28 de marzo de 2024

El limbo de Noemí

2 de junio de 2010
2 de junio de 2010
El limbo de Noemí
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A finales del mes de septiembre del año pasado, Noemí se inscribió como precandidata a la consulta conservadora y estaba destinada a enfrentar a Andrés Felipe Arias. La lucha entre estos dos personajes significaba mucho más, era la pugna entre Andrés Pastrana; conservador de raíces y Álvaro Uribe; quien envió a Arias como el caballo de Troya del uribismo en el Partido Conservador.
 

A pesar del apoyo de Pastrana y de varios senadores conservadores que creían tener en Noemí una opción real de llegar a la Presidencia, la realidad era que el Partido ya se encontraba fraccionado y que Andrés Felipe Arias, había logrado ganarse a varios congresistas, representantes la mayoría de ellos, que creían en el término ‘conservadores uribistas’, acuñado por el mismo Arias.


Desde un principio, Sanín no comulgó con esa cercanía al uribismo y su estrategia fue rodearse de gente muy cercana del ‘pastranismo’, como Ángela Montoya, gerente de campaña; Jaime Ruiz Llano, director programático y principal asesor; Juan Gabriel Uribe, Jefe de Debate o Miguel Ricaurte, asesor en su campaña. Todos ellos figuras muy cercanas a Pastrana.


Mientras buscaba pintar más de azul al movimiento, del mismo modo marcaba su distancia con Arias a quien señaló de “ladrón” por los subsidios de Agro Ingreso Seguro que fueron entregados a los grandes terratenientes del país.
Los días previos y los posteriores a la consulta conservadora, celebrada el 14 de marzo, escenificaron un partido resquebrajado en dos facciones, unos liderados por Sanín y otros por Arias.

 

Después del triunfo de Noemí con 37.777 votos sobre su opositor, Andrés Felipe, las diferencias entre ambos se hicieron irreconciliables hasta el punto que este último intento sabotear el Congreso Nacional Conservador que refrendó la candidatura única de Sanín.


El camino que siguió Noemí fue el de atacar a los conservadores disidentes que se unieron a la candidatura de la ‘U’ y encarnar la oposición contra Juan Manuel Santos. La primera carta que jugó fue el nombramiento de Arango Bacci, como asesor de su campaña. Bacci fue investigado por la Fiscalía y posteriormente encarcelado luego de que el Ministerio de Defensa, liderado por Santos, entregara unas pruebas que supuestamente lo relacionaban con el narcotraficante Juan Carlos Ramírez Abadía, alias 'Chupeta'.


La segunda jugada fue hacer pública una información en la que Santos había mantenido un almuerzo con Darío Montoya, el director del Sena, en el que supuestamente le habría ofrecido un Ministerio a cambio de que este le hiciera campaña al interior del instituto. El episodio terminó con la renuncia de Laura, la hija de Montoya, y mano derecha en la campaña de Noemí.


Los debates fueron  aprovechados por Sanín para acusar a Juan Manuel de varios asuntos como el de las ‘chuzadas’, los ‘falsos positivos’, su conflicto de intereses en la asignación del tercer canal o su falta de compromiso con varios militares que habían sido señalados en los casos de ‘falsos positivos’ sin que, a juicio de ella, se hubiera procedido a una adecuada investigación.


Mientras Noemí seguía con su cruzada contra los ‘conservadores uribistas’, los seguidores de Andrés Felipe Arias se acercaban cada vez más a la campaña de Santos. Mientras él oficialmente se quedó en el Partido Conservador, la mayoría de los miembros de su equipo emigraba a la campaña de la ‘U’. Además de Beatriz Uribe, quien era su gerente, se fueron Carlos Albornoz, Alberto Schleszinger, Hernán Beltz Peralta, Consuelo Durán de Mustafá, Sonia Navia, Tulio Arbeláez y César Serrano, su suegro. Y con ellos decenas de conservadores.


Los resultados en las urnas sería la vara con la que se mediría el futuro de Noemí como el de Arias en el Partido. Los 892.323 votos que la ubicaron en el quinto puesto marcaron su destierro. El futuro de Noemí se dibuja incierto al interior del Partido, movimiento que parece renegar del viraje opositor que, aunque de manera leve, encarnaron las directivas del Partido de la mano de Sanín. El saludo a Santos desdibuja a Noemí y reafirma a Arias y su idea que los ‘conservadores uribistas’ deben ser el presente de las toldas azules.

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