Un crimen doloroso
Lo ocurrido en Mistrató todavía sin esclarecer conmueve a la comunidad. Cuentan que su familia venía siendo amenazada, obligada a abandonar sus lares tal vez por viejas rencillas, y la venganza se tomó contra sus hijos, dos criaturas de ocho y trece años, inocentes de todo.
Habrá investigación como lo han prometido las autoridades y lo más obvio es pedir que se encuentre a los culpables, que sean juzgados y que reciban el castigo que nuestras leyes prevean para un crimen de este tamaño. Es lo mínimo que la sociedad pide, que la familia espera, que la ley ordena.
No como un acto de venganza contra unos seres humanos que motivados en quién sabe qué absurdas razones, son capaces de asesinar a unos niños que nada han tenido que ver en los comportamientos de su familia, inocentes que apenas están empezando la vida y son borrados de esa forma cruel e inhumana.
El Diario del Otún