Jairo Aníbal Niño hinoptizó la audiencia en Manizales
Oportuno tu artículo sobre Jairo Aníbal Niño.Y sentido . Y justo y acertado. Quienes conocimos a Niño,nos deslumbrábamos con su conversación pletórica de imágenes poéticas, de frescura, de imaginación desbordada. En los últimos años vivió fuera de Bogotá, desde que vendió su apartamento situado en la carrera tercera, encima de las esculturas sin rostro de un artista cubano,cuyo nombre se me escapa. Y no lo volvimos a ver. De eso hace más de cinco años. Pero recuerdo como si fuera hoy, la conferencia que dictó en la sala de Los Fundadores, en el marco de un encuentro de profesores que buscaban como estimular la lectura en los niños, organizado por Amparo Inés Cardona Gutiérrez. Aquello fué apoteósico. Durante cuatro cortas horas, hipnotizó a la audiencia con su verbo.Y vino la ovación. De pies, quinientos maestros,lo aplaudieron durante más de diez minutos. Niño, quien era un ser tímido y que solo se agigantaba cuando esgrimía la palabra como mágica espada, sollozaba sin soltar una lágrima. Me confesó que no era fácil para el llanto, pero que ese día estuvo al borde de explotar.De Manizales tenía los mejores recuerdos, pues algunas de sus obras de teatro recibieron plena aceptación en los festivales escénicos.Tal vez, si la memoria no me falla,en El Baile de los Arzobispos, de su autoría, vimos el primer desnudo masculino, sobre el púdico escenario manizaleño. Hace unos cuarenta años. Niño, era más conocido en el exterior que en Colombia. Sus obras están traducidas a varios idiomas. Y su Alegría de Querer, que enmarcó y enmarca los primeros amores escolares, servirá siempre de vademecum para encontrar la fórmula precisa y efectiva para llegar al primer beso y a los primeros abrazos. Romántico como el que más , incurría en exageraciones como la de sostener que Adoro, el bolero de Armando Manzanero, era superior a la Novena Sinfonía de Beethoven, o que por lo menos, lo del mejicano había hecho más estragos en los amorosos corazones de los jóvenes, que las notas del Luminoso Sordo. Y hasta razón tendría. Los poetas por lo general siempre tienen la razón. Y Jairo Aníbal Niño, fué poeta. Y poeta para los niños, que es lo que le garantizará su perennidad. Un Abrazo.
Augusto León Restrepo Ramírez