14 de octubre de 2024

Cierto aire real

9 de agosto de 2010

Reseño en primer término el talante, e aire de la familia del nuevo presidente.

Desde el momento mismo en que Santos, su esposa y sus hijos iniciaron el recorrido entre el Palacio de San Carlos y la Plaza de Bolívar, transmitieron ese como nuevo estilo, un cierto aire real solo empañado por la presencia allí de un señor muy feo, buen candidato a embajador en Venezuela, que daba una instrucción aquí y otra allá, para que todo saliera a pedir de boca.

Me pareció ver desfilar a una familia real europea: todos muy compuestos, circunspectos, discreta y elegantemente vestidos y no podría comparar a los Santos Rodríguez con la familia real inglesa, porque los miembros de esta sí que son ejemplo de mal vestir, comenzando por las horribles gorras que suelen usar la reina Isabel y las demás mujeres de aquella Corte, muchas de las cuales serán herencia de la simpática reina madre. El horror de los horrores.

Al rompe y sin necesidad de averiguarlo mucho, se puede ver que la nueva familia presidencial está hecha para brillar en todo momento y circunstancia, ante todo con una circunspección no exenta de calidez, que invita a la distancia y al respeto. Lo vamos a ver: unas celebridades.

Contrastando, los Uribe Moreno, todos ellos con esa aura de la gente sencilla, descomplicada, cercana a todas las cosas y a la gente, sin mayores ínfulas, con esa expresión tranquila que da la satisfacción del deber bien cumplido.

Álvaro Uribe Vélez ha vuelto a sus raíces y desde anoche mismo recala con su “carnita” y sus “huesitos”, que bien pequeños deberán ser, en las vecindades de Rionegro, no haciéndole el duelo al poder dejado. Al contrario, poniendo las ideas en orden de acometida para seguir la brega por Colombia, porque habrá Uribe para rato eligiendo presidentes, gobernadores, alcaldes y hasta juntas de acción comunal.

“La Tablacita” será por muchos años el meridiano de la política colombiana, de la misma manera que lo fue “El Cabrero” con Rafael Núñez para la Colombia de los albores del siglo XX.

Para que se vea cómo somos de improductivos en el trópico, en este país solo cada cien años se hace la mejor historia.

Tiro al aire:
lo que sería Santos a un monarca, lo es Uribe a un guerrero.