Antonio Ibáñez
Proveniente de Puerto Salgar, con breve escala en Medellín, en su juventud buscó sin éxito una vinculación estable en elelenco de actores de la estación matriz de Radio Cadena Nacional. Y, a mediados de la década del 70, comenzó afrecuentar a sus amigos en Caracol Radio, en el céntrico edificio 8-48 de la Avenida 19 de Bogotá.
Allí una noche antes del espectáculo del radioteatro, a las siete y media me lo presentó Jaime Ortiz Alvear quien formaba parte del Combo Deportivo de Caracol, después de alcanzar fama como comentarista en Todelar.
“Este es el hombre que le digo. Se llama Antonio Rodríguez pero se hace llamar Antonio Ibáñez y hablacomo si fuera español”, dijo Ortiz y añadió. Y creo que usa peluca”.
Ibáñez sonrió y dijo con voz potente: Éste Ortiz todo lo inventa. No es serio. Sí, me gusta llamarme Antonio Ibáñezpero no hablo con acento español porque no soy español ni tengo peluca”.
Testigo silencioso de ese momento, de esa noche importante para Ibáñez y para la radio, fue su hija, una niña de pocosaños que escuchó sentada en uno de los puestos de la redacción deportiva.
La idea surgida en un viaje con Jairo Tobon de la Roche a España, donde la radio nocturna tenia un buen desarrollo,era hacer en Caracol un un gran progonma con un sólo conductor de las 00.05A las 03.55. Un programa diferenteen toda la expresión final, con un gran hablador, un contenido seductor, invitados especiales y participación del público.
El contenido: charlas sobre los misterios del universo, las galaxias, los seres de otros planetas, los enigmas delhombre, las profecías, el sexo, los fenómenos de la suerte, el esoterismo etc.
El gran hablador había que buscarlo y la tarea estaba en marcha. A cada persona de la actividad artística sele comentaba el proyecto. Después de la presentación de Ortiz, Ibáñez escuchó que en verdad era buscadoun gran hablador.
“Listo. Ese soy yo”. No puso ninguna condición y aportó como nombre inicial para el hablador El caballerode la noche. Con los años se rebautizo como El señor de la noche, pero nunca se separó de la radio, que lo hizo locutor y periodista, después de su incursión como actor. Los oyentes de Caracol y Todelar lo recordarán siempre por sus fascinantes temas y por su constancia con las noches de una radio que no se volverá a escuchar.