Contrapunto
Bueno, aquí en estas breñas de mi Dios zarpó un barco el primero de enero de 2008 y, pegando contra el mundo entero, hizo agua el 14 de marzo de 2010. El gobernador, como Frederick Fleet capitán del Titanic, olvidó en tierra los binoculares para advertir, desde el nido de cuervo del vigía, los peligros de las azarosas travesías. ¡Y ahí fué!
De hace años el doctor Ramos había logrado convocar en torno a sí a las inmensas mayorías conservadoras de Antioquia y fué su jefe invicto por muchas sucesivas jornadas, sin que nadie viérase en la necesidad de disputarle un solo acre del inmenso latifundio político acumulado al través de los tiempos.
Pero dió en la vena de arrollar desde el gobierno con la candidata al senado, sacrificando cuantos indefensos y cándidos alfiles se pusieran por delante, con tal de obtener el mezquino objetivo. Las demás fuerzas conservadoras fueron lanzadas al ostracismo desde los albores mismos del gobierno. Hasta cuotas personales hubo y hay en la administración, menos para el senador más votado en los comicios del 2006.
En política, como en la vida, las que se hacen se pagan y hubo que llamar a somatén.
En primer término, Oscar Suárez Mira condujo por el desierto a humildes y despojadas huestes, que supo guiar por el camino del desierto a la indiscutible victoria, para ceñir finalmente en su frente la corona de laurel reservada a los vencedores: una senadora, la más votada de su partido, por lo mismo la ganadora en Antioquia y dos representantes conservadores, una de ellos la de más votación, y uno liberal el más sufragado entre los de su especie. ¡La apoteosis total!
Como si aquello hubiese sido poco, Jenaro Pérez Gutiérrez se echó al hombro una precandidata a la presidencia, un candidato al senado y dos a la cámara y, en una performance espléndida, logró coronarlos una tras otro. No así el gobernador que asistió a los funerales de su precandidato presidencial y de tres aspirantes a la cámara, quedándole el premio de consolación de su sola senadora y su solo representante, lo que es escandaloso, habiendo puesto, como puso, toda la carne oficial en el asador para favorecerlos.
Yo mismo les advertí la mortandad electoral que sufrirían las huestes del gobernador. Mes y medio antes le anoté al doctor Sánchez, reciario del régimen, que a duras penas elegirían una senadora y un representante. No me creyeron, porque ellos son la sabiduría en pasta y los demás unos idiotas. Y dicho y hecho: tres aspirantes a la cámara de representantes tendidos en el campo de Agramante.
Lo que el primero de enero de 2008 constituyó una sola fuerza grande y monolítica alrededor del gobernador, este resolvió devolverla en trizas, por tres, el 14 marzo de 2010. Y Recuérdese que disidente es aquel que no hace parte de las mayorías, hoy capitaneadas por el doctor Suárez Mira. Y crece y crecerá la audiencia. Un capital político amasado en el correr de tantas añadas, dilapidado en dos años, dos meses y catorce días.
¿Que qué pasó? Son cuestiones que es mejor no menear, y punto en boca.
De no haber sido por la procelosa carrera hacia el abismo del señor gobernador Ramos, el partido en Antioquia bien pudiera estar celebrando la elección de cinco senadores y no de tres. Hagan cuentas y verán cuánta verdad hay en mi dicho. La expedición que comandó, quién lo creyera, resultó ser una solemne chambonada, de la que existe un antecedente ingrato en cabeza del doctor Villegas Moreno, su conspicuo asesor de ahora, pero en otras materias porque el estratega político es el doctor Moncada. Mea culpa, mea sacratísima culpa. Mucha falta le hizo la presencia siempre clave de Luis Emilio Monsalve.
Hoy el doctor Ramos se ha visto disminuido en las urnas, por obra y gracia de sus graves e imperdonables pifias y ya tiene pares, Suárez y Pérez, y no subalternos como era la usanza, con los que tendrá que vérselas en respetuosa lid.
El partido conservador ganó en Antioquia pero el gobernante perdió. Será una paradoja, más cierto es. Una lección que no podrá ser olvidada, so pena de repetirse la historia, y esta no perdona.
Este Titanic se hundió y de ello se darán cuenta los responsables por ahí dentro de cincuenta años, cuando la especie náufraga sea rescatada y expuesta a los ojos estupefactos del público.
Tiro al aire: estas líneas las he escrito con la nostalgia de quien revela la penosa leyenda de quien pudo haber sido, y ya no fué.