma de restricción, equivaldría a permitir el uso únicamente del 50 por ciento de los vehículos en la ciudad. Si así fuera, rebajarían los impuestos de semaforización, rodamiento y tenencia de un auto?