Don Juan Gossain
Recuerdo lo que pensé: este tipo, con esa voz, no dura 8 días. Era la época en la que para trabajar en radio se necesitaba buena voz, pronunciación perfecta y acento neutro. Es decir, todo lo contrario de Gossaín quien, no sólo hablaba en costeño sino que tenía una voz entre ronca y chillona. Por supuesto me equivoqué, el hombre se quedó 27 años madrugando todos los días para contarnos las noticias, entrevistar a sus protagonistas y, de vez en cuando, darnos un sacudón con un editorial.
Gracias a Dios se quedó. Su aporte al periodismo, al buen periodismo, ha sido insuperable. A Gossain, como a Margoth su mujer, le encanta el periodismo frentero, que cuestiona, que critica, que fiscaliza, pero también el periodismo respetuoso de las personas. Aquel periodismo que no teme reconocer las cosas buenas y a mostrar el lado positivo de la vida. Eso lo hizo distinto. Eso lo hizo querido, respetado, confiable y creíble.
Muchos años después, cuando fundamos el Noticiero CM&, tuve la oportunidad de tener a Juan Gossaín de jefe y compañero. En los dos roles dejó siempre claro la clase de señor que es. Leal, serio. Exigente, pero respetuoso. Fue un placer haber compartido con él los pocos meses que estuvo en CM&. Lástima que el tragicómico comienzo del noticiero lo hubieran apartado.
Diez años después nos volvimos a encontrar. El como director de Radiosucesos y yo como Secretario de Prensa de la Presidencia de la República. Dos posiciones desde las que suele haber encontronazos entre los periodistas y el vocero del Gobierno por el manejo de la información de lado y lado. No tengo una sola queja. Creo que él tampoco la tiene de mi. Siempre fue un crítico leal, informado y argumentado. Como debe ser.
Don Juan Gossain se retira de la radio, pero no del periodismo. Promete escribir y fundar una escuela para la formación de periodistas. Al escritor ya lo conozco. Cuanto daría por tener la oportunidad de ser su alumno.