2 de diciembre de 2024

Una historia hípica

27 de abril de 2010

Por sus pistas de grama y arena se desplazaban animales que portaban las sangres de más alcurnia por esa época: Dante, Donatello, Crepello, Royal and Regal ,Peny Post y The Levantel, entre otras excelsas corrientes.

Al lado de estos aristócratas equinos corrían también — como no – animales de origen más humilde o por lo menos sin tantos pergaminos genealógicos, inclusive algunos mestizos y hasta uno llamado NELSON, que siempre corrió bajo la ignominia de un NN, en el renglón que correspondía a su progenitor.

Todos, obvio, estaban capacitados para correr, aunque algunas veces adquirían el mote de discapacitados temporalmente, por lo que tocaba llevarlos a la excelente clínica del coliseo, donde los veterinarios volvían a ponerlos en condiciones de competir.

Para el gran Derby colombiano de ese año había un inmenso favorito, el caballo CINCO MIL, bautizado así porque a su dueño, Rafael Frieri Mazzeo, alguna vez por una infracción le aplicaron los comisarios una multa por ese valor. CINCO MIL era un hijo de Pharylis en Cantimplora, ésta a su vez del padrillo argentino Rodosto, y estaba considerada la mejor yegua que hubiera corrido en toda la historia de Hipotecho.

El ejemplar del cuento llegaba al día del Derby invicto en siete presentaciones y nadie lo veía perder, ya que su gran enemigo, el caballo COSACO no fue sido inscrito por su dueño, Elkin Echavarría, al concretarse el primer grave enfrentamiento entre los dos prepotentes hípicos, lo  que fue el génesis del Hipódromo de Los Andes. Pero esa es otra historia.

Lo cierto es que CINCO MIL,  gran favorito, iba a tener en contra ese día la pista dura para sus delicados remos anteriores. Por eso su dueño,  que no era precisamente un dechado moral, en una actitud no muy honesta, dio orden de que la pista de grama fuera regada una y otra vez para ablandarla, y favorecer así a su pupilo.

A pesar de esa marrulla, el caballo CINCO MIL no pudo ganar la carrera más importante del año, pues corriendo de atrás y aprovechando el estado húmedo de la pista, se apareció un humilde caballito llamado CHICOTE y lo derrotó sin atenuantes.

Esa carrera se conoce en la historia hípica colombiana como el “chicotazo”, tal la conmoción y estupor que ocasionó.

Será que en el gran derby colombiano de la política estaremos ad portas de otro “chicotazo” ?