Criterios liberales
Los cuestionamientos sobre las elecciones presidenciales de 1970 y su ahora confirmada manipulación de los resultados para despojar del triunfo a uno y dárselo a otro candidato, dieron argumentos a quienes crearon el M-19 para desatar su violencia subversiva por casi veinte años.
La historia de las guerras civiles del siglo XIX y de la de los Mil Días, es la consecuencia del fraude electoral indiscriminado, como herramienta para conquistar o perpetuarse en el poder. A uno les servía para lo primero, como forma de alcanzar un triunfo improbable o como argumento para justificar un golpe contra el régimen; mientras que a otros, las cifras manipuladas los mantenían en el mando como aparentes ganadores de los comicios o como excepcionales garantes de una institucionalidad sacudida en sus cimientos por el fraude y el consecuente deterioro de la confianza y el orden públicos.
Pero si la democracia colombiana es la gran afectada por los problemas en el conteo de los votos del domingo anterior, ¿quiénes son los posibles beneficiarios de éste caos? ¿Será una casualidad que el Ministro del Interior lo describa como una hecatombe; aquella situación hipotética que obligaría al Presidente Uribe a mantenerse en el Palacio de Nariño? ¿Por qué la virulencia de los ataques del mandatario contra el Registrador? ¿No es raro que lo más polémico sea el escrutinio de la consulta conservadora, pieza clave de la estrategia uribista?
Dos: En el liberalismo de Risaralda, la iniciativa la tiene ahora el Representante a la Cámara Diego Patiño Amariles, pues solo él podrá determinar cómo quiere hacer valer unas mayorías; no tan amplias como pretenden mostrar sus publicistas, pero si suficientes para influir en gran medida sobre el futuro de la colectividad.
Con las elecciones presidenciales a la vista y una fórmula que incluye como candidato a la vicepresidencia a quien él apoyó en la consulta interna del partido – Aníbal Gaviria -, Patiño Amariles tendrá un buen pretexto para demostrar el tipo de papel que desea jugar al interior del liberalismo, luego de su triunfo.
Debe reconocer que más de un 37% de los votantes rojos, acompañaron a Vivian López en su aspiración; mientras que casi un 19% sufragó por el partido, pero no indicó preferencia por ninguno de los aspirantes. Si a esto le sumamos la participación de los otros dos candidatos –Atilano Córdoba Maturana y José Albeiro Cárdenas López-, el 39% de los votos alcanzado por el ex gobernador, no le permite hablar de una jefatura única sin más esfuerzo que el de mostrar los guarismos.
Jefe es y lo ha sido. Encarna una poderosa vertiente del liberalismo de Risaralda y por efectos de la verdadera derrota roja – que no es otra que haber perdido la segunda curul en la cámara y la del senado -,es el único paisano copartidario en el Congreso de la República; una credencial que lo habilita en el mando, si tiene la grandeza del triunfador, la visión estratégica del jerarca político y el desprendimiento requerido en la hora de los sacrificios, que es la presente. Vuelvo y digo, el parlamentario Patiño Amariles tiene la palabra.