25 de abril de 2024

Llegó a la libertad Pablo Emilio Moncayo

30 de marzo de 2010
30 de marzo de 2010

Primero descendió la senadora Piedad Córdoba y después lo hizo Moncayo que fue recibido por su señor padre, el profesor Gustavo Moncayo.

Después fueron llegando, en rápida sucesión, los miembros de su familia, entre ellos la chiquilla Valentina, de cinco años, que nació estando en cautiverio. Moncayo la alzó en sus brazos, la cargó y la besó después de que le entregó un ramo de flores.
El militar, que llevaba doce años en poder de las Farc, se confundió en un solo abrazo con su señora madre y sus hermanas.
Posteriormente se tomó de la mano de su padre y, con las manos en alto, se dirigieron a una sala privada del aeropuerto.

Versión de la AP

FLORENCIA, Colombia (AP) – El sargento viceprimero Pablo Emilio Moncayo, libre el martes tras 12 años de cautiverio, agradeció a los presidentes de Ecuador, Venezuela y Brasil gestiones en pro de su liberación y se abstuvo de criticar tanto a sus captores de las FARC como al gobierno del presidente Alvaro Uribe.

Tranquilo, con hablar pausado y enfundado en un uniforme camuflado militar, botas negras y gorra con la que llegó desde la selva, Moncayo, de 32 años, anunció además que ha tomado una decisión sobre si permanecerá o no en las filas castrenses, pero que lo anunciaría a su debido momento.

Al confesarse impresionado por los avances tecnológicos que ha habido durante su largo secuestro, Moncayo dijo además que traía un mensaje de dos de sus compañeros uniformados retenidos que le expresaron temor "porque sus vidas corrían peligro" y por lo cual le solicitaron hacer una llamado público a alguna organización no gubernamental internacional para que les ayudara a buscar su liberación.

Moncayo no dio detalles de qué tipos de temores o porqué temían por sus vidas esos dos uniformados, el sargento viceprimero del ejército Libio José Martínez, que cayó en poder de las FARC al mismo momento que Moncayo en diciembre de 1997; y el teniente coronel de la policía Edgar Yesid Duarte, retenido desde octubre de 1998 por las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

"De todos mis compañeros traigo un grato recuerdo, han sido maestros, han sido compañeros, han sido amigos en los momentos de debilidad y flaqueza mía estuvieron a mi lado, me dieron la mano, mejor dicho son unos héroes", aseguró al hablar frente a un enjambre de reporteros en el aeropuerto de Florencia, capital del departamento de Caquetá y a unos 380 kilómetros al suroeste de Bogotá, donde llegó unas horas antes.

Tras responder cinco preguntas, Moncayo muy tranquilo dijo que debía marcharse con su familia para trasladarse a Bogotá y realizarse pruebas médicas.

"Ha sido muy bello este recibimiento, ha sido un honor haber estado con todos ustedes, no saben cuán asombroso es volver a ver la civilización", dijo. "Al ver civilización todo, todo ha cambiado la tecnología, me ha dejado supremamente admirado, todos los avances tecnológicos, de lo poco que he visto hasta ahora".

Al iniciar sus palabras, Moncayo agradeció el trabajo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), de la senadora Piedad Córdoba y de la Iglesia Católica, pero además a los mandatarios de países vecinos.

"Quiero agradecer en primer lugar a Dios, a mi papá por su labor titánica, incansable. También quiero saludar y agradecer al señor presidente del Ecuador, Rafael Correa, por ser quien solicitó un gesto de paz de parte de la guerrilla con mi entrega, deseo también agradecer las gestiones del señor presidente de Venezuela, Hugo Chávez, al señor presidente de Brasil, (Luiz Inácio) Lula da Silva", dijo Moncayo.

Y al ser consultado sobre su opinión con respecto al gobierno de Uribe y de las FARC, Moncayo respondió sereno: "Creo que lo que yo piense de la guerrilla de las FARC en nada va a cambiar el rumbo de la historia de Colombia, sencillamente existen en Colombia, son una realidad, no se las puede negar, por más que se quiera no se las puede negar, parecen invisibles, pero ahí están".

"Yo sé que mucho analistas dirán que uno sale después de 12 años con el Síndrome de Estocolmo", dijo al ser consultado sobre el gobierno. "Yo he conservado mi uniforme, he soportado todos estos años por amor al pueblo de Colombia, por amor a la institución (armada) a la que pertenezco, respeto la Constitución como soldado que soy…ya lo que yo opine no es de gran trascendencia, no cobra trascendencia en estos momentos porque es la democracia de Colombia, buena o mala, la que sostiene al gobierno".

Por años, la familia de Moncayo recriminó al gobierno de Uribe al que calificó de intransigente por no facilitar un acuerdo de canje o intercambio de secuestrados por guerrilleros en prisión.

El gobierno, por su parte, alega que ese canje sólo se puede hacer sólo si los insurgentes se comprometen a salir de la filas rebeldes y no volver a delinquir.

Tras sus declaraciones, Moncayo retiró las cadenas que llevaba su padre en las muñecas como símbolo del secuestro.

"Escuché a mi padre que deseaba que yo le quitara las cadenas, entonces ese acto lo voy a realizar en este momento", dijo el militar para de inmediato retirar la cadena metálica que su papá, Gustavo Moncayo, llevaba en las muñecas al menos desde el año 2007, cuando comenzó una campaña en pro de la liberación de su hijo.

El militar retiró las cadenas y luego las echó al piso de la pista del aeropuerto.

Moncayo llegó a bordo de un helicóptero militar de Brasil, país garante del operativo, a las 5.40 de la tarde (2240GMT) a Florencia, desde donde había partido temprano la comisión humanitaria del CICR, la senadora Córdoba y el obispo católico Leonardo Gómez.

A su arribo, Moncayo padre, María Stella Cabrera, la madre, le entregaron margaritas blancas, mientras las cuatro hermanas le daban besos abrazos en medio de las sonrisas de Moncayo.

También abrazó a un montón de niños, entre ellas su hermana Laura Valentina, de seis años, y los hijos de sus hermanas mayores. Moncayo también dirigió un saludo marcial a militares de Florencia.

Córdoba dijo a los reporteros en el aeropuerto que debieron hacer dos paradas, una para esperar la entrega y la segunda donde se hizo efectiva la liberación.

En el segundo lugar recibieron un comunicado del máximo comandante de las FARC, Alfonso Cano.

El mensaje indica que "con este gesto unilateral, las FARC consideran que el camino quedó desbrozado para el inmediato canje de prisioneros de guerra como única forma viable para que sin menoscabo de integridad física regresen a la libertad los prisioneros que están en la selva, lo mismo que los guerrilleros presos en las mazmorras de Colombia y en las de Estados Unidos".

Además los rebeldes hicieron un llamado internacional y a colombianos para que "se sumen voluntades y dirijan sus esfuerzos concéntricos encaminados a alcanzar el canje".

La congresista y el obispo Gómez dijeron que ni se dieron cuenta de cámaras de televisión y que sólo vieron guerrilleros. Fue una referencia a una queja hecha más temprano por el gobierno porque la televisora Telesur, con sede en Caracas, divulgó imágenes de Moncayo con la congresista en algún lugar de la selva.

En un comunicado de ocho puntos divulgado en Caracas, la televisora dijo que "las imágenes no fueron grabadas por personal" de su estación, que las recibió a través de correo electrónico, pero no indicó el remitente. Dijo además que le sorprendía la reacción del gobierno colombiano que en el pasado ha grabado y divulgado imágenes como las de julio del 2008 cuando rescató a 15 secuestrados en poder de las FARC.

La congresista dijo además que no traían ninguna carta ni prueba de supervivencia de al menos otra veintena de uniformados que siguen cautivos.

Destacó además que ya tiene en su poder las coordenadas del lugar donde le serán entregados los restos óseos del mayor Julián Guevara, muerto en cautiverio en el 2006.