5 de octubre de 2024

La penetración cubana en el exterior

24 de mayo de 2010
24 de mayo de 2010

Nadie alza la mano para preguntarle: "Compañera, ¿defender mi patria o la suya?". Se sobrentiende que los gobiernos de La Habana y Caracas son en la práctica uno solo y que la "patria" es solo una.

En esta "nación", surgida del vínculo político que mantienen Chávez y Fidel Castro, cada uno aporta lo mejor que tiene. Venezuela pone el petróleo, con envíos diarios de 100.000 barriles de crudo a La Habana. Y como forma de pago, Cuba entrena a los venezolanos en lo que más sabe: educación, medicina, deporte.

Gracias a este intercambio, Venezuela es para Cuba el sostén económico que era la Unión Soviética en tiempos de la guerra fría. Esta simbiosis es rechazada por el 75% de la población venezolana, según las encuestas, y ha despertado también la cólera en los cuarteles ahora que se ha hecho público cómo esta colaboración se ha extendido a las áreas de inteligencia militar y control social.

Ya desde 1999, cuando fue oficial la ascensión de Chávez al poder, la inteligencia cubana comenzó a rondar a sus pares de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención de Venezuela (Disip), rebautizada ahora como Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin). "En esa época comenzaron a llegar cubanos ofreciendo asesoría, pero el director de la Disip de entonces no permitió su entrada. En 2003 sí lograron su objetivo, e hicieron que cambiara toda la concepción de inteligencia y contrainteligencia que hasta el momento se venía manejando", cuenta un ex oficial que participó junto a Chávez en el fallido golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 contra el Gobierno de Carlos Andrés Pérez y que, en 1999, formaba parte de la Disip.

Es a lo que se refería el general Antonio Rivero, ex director de Protección Civil, cuando el 21 de abril de 2010 denunció la presencia de militares cubanos en los servicios de inteligencia y en el mismo centro de la Fuerza Armada Nacional. El general se abstiene de revelar nombres, pero señala que hay un equipo de militares cubanos que se encarga de impartir entrenamiento a los oficiales venezolanos en inteligencia militar, en custodia de armamento y hasta en construcción de fortificaciones militares.

"Es un grupo de militares expertos, de diferentes rangos. Tengo conocimiento de que hay un general. Todos van de civil, los he visto y no usan identificación. Los cubanos se cuidan para que mañana no se pueda probar que estuvieron aquí. Un general venezolano, delante de mí y de otras 40 personas más, presentó a un coronel cubano. Dijo que él iba a impartir instrucciones y señaló la confidencialidad de esa información. Luego este coronel se convirtió en un supervisor de las instrucciones que los cubanos imparten dentro de su asesoría", indica Rivero. Otro oficial activo de la Fuerza Armada ha confirmado que los cubanos les ayudan en la construcción de "túneles": fuertes militares subterráneos.

También las ideas del comandante de la revolución cubana, Ramiro Valdés, llegaron a Caracas mucho antes de que él lo hiciera, el martes 2 de febrero de 2010, con la excusa de brindar asesoría para resolver la crisis eléctrica que atraviesa Venezuela. Al menos desde 2003, las empresas, los técnicos y los oficiales cubanos que están al mando del comandante y ministro de Informática y Comunicaciones de Cuba trabajan en los sistemas de seguridad, identificación y notarías del país.

En 2003, la empresa cubana Copextel, que presidía Ramiro Valdés desde 1980, puso en marcha la red inalámbrica nacional para servicios de voz, datos y vídeo del Centro Nacional de Tecnologías de la Información de Venezuela (CNTI) e instaló todo el sistema del canal estatal ViVe TV, que salió al aire en noviembre del mismo año. Ambos proyectos son enumerados en la página web de Copextel como parte de sus logros, junto al "suministro e instalación de 10.000 receptores satelitales a cooperantes cubanos en Venezuela".

A partir de 2005, la compañía Albet Ingeniería y Sistemas S.A. -vertiente comercial de la Universidad de Ciencias Informáticas de La Habana- comenzó a encargarse de los negocios tecnológicos con Venezuela. Como ministro de Informática y Comunicaciones de Cuba, Ramiro Valdés ha firmado los contratos que le han otorgado a Albet la responsabilidad de operar el Servicio Autónomo de Identificación, Migración y Extranjería de Venezuela (Saime), que, según el sitio web de Albet, "posibilitó revolucionar la emisión de cédulas y pasaportes, migración en aeropuertos, puertos, puntos fronterizos y de control de extranjeros que radican en el país", y la plataforma del Servicio Autónomo de Registros y Notarías, "que controla, en todo el país, cada una de las operaciones contables realizadas en las oficinas registrales", sostiene Albet.

Luego la tecnología cubana comenzó a permear la industria petrolera venezolana. En diciembre de 2008, el ministro del Poder Popular para la Energía y Petróleo y presidente de Petróleos de Venezuela SA (Pdvsa), Rafael Ramírez, y el titular de la Informática y las Comunicaciones de Cuba, Ramiro Valdés, suscribieron un acuerdo para fundar la empresa socialista Guardián del Alba, sociedad anónima. Esta se encargaría de "fabricar soluciones tecnológicas integrales, en las áreas de automatización, informática y telecomunicaciones, para alcanzar la plena soberanía tecnológica". Según el diario cubano Granma, su creación "surgió como respuesta al paro petrolero [que tuvo efectos en Venezuela desde diciembre de 2002 hasta febrero de 2003], cuando los sistemas de control de Pdvsa fueron saboteados". El 51% de las acciones de Guardián del Alba pertenece a Pdvsa, y el 49% restante a la compañía Albet.

A pesar de toda esta trayectoria, el nombre de Ramiro Valdés no fue invocado en voz alta en Venezuela hasta febrero de 2010, cuando el presidente Hugo Chávez anunció que estaba en el país, junto a otro equipo cubano, para aportar soluciones a la crisis eléctrica que vive el país desde 2009. "Está con nosotros, al frente de esa comisión, uno de los héroes de la revolución cubana, el comandante Ramiro Valdés'', dijo entonces el comandante-presidente, y la oposición venezolana estalló en una dura crítica contra la injerencia cubana. Algunos sostuvieron, sin embargo, que el presidente Raúl Castro enviaba a Valdés en misión abierta Caracas con el único fin de verle fracasar y sacarlo del camino. Pero de cualquier modo, para la fecha ya había transcurrido mucho tiempo desde que Valdés y compatriotas comenzaron a manejar los hilos de la fibra óptica y el poder de la información que circula en Venezuela.