Un pabellón de alta peligrosidad.
… siendo aconsejable evitar esos ladridos de victoria que se están dando en el partido de La U, brazo político de los ‘paracos’, sin pena ni gloria y, mucho menos, sin autoridad moral o ética, empezando los càlculos desde ahora para la nueva coalición gobiernista, sin haberse elegido Presidente y sin importar la clase de ‘socios’ del nuevo contubernio. Este nuevo sobresalto político, con visos de prolongación de la‘parapolìtica’ y de otros delitos aislados, tiene como responsables de primer orden a cuatro artífices que asistieron el parto prematuro del engendro apocalíptico que se gesto desde el pabellón de los convictos ex-parlamentarios en la cárcel La Picota de Bogotà: el Presidente de la Republica, El Consejo Nacional Electoral, los Partidos y movimientos de ‘garaje’ políticos y el ‘Inepto Vulgo’, como dijera alguna vez Laureano Gòmez.
El presidente como Jefe de Estado, Jefe del Gobierno, Suprema Autoridad Administrativa, Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, responsable del orden público y símbolo de la unidad nacional tiene la obligación moral, constitucional y legal de alertar y ordenar conjurar cualquier alteración que amenace o ponga en peligro las instituciones del Estado. El presidente Uribe en el manejo de su estado paranoico ha tenido como costumbre ser bastante locuaz lo que lo ha llevado a ser contestatario, mordaz, iconoclasta y ofensivo con los que, por razones obvias, están en desventaja, como también a ser una persona muy cercana a las consejas, por eso es extraño que en sus frecuentes arengas en donde invitaba eufemísticamente a sus borregos palaciegos a votar en los comicios electorales por los de su preferencia, haya guardado un silencio sepulcral cohonestando de esta manera con el acontecimiento notorio, maligno y abominable cual era la aparición del nefasto movimiento político del PIN (Partido de Integraciòn Nacional), salvo que hubiese estado pensando en la prolongación de su gobernabilidad en cuerpo ajeno. Que favor tan flaco, señor presidente, le hizo al país con su silencio.
Muy plausible, de buen recibo y saludable para nuestra democracia la determinación que tomo el Consejo Nacional Electoral de suspender provisionalmente la personería jurídica de ADN – Alianza democrática Nacional- por falta de trasparencia en la constitución de ese adefesio partidista por cuanto sus promotores están sembrando hortalizas en la cárcel por Concierto para Delinquir. A finales del pasado año, en forma coetánea, se engendro y se gesto estos dos esperpentos: el PIN y el ADN, en el mismo lugar, con la misma paternidad y con una finalidad concertada e inequívoca: servir como “albañal” de los otros partidos para recoger toda la escoria que de manera cobarde e hipócrita se negaban a avalar; estar prestos para continuar en la ignominiosa y corrupta coalición ‘uribista’, y seguir manejando y engrosando su poder económico y político desde su sitio de reclusión a través de su parentela o de amigos incondicionales elegidos al Congreso identificados plenamente con sus valores éticos y morales. La actitud del Consejo Nacional Electoral frente al Partido de Integraciòn Nacional es desconcertante, preocupante y desmoralizadora, las razones que le asistieron para suspender la personería jurídica a la ADN son las mismas y, de pronto, de más peso y peligrosas las que acompañan al PIN. A razones iguales, derechos iguales. ¡Que error tan grave y perjudicial cometieron estos señores del Consejo Electoral!
Sin excepción, los partidos y grupos políticos pecaron por pusilánimes , irrespetaron al pueblo colombiano y orquestaron practicas oprobiosas al conceder unos avales a unas personas indeseables para una sociedad y para unos cuerpos colegiados, por estar incursas en procesos criminales, otras por nexos con grupos al margen de la ley, y unos mas, menos grave por supuesto, por existir parentesco con los convictos de la parapolítica y de delitos aislados. Claro, que estos avales no se hicieron de manera gratuita, ni obedecieron a gestos altruistas, en unos casos mediaron el no perder un potencial considerable de votos ( caso del Partido Liberal en Còrdoba, y del Conservador en Antioquia), en otros el dinero tenia la palabra y el respectivo aval servido en la registradurìa. La tibia reforma política fue muy blanda en este sentido con los partidos y, además, para favorecer a ciertos políticos con tinte delincuencial, conservando y asegurando ante todo la gobernabilidad.
En alguna ocasión el doctor Laureano Gòmez refiriéndose al pueblo, tal vez por su idiosincrasia indómita y su desconocimiento en lo fundamental, le dio el calificativo de “inepto vulgo”, lo que corrobora plenamente hasta el sol de hoy su aserto, no obstante tener en la actualidad un nivel académico mucho más alto que el de esa época. En un escrito anterior sostuve que cuando se combinaba la ignorancia con la irresponsabilidad para ejercer el derecho a elegir o sufragar, dicha mezcla se convertía en algo letal o catastrófico por su efecto explosivo y, exactamente, eso fue lo que aconteció el pasado Domingo 14 de Marzo, en los comicios para la elección de Senadores, Representantes y consulta interna de dos partidos, resultando elegidos unos oscuros personajes, no alcanzando curul otras personas que bien la merecían y que eran necesarias en el Congreso; y, para bien de Colombia y de la institución legislativa, otros dudosos aspirantes, como también, unos payasos’ de la llamada farándula se ‘chamuscaron’. ¡Gracias a los colombianos que no votaron por estos últimos!
Manizales, Marzo 20 de 2010.