Guillermo Acevedo el mejor baterista colombiano.
De izquierda a derecha, Carlos Martinez- Arturo Astudillo- Miguel Durier – Guillermo Acevedo
Los Ampex eran: Yamel Uribe, el mejor bajista de los años sesenta, músico amado por el público femenino. La otra estrella era Óscar Lasprilla, guitarrista, que a partir de esa noche se convertiría en la máxima figura del sonido de los sesenta.
El mano a mano de los dos guitarristas líderes, prácticamente pasó a un segundo plano. El show se lo robó el nuevo baterista de Los Flippers, Guillermo Acevedo, quien tenía la responsabilidad de cubrir la plaza dejada por Edgard Dueñas, el más grande y mejor baterista de la primera generación del Rock and Roll nacional. Atrás del escenario giratorio de la discoteca, se hacían Los Flippers, en la primera mitad en los 180 grados de frente al público, actuaban Los Ampex. Cuando comenzó a girar, gracias a la fuerza de "Paco Peco" discjockey, y un voluntario — que fui yo– iban apareciendo en los otros 180 grados Los Flippers, teniendo como tema de presentación, 'Memphis Tennesse', el mismo con el que Los Ampex cerraban su set.
El sonido de Los Flippers era brillante y compacto, gracias a sus equipos VOX, los mismos que utilizaban Los Beatles para sus presentaciones, mas no para sus grabaciones, pues esas sesiones las hacían con amplificadores Fender.
Para mi sorpresa el baterista, con su cara de niño bueno, corte de pelo tradicional, su uniforme a cuadros rojos y negros le daba un aspecto más ingenuo e inocente; en otras palabras era el modelo perfecto que toda madre hubiera querido para novio de su hija. Era la antípoda de Edgard Dueñas, un rebelde con causa y sin causa.
Guillermo Acevedo, sin ningún complejo al frente de la batería más grande que yo había escuchado y visto: dos bombos, dos tom-tones de aire, dos de pie, un charles, redoblante y dos grandes platillos Zildjian. El novel percusionista, bombeaba, marcaba como un reloj los compases y tiempos con mucho gusto y sabor en sus medidos redobles, paseándose por todo el set de tambores, además de hacer uno que otro malabar con las baquetas, para cerrar el set, interpretó, "And I love her". Afinado y con un excelente color de voz, dejó a un lado la batería para acompañarse con la clave. Oscar, Yamel y yo quedamos gratamente sorprendidos de la autonomía en la batería, personalidad y musicalidad deAcevedo.
Guillermo Acevedo 2010
Esa noche nacía el percusionista Colombiano de mayor proyección internacional: Guillermo Acevedo, quien llegó a este instrumento viendo en el noticiero de cine, 'El mundo al instante', a quien se convirtiera en su héroe, Gene Krupa, el músico que le dio estatus y visibilidad al baterista. Eso ver fue definitivo para Guillermo, quien 25 años más tarde le comentaba a Tito Puente esa experiencia, encontrándose con otro devoto discípulo de Krupa. Al respecto, el maestro Puente recordaba que los primeros compases de "Sing, sing, sing" (tema grabado por Krupa con la orquesta de Benny Goodman) fueron los que despertaron su devoción por la batería.
Don Manuel Acevedo, padre de Guillermo, un cachaco republicano, con ideas vanguardistas, apoyó a su hijo en sus afanes musicales, primero como intérprete del acordeón y cuando descubrió a Krupa como baterista. En los clasificados de El Tiempo, encontraron una batería, la que en su momento fue su fantasía hecha realidad. Hoy Guillermo recuerda su primer instrumento como retazos de tambores que en sus mejores días marcaron los compases de una banda de guerra. Con su criolla batería, comenzó a ensayar en solitario en la sala de su casa, en la carrera 16 con calle 63. Los domingos muy puntual estaba en El pasaje Libertador, escuchando a Los Speakers y a su héroe del momento, Edgard Dueñas. La falta de liquidez y la edad le impedían entrar a La Gioconda, sin embargo, tomaba atenta nota de redobles, tiempos y compases, los que luego practicaba.
Guillermo con su primera bateria 1964
A los seis meses conformó su primera agrupación, con los Hermanos Enrique y Fernando Noriega "Los Lasers", con los que logró su primer éxito artístico: lleno total en el concierto matinal, en el Teatro Comedia, segundo templo del Rock nacional. La única agrupación que llenaba este teatro eran Los Speakers. Guillermo en su afán filantrópico, se comprometió con Los Hermanos Maristas de su colegio, El Instituto del Carmen, para colaborarles en el mes de las misiones. Acevedo y su gran amigo, Julio Arciniegas se dieron a la tarea de visitar todos los colegios femeninos, comenzando por el de la vuelta de su casa: El Chiquinquirá, luego el Nuevo Granada, el Santa Clara y muchos mas. La respuesta, fue un lleno total y unos buenos pesos para las arcas de Los Maristas.
Carlos Martínez, bajista de Los Flippers lo descubrió gracias a una alumna del Chiquinquirá, plantel en el que el novel baterista y vecino, conquistó su primer público. Carlos, junto con Arturo Astudillo, lo visitaron en su casa. Guillermo recuerda este primer encuentro. "Cuando abrí la puerta me encontré conLos Flippers, no lo podía creer; mi sorpresa fue aún mayor cuando Carlos me pidió que ingresara a la agrupación. No acepté, hasta que mi padre, me dijo al oído: no sea pendejo, acepte". Arturo me puso a escuchar a Los Venturas", escuela que dio identidad a Los Flippers, agrupación con la que Acevedo trabajó tres años, lapso de logros, presentaciones, giras, TV y grabaciones, adquirió madurez y proyección musical. Para Guillermo esta fue la época Dorada de Los Flippers.
Gracias al Jazz y a la música Brasileña, Guillermo entró en contacto con Yamel, hoy recuerdo: en aquellos años, nos reuníamos en las casas de Yamel, Guillermo y en la mía a escuchar a Stan Getz, Joao Gilberto, Dave Brubeck, Oscar Peterson, Charles Lloyd, Thelonius Monk y Francis Lay. Para nosotros era genial su obra en la banda sonora de la película 'Un Hombre y una Mujer'.
Mis nexos con Ramiro Lozano q.e.p.d. (excelente saxofonista, pionero del Rock nacional), lograron que Yamel y Guillermo lo aceptaran en nuestra cofradía. Por aquella época, en 1969, Guillermo había terminado su ciclo con Los Flippers; su afán ahora era entrar en contacto con músicos versátiles y estructurados. Yamel, Guillermo y Ramiro, se conformo un trío de Jazz muy chévere, el que fue reforzado con dos chelos; el sonido y la calidad musical era sorprendentes. Desafortunadamente, Ramiro fue contratado por Los Black Stars, con lo que se frustró un excelente proyecto. Guillermo a nuestro lado se comprometió más con su vocación musical, por lo que no dudó en formar junto con Yamel Uribe (bajo), Brando Ortiz (guitarra), y Rodrigo Garcia (guitarra lider) "La Cuarta Dimensión". Este cuarteto interpretaba música internacional, Jazz, Bossa Nova y Antillana. Eran profesionales ciento por ciento y su propósito fue el viajar a Europa.
El cuarteto viajó a España el 16 de junio 1969. Después de hacer algunas Galas en Madrid, cada uno buscó una nueva oportunidad por su cuenta. Rodrigo y Guillermo formaron con dos españoles "Ceda el Paso". Brando y Yamel, trabajaron por su lado. Cuando Rodrigo fue reclutado al servicio militar, Guillermo se reunió con Yamel para conformar "El primer Wagon" con el que viajaron a la isla de Mallorca, donde gozaron la vida y las turistas, además de interpretar la música que les gustaba, Jimi Hendrix, Led Zeppelin, Cream, Blood, Sweat & Tears, Jethro Tull y mucho Blues de John Mayall, Albert King y Muddy Waters entre otros grandes músicos vanguardistas.
'El Arenal', sección de Mallorca era propicio para vivir la existencia sin mayores preocupaciones. Guillermo que hasta entonces había sido un músico conservador, comenzó a lucir un vistoso Afro el que era acorde a su atuendo hippie.
Cuando regresaron a Madrid, se encontraron con Álvaro Serrano, ex-trompetista, de los 'Be-Bops' (agrupación colombiana en la que estuvo Jimmy Salcedo) y Ex-Bravos, con los que grabó el primer #1 en listas Americanas de un artista hispano, "Black is Black".
Álvaro se había integrado al segundo gran grupo pionero del Rock Español, 'Los Pekenikes' (el primero fueron, "Los Brincos"). Serrano ahora buscaba darle un sonido diferente a sus creaciones. Cuando grabó"Tren transoceánico a Bucaramanga", se dio cuenta que el bajista y baterista no daban la talla para lo que él tenía en mente, preocupación que le transmitió al director artístico y productor de Hispavox, Rafael Trabucchelli, quien le dio vía libre para rehacer Los Pekenikes.
Llegaron, Juan Jiménez, flauta- Yamel Uribe, guitarra bajo y Guillermo Acevedo batería-. Mas tarde Rodrigo García B fue invitado en la guitarra, al salir del servicio militar. Yamel y Guillermo dejaron a un lado su atuendo informal, su corte de pelo volvió a ser formal, comenzaron a aparecer en revistas y periódicos de la gente 'in' y de moda en España. Además comenzaron a trabajar como músicos de estudio, grabaron para todos los grandes, Formula V- Karina- Los Iberos – Los Ángeles- Juan Pardo y Juan Carlos Calderon, entre muchos más.
Los estudios de Hispavox, estaban las 24 horas a la disposición de Los Pekenikes, para sus sesiones de composicion, ensayo y grabaciones. En el apartamento de Yamel y Guillermo se reunían con Oscar Lasprilla (integrante de Los Brincos). Las 'Jam Sessions', de este trío son inolvidables, tengo testimonios grabados de estas sesiones, a las que concurrían artistas que se interesaban por el sonido vanguardista de los colombianos, una de las asiduas a estas tertulias, era Ana Belén, quien aprendió a comprender y amar la música Brasileña gracias a su amistad con Guillermo.
Guillermo Acevedo, el héroe de su historia, el mejor baterista colombiano, al lado de Yamel, Oscar Lasprilla, Rodrigo García, Harold, íconos del génesis del rock nacional. Hoy como docente en la Universidad de Nueva York, Drummers Collective y músico activo en la Gran Manzana, se codea con la crema y nata de los grandes músicos de la cuenca Antillana como Larry Harlow y Rubén Blades, entre otros. Guillermo, excelente músico, mejor amigo, han pasado más de cuarenta años desde nuestra presentación, continuamos siendo los mismos cofrades, involucrados con los mismos temas y la lealtad a nuestros primeros afanes en la música. En mi tintero queda su regreso a este lado del Atlántico, el que les enviaré en una segunda entrega.