Álvaro Chévere Galvis T.
Allí conocí a Álvaro Galvis Tarquino (foto), un estudiante de la Universidad Nacional, con afanes musicales, dueño de una personalidad a prueba de cualquier prejuicio o complejo. Sin ningún problema abordaba a un alto ejecutivo, político, prelado o bella dama, según fueran sus necesidades.
Mi primer encuentro con Álvaro, estuvo matizado, por el acoso de una hippie, quien le imploraba que no la abandonara. El “Romeo”, en ese momento estaba interesado en conocerme por mis nexos con los grupos pioneros, “Speakers”, “Ampex” y “Time Machine” y sus primeros ídolos, Oscar Lasprilla, Yamel Uribe, Edgard Dueñas y Guillermo Acevedo. Mientras Galvis, ponía a su la hippy “Julieta”, en franca huida cinturón en mano, yo descubría en él a uno de mis mejores amigos y uno de los tres mejores percusionistas nacionales.
Por una agradable sorpresa de la vida, llegó a la música, el baterista de “Gran Sociedad del Estado”, Jorge “el Mosco” lo invitó a que lo remplazara en uno de los conciertos que organizaba, Luis Valencia (sobrino del presidente Guillermo León). Al lado de Carlos Osorio, “el abuelo” bajista-César Nieto, guitarra, Arcecio Murillo cantante, Álvaro dio sus primeros compases en la batería, los que le valieron el reconocimiento de la segunda y tercera generación de los pioneros del Rock nacional.
La llegada a “Terrón de Ensueños” le dio proyección, en esta banda, trabajó al lado de músicos mucho más estructurados, Lisandro Zapata, guitarra voz – Cesar Almonacid, guitarra – Fabio Gómez, bajo voz- Álvaro Galvis, batería.
Zapata y Almonacid, fueron músicos de conservatorio, interpretaban varios instrumentos además de ser buenos lectores. Álvaro Galvis fue el músico de su generación que mayor número de agrupaciones conformó como “La Planta”, Augusto Martello, bajo-Fernando Reyes, qepd – guitarra líder- Miguel Durier qepd, voz guitarra rítmica- Álvaro Galvis, batería.- Carlos Álvarez, percusionista. “Fuente de Soda” con Augusto Martello- Fernando Reyes-Cristian Gómez, voz solista. También formó parte de “Carne Dura'', agrupación liderada, por Manuel Quinto, pionero de la cultura hippy, con su periódico Olvídate.
“Grifo”, banda en la se amalgamaron la primera y tercera generación, Miguel Suarez, bajo- Ferdy Fernández, guitarra, Álvaro Galvis batería. “Malanga”, la gran banda del Rock nacional de los setenta, fue el grupo que se identificó con las necesidades rítmicas de su generación, gracias a la creatividad y talento de los integrantes de este cuarteto, Augusto Martello, bajo- Jesús “Chucho” Merchán, guitarra líder- Alexis Restrepo, guitarra – Álvaro Galvis T, batería. Como Manager, de esta banda puedo dar testimonio de lo que significó, esta banda, por su personalidad y obra para los que habitamos este lapso el séptimo decenio del siglo XX. Sencillamente fue la más grande, la más original, la más amada, hoy la de mayor recordación.
Álvaro Galvis, además de ser excelente músico, era quien ponía la nota amable del cuarteto, quien sabía traer la calma en momentos difíciles. Como relacionista era y continúa siendo un mago, su encanto personal no tiene fronteras. Recuerdo un día en Cartagena, ataviado con su pinta de hippy y su cascada de pelo, le pidió a Cristian Gómez, que lo relacionara con una bella niña, miembro de una de las familias de mayor linaje y abolengo de la heroica, los Lemaitre. La respuesta de Cristian a la solicitud del percusionista fue clara: “Alvarito usted esta loco” !!!
Loco o no, la niña terminó loca por el hippy Romeo, lo que sorprendió a Gómez, quien no podía dar crédito a la realidad y osadía de Galvis. Su paso por “Malanga “lo hizo tomar conciencia de la importancia de la música en su existencia, además de haberle dado identidad a su escuela, la latina, en la que se fusionaron diferentes corrientes rítmicas, el folclore caribeño, el sonido de Santana y el rock clásico. Cuando terminó su ciclo con “Malanga”, trabajó con “La Banda del Marciano” y la que acompañó a Ana y Jaime en sus tours artísticos de comienzos de los setenta, también estuvo presente en el concierto de Melgar, una de las locuras de Armando “el chupo” Plata C, secundado, por Julio Sánchez Cristo.
Cuando Jaime Rodríguez, qepd, me solicitó un baterista para “Columna de Fuego”, no dude en recomendar, a Álvaro Galvis T, quien al despedirse de su madre, Doña Margarita, le recomendó, “hijo donde vayas, haz lo que vieres'', sentencia que fue definitiva para el percusionista, que iba en busca de un futuro, pletórico en ilusiones, dejando en la tierrita las penas de un desamor, noches de pasión, rumba y el corazón anhelante de una hada de las mil y una noches.
Para Álvaro “Columna de Fuego”, era una banda con un sonido latino interesante. En alguna oportunidad habían alternado con “Malanga”, en un concierto en el teatro Faenza. Cuando llegó a España se encontró con la realidad de la agrupación que había viajado a Europa y a los países del bloque socialista a comienzos de los setenta, como grupo acompañante de Leonor González Mina, “La Negra Grande”. “Columna de Fuego” no tenía mucho trabajo, por lo que comenzaron a escasear las pesetas, lo que obligó a Roberto Fioreli a viajar a Italia. Dentro del grupo, había afanes de liderazgo, el que se disputaban, Jaime Rodríguez y Daniel Basanta.
Álvaro consciente de que su futuro no estaba con “La Columna de Fuego”, buscó otras alternativas. “Kafru” fue el grupo con el que comenzó a conquistar su etapa musical en España, hasta llegar a “Dolores”, banda en la que se fusionaba el Jazz con los diferentes matices del flamenco. La experiencia de Galvis al lado de músicos gitanos fue muy importante para proyectarse como percusionista integral. Su amistad con Camarón de la Isla, lo comprometió mucho más con el sonido Flamenco. Con “Dolores” trabajó como percusionista de Paco de Lucía, con él grabó el álbum , “La danza del fuego”. Como músico de estudio grabó para Rosario Flores – Lorenzo Santamaría- Coz- Red de San Luis- Miguel Ríos -Pedro Ruy Blas- entre otros.
Cuando cumplió su ciclo en España se radicó en Alemania, con su alma gemela, Petra, la más colombiana de las germanas, ella es un ser maravilloso, no solo por su devoción por Colombia, sino también por su sensibilidad artística e identidad con su esposo a quien apoya en su vocación musical. Fue ella quien lo animó para que comenzara de nuevo en una cultura que le era ajena, por su idioma e idiosincrasia. En Alemania Álvaro, ha trabajado, con “Sabana Talk”- “Frutos Tropicales” – “Cono Sur” y “Verde Oliva”. Con estas bandas ah actuado en Europa y Asia.
Las anécdotas de Álvaro son muchas. En alguna oportunidad estaba yo en Caracol, escuchado al padrino Piedrahita Pacheco, en el cubrimiento que él estaba haciendo de la vuelta que ganó Lucho Herrera. Para mi sorpresa, Álvaro entró a terciar en los diálogos del narrador y comentarista, apropiándose de la transmisión, sin que fuera interrumpido. En otra oportunidad, como miembro de la banda de George Dan, quien en su coreografía tenía a unas bellas bailarinas, “las mariposas”, Galvis sin ningún problema y ante la sorpresa de George Dan, salió a bailar al mejor estilo de Cantinflas con las mariposas, lo que causó la hilaridad del público. En casa del “Bebe” Martelo, (padre de Augusto) donde se daban cita importantes políticos y empresarios de comienzos de los setenta, Galvis no tenía problema en entrar a discutir la problemática nacional con los dirigentes, los que hacían un paréntesis en sus tertulias para disfrutar de las originales ocurrencias del percusionista.
Talento, vocación y personalidad, el gran acierto de este excelente músico, quien es una personalidad de la música en España y Colombia.
Edard H Hozzman