El vendedor de arroz
El anuncio de su “retiro” del pasado miércoles, para nada sorpresivo, fue, en cambio, una bienvenida a otros espacios académicos y culturales que le necesitan.
Con su mente lúcida y el corazón generoso, es imposible que don Juan se quede quieto sin entregarnos ese conocimiento. Por el contrario, hoy más que nunca él debe cosechar el arroz que sembró en sus 27 años al frente del micrófono de RCN, bien sea como editorialista invitado en dicha casa radial o como educador nato… hasta el ocaso de su vida, ahora que se propone “contemplar el mar en silencio, leer, escribir y malcriar a los nietos”.
El don de la palabra bien pensada y bien expresada lo convirtió en un referente obligado para los comunicadores sociales, hoy y siempre. La mezcla de un carácter altivo que no le teme a nada con un humanismo solidario es, y seguirá siendo, la “marca registrada” Juan Gossaín. La contundencia de sus editoriales y el respeto por los seres humanos detrás de cada noticia es el paradigma del periodismo serio y responsable que tanta falta le hace a Colombia; y ni hablar de Cartagena, donde se agrede tanto al castellano y se abusa de la chabacanería.
“Desde el desayuno se sabe cómo será el almuerzo”, dicen en mi tierra. No han pasado 48 horas de su retiro y ya don Juan está dictando, este fin de semana, junto con su entrañable Margot Ricci, un taller de escritura creativa dirigido a los comunicadores sociales de Cartagena. Desde ese espacio académico, el maestro quiere “ampliar las destrezas en expresión escrita, utilizar el lenguaje adecuado y desarrollar con criterio las competencias del comunicador social”. Su meta es crear, en el futuro, una escuela de posgrado.
En buena hora se embarca don Juan en esta “quijotada” tan costosa en recursos académicos y logísticos, comparada con la capacidad de pago de los comunicadores locales. La recompensa será muy gratificante para la familia Gossaín Ricci y la sociedad caribeña.
El sueño de enseñar, ser libre, no tener miedo y respetar a los más débiles, que siempre ha transmitido don Juan, recuerda a Nelson Mandela, preso por ser negro durante 27 años (por coincidencia).
Estas frases del líder surafricano resumen el pensamiento que don Juan podría hacer suyo: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo. Ser libre no es solamente desamarrarse las propias cadenas, sino vivir en una forma que respete y mejore la libertad de los demás. El coraje no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo. No puede haber una revelación más intensa del alma de una sociedad que la forma en la que trata a sus niños.”
Gracias, don Juan, por el arroz de sabiduría que usted sigue “vendiendo” a todos los que nos hemos arriesgado en esta aventura de decir algo útil y respetuoso a la gente, para mejorar la sociedad. Ojalá, también en nuestro ocaso podamos contemplar el mar en silencio, leer, escribir y malcriar a los nietos, sin el remordimiento de no haber aportado nada.El Universal, Cartagena.
*Ing. Civil y MBA, Directivo Empresarial