17 de julio de 2025

Aerocafé: Un lujo a costillas de la pobreza

21 de julio de 2010
21 de julio de 2010

 En la actualidad, el 60% de la población de Caldas se encuentra por debajo de la línea de pobreza y el 17% vive en la extrema pobreza. Mientras tanto, Manizales es la ciudad con mayor incidencia de la pobreza y pobreza extrema, con tasas de 45,4% y 11,7%, respectivamente (MESEP). A pesar de estas cifras, la dirigencia caldense ha decidido darle la espalda a los pobres.
Es un tema de prioridad en el gasto. Lo que no ha entendido el Gobierno Nacional ni la dirigencia manizaleña es que en este momento la región tiene necesidades mucho más urgentes, que requieren de una inmediata acción por parte del Estado y una focalización de recursos hacia ellas.
Hace unos días, el alcalde de Barranquilla (Alejandro Char), se opuso radicalmente a las populistas intenciones del Presidente de la Republica y de su “Excelentísimo Ministro Estrella” Andrés Uriel Gallego, de construir un nuevo aeropuerto entre Barranquilla y Cartagena. El mandatario caribeño afirmó que “…no se puede avanzar con un proceso del que no se han realizado los estudios que evalúen su rentabilidad social y el impacto económico…”. Char además aseveró que “el actual aeropuerto de Barranquilla es suficiente para las necesidades de la ciudad, pues éste no opera siquiera cerca a su capacidad máxima”.
Para comenzar la construcción de Aerocafé, tampoco se tenían estudios técnicos serios que revelaran cuáles serían sus impactos sociales y económicos. Asimismo, el aeropuerto La Nubia, al igual que el Ernesto Cortizos, tampoco funciona ni remotamente cerca a su máxima capacidad.
Hace varios años, el entonces alcalde de Manizales, Germán Cardona Gutiérrez, contrató un estudio con algunos “iluminados” técnicos -cuya procedencia me la reservo- con el propósito de evaluar cuál sería el costo de construir el aeropuerto. Dicho estudio arrojó resultados salidos de toda realidad: el aeropuerto de Palestina costaría aproximadamente veinte millones de dólares. Hoy en día se ha estimado que la primera fase del proyecto costará algo más de 250 mil millones de pesos, sin incluir las vías para llegar al aeropuerto, que podrían costar no menos de 80 mil millones. Lo anterior suma aproximadamente US$170MM para la primera fase (cifra que va creciendo y acercándose cada vez más a los US$200MM). Estos genios de las finanzas y la ingeniería tuvieron un desfase de 1 a 9 en sus cálculos.
La inmensa irresponsabilidad y mediocridad de los estudios técnicos, le dio vida a un proyecto que no tiene ni pies ni cabeza y que arbitrariamente fue puesto por encima de las necesidades de los más pobres.
Es preciso que estos técnicos y los responsables de la decisión final de la construcción de Aerocafé, respondan por el enorme problema en que han metido a los caldenses, pues son los culpables de una histórica dilapidación de recursos públicos y de un flagrante acto de violación de los derechos fundamentales establecidos en la Constitución colombiana.
Aerocafé es innecesario en estos momentos, pues la región cuenta con cuatro aeropuertos, y ninguno de estos (excepto La Nubia) va a ser cerrado con su surgimiento.

En el 2009, Manizales movilizó la “exorbitante” cifra de 453 toneladas, y 234 mil pasajeros. No hay forma que con estos humildes volúmenes de carga y pasajeros, el aeropuerto genere suficiente flujo de recursos para ser viable financieramente.
Manizales y Caldas no necesitan un aeropuerto internacional. ¿O es que todos los días salen manizaleños para Miami, Nueva York o Madrid? ¿O Manizales es capaz de mandar un Jumbo lleno de pasajeros para el viejo continente o Norteamérica?
Lo que necesita el sector productivo de Manizales y Caldas son mejores vías de comunicación para conectar a los empresarios con sus mercados. Así, quien necesite exportar, podrá acceder a puertos o aeropuertos a un costo competitivo.

La falta de claridad respecto a la función del Estado de la que hace gala la clase dirigente manizaleña, ha sido una fuente de derroche de recursos públicos encarnados en la construcción de Aerocafé. La destinación de recursos para financiar las pérdidas de este aeropuerto, no contribuye en nada a disminuir los agobiantes niveles de pobreza y desempleo con los que cuenta la región. Por tal motivo, los caldenses deben preguntarse si los gobernantes que eligieron están cumpliendo con sus necesidades inmediatas (solucionar la pobreza), o están interesados en satisfacer sus propias vanidades con la construcción de un aeropuerto internacional que ni la ciudad ni el departamento necesitan.

*Texto publicado originalmente en LaPatria de Manizales