TLC: Aciertos y desaciertos
Durante los ocho años de gobierno del Presidente Uribe, son varios los Tratados de Libre Comercio, TLC, que han logrado concretarse y otros se encuentran en proceso de negociación. Este tipo de apertura económica es muy diferente a la de los años 90 del gobierno Gaviria, quien tuvo la ingenuidad de abrir las fronteras y de un momento a otro nos vimos invadidos de productos extranjeros sin tener derecho a ninguna contraprestación, con las consecuencias fatales conocidas. Fueron muchas las fábricas y factorías que se cerraron como resultado de semejante improvisación.
Es de anotar que todo TLC, que empieza a negociarse, trae sus afanes y sus riesgos. Por eso, es muy importante que los negociadores además de serlo, conozcan muy bien la idiosincrasia del País con el cual se empieza a negociar; cada uno, guarda en el seno de sus decisiones finales, los más íntimos secretos que solo pueden ser desentrañados por la pericia y el olfato de un experto negociador. No olvidar que acabamos de tener una experiencia por cierto nada gratificante con el TLC, de la UE, por las tantas suspicacias que se han levantado, especialmente con respecto al sector de los productos lácteos.
Sin embargo, es de anotar que dicho tratado, por los trámites que tiene pendientes de cumplir, es muy posible que solo entre en vigencia para inicios del 2015, si es que logra pasar los 28 debates legislativos de los países que conforman la Unión Europea, UE, muchos de ellos hostiles a la apertura de libre mercado, sin contar las diferencias políticas e ideológicas que nos separan con varios de ellos. Por eso, no considero nada viable que se esté hablando de un aporte de medio billón de pesos para subsidiar a los empresarios de productos lácteos que resulten damnificados con este presunto tratado, puesto que es muy posible, que sufra las mismas demoras y torturas del de los Estados Unidos, y que por cierto el programa de: Agro, Ingreso, Segura, “AIS”, fue para subsidiar a los productores del agro damnificados con estas importaciones. ¿Será que se quiere repetir el mismo escándalo con los empresarios del sector de los lácteos? Lo prudente es esperar y no adelantarnos a los acontecimientos.
En relación con los TLC, Europeos, y Asiáticos, nos estamos metiendo en la boca del lobo, no debemos ser tan ilusos en pensar que tenemos capacidad para entrar en competencia con Países que son potencias mundiales en comunicaciones, controles de calidad y competitividad; que tienen una producción subsidiada, un PIB y un régimen pensional muy por encima del nuestro. Para ser sinceros, deberíamos dedicarnos a ejecutar y fortalecer los Tratados de Libre Comercio, TLC, que se han firmado con algunos Países de la América Latina, como es el caso de Chile; los países de triángulo sur: Salvador, honduras y Guatemala, además del de Canadá, que lo considero el más importante y viable hasta el presente.
Debemos ser conscientes que el TLC, con los Estados Unidos, a más de tres años de haberse firmado, no ha pedido ser puesto en ejecución puesto que el Legislativo Estadounidense exige del Gobierno de Colombia, el lleno de unos requisitos, que si bien varios de ellos se han cumplido, aún falta camino por recorrer en el campo de los Derechos Humanos y reivindicaciones laborales, por exigencia de los sindicatos.
Como uno de los sectores más proclives al TLC, es nuestra incipiente agricultura, bien vale la pena destacar que en Colombia, aun no hemos dado los primeros pasos para entrar con todas las técnicas necesarias en la era de la agricultura orgánica, o por lo menos agricultura limpia. Son muchos los decretos y resoluciones que se han dictado sobre el particular, sin embargo, en el ministerio de agricultura existe una dependencia para este programa, pero, lamentablemente el funcionario responsable jamás se encuentra.
Debemos tener claro que para ingresar los productos del agro a los mercados Norteamericanos, Europeos y Asiáticos, es requisito indispensable la agricultura orgánica, con la que apenas estamos dando los primeros pasos. No olvidemos también que los factores de productividad, calidad y competitividad, son fundamentales a la hora de cerrar cualquier negociación internacional. En nuestro País, no obstante los continuos foros y seminarios sobre el particular, aún no avanzamos.