29 de marzo de 2024

Contrapunto*

22 de mayo de 2010

En mi caso, estoy evitando conversar sobre el tema porque, estoy seguro, podría perder algunos amigos que me han sido entrañables por mucho tiempo, a quienes observo militando en dicha causa con un intransigencia que nunca les conocí, ni siquiera cuando de agradecer se tratara a otros partidos la fortuna laboral con que hoy cuentan.

La cosa es bien verraca: de los conversos de última hora, ¡líbranos Señor!

El doctor Mockus siempre me pareció una persona simpática y que, como rector universitario se haya bajado los pantalones para mostrarle el trasero a una jauría de mozalbetes que lo saboteaban, vaya y venga, pero de ahí a que el impredecible personaje llegue a hacerlo, por ejemplo, ante la Asamblea General de la ONU, eso sí que no, y que de pronto llegara a hacerlo ante el “mono Jojoy”, sí que tampoco, porque podría verse comprometida la majestad de la República con una arremetida por la retaguardia.

Los insólitos comportamiento del profesor Mockus, tantos que se le conocen, al igual que el imperdonable desconocimiento que tiene de la Constitución  Política de Colombia, para nada lo habilitan para ejercer la presidencia de este país, por fortuna en tránsito de superar lastres del pasado, el principal de ellos la violencia proveniente de facinerosos de diversas denominaciones.

Los colombianos no podemos, por ningún motivo, dejar agotar la Seguridad Democrática el 7 de agosto, porque el problema del desorden público no lo podrá manejar nadie jugando golosa o escondidijo con los alzados en armas en contra del Estado.

Los conservadores y las mujeres tenemos la responsabilidad histórica  de votar por Noemí Sanín, al precio que fuere, para después, dado el caso, concurrir a la segunda vuelta en coalición con quien le pueda evitar a la Patria la azarosa pesadilla de un salto al vacío, de la alocada aventura que representa el profesor Mockus.

A mis amigos, ya lo dije, no les admito lances sobre el caso del profesor Mockus, porque están muy fanáticos, pero si les llegare a chocar mucho mi posición pública al respecto, yo les diría que ¡de malas!, porque tanto derecho tienen ellos a equivocarse, como yo a tratar de hacer las cosa a derechas.

El pueblo colombiano debería guardar compasión por el doctor Mockus, evitándole la oportunidad de gobernar y así mejor darle chance de dedicarse por entero al cuidado de su propia salud.