13 de octubre de 2024

¿Bipolares en Aranzazu?

31 de agosto de 2010
31 de agosto de 2010

La publicación dedica cuatro de sus páginas a un trabajo periodístico que intenta prender las alarmas sobre un problema que debe ser mirado con atención por las autoridades de la salud en esta sección del país. Sobre todo porque es inquietante que a 580 pobladores les haya sido diagnosticado este mal. Y cuando se sabe que en lo corrido del año en el municipio se han suicidado tres personas, la última hace apenas veinte días.

¿En qué consiste el trastorno afectivo bipolar? El diccionario de la Real Academia de la Lengua dice que bipolar es tener dos polos opuestos. Los médicos sostienen que la persona diagnosticada con esta enfermedad tiene periodos de excitabilidad que conducen a la manía, que alternan con periodos de depresión. Es decir, presentan fluctuaciones del estado de ánimo que pueden ser, en determinado momento, muy abruptas. Pueden pasar, fácilmente, de la alegría a la tristeza. Reaccionan “ante los acontecimientos traumáticos, como ante las buenas noticias”. Pueden tener expresiones instantáneas de alegría, (gritar, saltar, reírse), o demostraciones inexplicables de dolor, (llorar, encerrarse). Según el informe, en Aranzazu el 5% de su población sufre de este problema.

Lo que preocupa de las denuncias hechas por la Revista Soho no es tanto que Aranzazu registre estadísticas elevadas en esta materia, sino la poca atención que algunos pacientes reciben. En el municipio no hay un siquiatra de planta. Sólo este año se empezó a contar con el servicio de una psicóloga. Si el trastorno afectivo bipolar se trata, el paciente puede tener una vida normal. Pero si no recibe la atención médica requerida el problema se agrava. Sobre todo porque la persona afectada entra en crisis maniaco depresiva. Y si no es hospitalizada a tiempo, puede terminar suicidándose. Según el informe de Marianne Ponsford, el paciente debe ser monitoreado todo  el tiempo para evitar recaídas. Hay que aclarar, eso sí, que el trastorno bipolar afectivo  es diferente a la esquizofrenia.

En las personas con trastorno afectivo bipolar los cambios del estado de ánimo pueden ser cíclicos. Comienzan a menudo con una angustia que termina en una depresión profunda. Conocido anteriormente como psicosis maniaco-depresiva, después de la caída del Imperio Romano se le identificó simplemente como melancolía. Incluso, como lo cita la cronista, en la cultura helénica fue Hipócrates quien se entregó a su estudio. Pero antes de él, un médico llamado Areteo de Capadocia, que vivió en Alejandría en los años 30 A.D., escribió sobre  la relación entre manía y melancolía.  Es reconocido como el autor de algunos textos donde se habla sobre esta enfermedad.

Marianne Ponsford toma como argumento para su crónica una investigación realizada hace siete años por la Universidad de Antioquia donde se demuestra que el poblamiento de los pueblos del norte de Caldas, que obedeció al proceso migratorio conocido como colonización antioqueña, produjo relaciones endogámicas. Esta puede ser la razón para que se dé este fenómeno en Aranzazu. Que también lo vive Aguadas, en el mismo Departamento de Caldas, donde hay diagnosticados 700 casos. Una cifra, desde luego,  mayor a la de Aranzazu. Pero que en relación con el número de habitantes no alcanza el porcentaje preocupante que registra este municipio. Según el censo de 2005, Aguadas tiene 22.307 habitantes, mientras Aranzazu solo registra 12.181. El motivo, en todo caso, es genético.

Las entidades de salud en el Departamento de Caldas deben poner su mirada en el caso de los pacientes con diagnóstico de trastorno afectivo bipolar en Aranzazu. Porque es sumamente grave que mientras el porcentaje de la población mundial afectada es del 1.6%, este municipio registre el 5%. Sólo en el trienio 2007-2008-2009 se presentaron en esta población 121 intentos de suicidio. En este sentido, la alarma está prendida. Le queda a la Gobernación de Caldas apersonarse del problema.  Nombrando un siquiatra de planta para Aranzazu, se daría un paso importante. El paciente debe recibir una atención integral que aborde aspectos biológicos, sicológicos y sociales. Se evitarían así muchas muertes trágicas que sólo causan dolor entre los pobladores.