Candidatos sin propuestas agropecuarias
Las instituciones agropecuarias empezando por el Ministerio de Agricultura, requieren de una cirugía altamente calificada con el fin de extirpar el cáncer de la corrupción que las corroe desde hace varias décadas. No hay que olvidar que todas por citar unas pocas: Idema, Inderena, Inpa, Caja de Crédito Agrario, hasta el Incoder, – que con sus escasos ocho años de vida se encuentra trastabillando-, han desaparecido, o han sido liquidadas, víctimas de los malos manejos, siempre en manos de delincuentes de cuello blanco sin que hasta la fecha haya ocurrido algo importante. La mayor parte de estos procesos duermen el sueño de los justos en los Organismos de Control y en los Esterados Judiciales, esperando la bendición de la preclusión, para que sus defraudadores empiecen a disfrutar de los dineros usurpados a los campesinos, bajo la indiferencia del Estado.
Es preocupante, que a menos de dos meses de la primera vuelta presidencial, ninguno de los candidatos, tenga una propuesta clara, seria y coherente para solucionar los graves problemas que vive el País, como consecuencia del mal manejo que se le está dando a sector tan vital para nuestra economía.
En foros y seminarios, que con alguna frecuencia se realizan sobre la agricultura, se maquilla la realidad que se vive en las entrañas de la Colombia Rural: causa verdadera angustia cuando se visitan municipios habitados esencialmente por pequeños productores, y ver a miles de campesinos que se encuentran viviendo bajo unos niveles de pobreza muy por debajo del mínimo de supervivencia. Como consecuencia, son cientos los niños sin escuela, o que mueren por casos de desnutrición; son también miles los recolectores y cosecheros; pequeños y medianos productores, que padecen todo tipo de necesidades básicas, enfrentando a la buena de Dios, las enfermedades endémicas propias de las regiones donde laboran.
El Sector Agropecuario desde hace varias décadas viene sometido a los más aberrantes casos de corrupción, como el reciente: Agro, Ingreso, Seguro, “AIS,” que a casi un año de ocurrido, aún continúa en investigación. Lamentablemente, este vergonzoso episodio que estremeció al País, es apenas la punta del iceberg de lo que ocurre en tan importante sector para el desarrollo de nuestro País, en el logro de la estabilización: social, económica y política, con mayor énfasis, en la generación de empleo, en todas sus dimensiones.
Nuestros gobernantes de todos los tiempos, no han querido entender, que el soporte fundamental de nuestra economía está en el desarrollo del Sector Rural. Los inmensos recursos naturales y humanos, no están siendo adecuadamente explotados. Sin embargo, es angustioso ver, que, el gobierno central a través de los Acuerdos Conpes, hace importantes aportes para proyectos en diferentes regiones, pero, lamentablemente en muchas ocasiones son adjudicados a ONG fantasmas,- organizaciones de papel-, que al recibir los aportes desaparecen sin dejar rastro. De esto pueden dar fe el Ministerio de Agricultura y Acción Social.
Una de las políticas claves del próximo Gobierno, está en la recuperación del Sector Agropecuario, y para lograrlo se hace indispensable emprender el programa: Regreso del Campesino al Campo. Para este objetivo, hay que revisar las agendas productivas en todos los sectores y garantizarles mayores incentivos agropecuarios, rodeándolos de garantías sociales y lo más importante definir el status campesino que de acuerdo a nuestra Constitución, está totalmente expósito y por esta razón sus beneficios son usufructuados por personas y organizaciones inescrupulosas que nada tienen que ver con las faenas agropecuarias.
Mucho se ha hablado a través de esta columna sobre la Ley Marco Agroindustrial, como la posible solución. Indudablemente, que sería viable, siempre y cuando se aplique como política de Estado, mas, no de gobierno. El campesino no puede seguir sometido a políticas inestables, se requiere que en todo gobierno y en todo tiempo, se le responda adecuadamente. Considero que este proyecto todos los días cobra mayor vigencia, puesto que, cubre todos los sectores de la producción agropecuaria; da plenas garantías a los campesinos: garantizándoles la compra de sus cosechas, rodeándolos de todos los incentivos sociales en, salud, vivienda, educación, servicios básicos, vías de comunicación y seguridad.
Finalmente, se requiere que el Estado se acerque más al campesino, empezando por liquidar una serie de instituciones públicas y privadas, cuya única función es apropiarse de los presupuestos oficiales destinados para su desarrollo y entorpecer las buenas labores del sector agropecuario con trámites insidiosos e innecesarios.