28 de marzo de 2024

Con la entrada de Noemí Sanín, así cambia el panorama presidencial

20 de marzo de 2010
20 de marzo de 2010

Con esta diferencia de casi 38 mil votos, la nominación de Sanín como la candidata presidencial del Partido Conservador ya es un hecho. Un hecho que altera todo el ajedrez presidencial para el 2010.

Andrés Felipe Arias concedió la victoria y es bastante improbable que juegue a ser un mal perdedor. No tanto por una nobleza de carácter, sino por estrategia. Si rompe el Partido Conservador ahora que el conservatismo finalmente tiene un chance de conquistar la Presidencia, arruina sus posibilidades de ser presidente en otro período. Con solo 36 años, Arias tiene un futuro político prometedor, y para eso es fundamental conservar a su partido de su lado.

También es improbable, que como lo han anticipado algunos analistas, se rompa el conservatismo. Y las razones son las mismas. La posibilidad real de ganar la Presidencia unirá al Partido detrás de su candidata porque los congresistas interesados en participar burocráticamente de la próxima Presidencia no abandonarán el barco azul cuando por primera vez pueden llegar solos a la Casa de Nariño. Aunque todo dependerá de las encuestas y de la habilidad de Juan Manuel Santos para armar esa gran coalición uribista de la que está hablando y para la que nombró a Rodrigo Rivera.

En este escenario, Sanín, que entró a la baraja presidencial hasta hace muy poco, se convierte en la principal contrincante de Santos para pasar a la segunda vuelta.

Por un lado, dado que Sanín se ha presentado como una uribista, pero que no es ‘del Presidente’, está en una posición excepcional para armar coaliciones con otros partidos, algo que ya le queda imposible a Juan Manuel Santos.

Santos, a lo sumo, contará con el apoyo soterrado del PIN y utilizará una estrategia de arrebatarle al menudeo las bases a los demás partidos. El nombramiento de Rodrigo Rivera como jefe político de su campaña asegura a los uribistas más uribistas y a algunos liberales, a quienes sin duda Santos les tiene el ojo puesto dado que en la última encuesta parece ser más popular que Rafael Pardo entre los rojos. El nombramiento de Angelino Garzón como su fórmula vicepresidencial también le ofrece una buena plataforma de aterrizaje a gente cercana al Polo que ve en Garzón un canal efectivo para lograr, por ejemplo, una negociación efectiva con las Farc.

La coalición de Noemí

Si bien Santos cuenta con toda la maquinaria de la U de su lado –incluyendo 28 senadores y 49 representantes- Sanín tiene, si mantiene unido a su partido, 23 senadores y 37 representantes. Además, la posibilidad de hacer coaliciones partidistas con los liberales, los Verdes, Cambio Radical e incluso Fajardo.

Ya en su discurso de victoria, Noemí invitó a otros sectores distintos al conservatismo a unirse a ella. Y dada su vieja amistad con César Gaviria, tender puentes hacia los liberales le quedará fácil.

Pero la victoria de Sanín le plantea al Partido Liberal un dilema estratégico.

La irrupción de Sanín en el juego, le quita fuerza a la posibilidad a Rafael Pardo de liderar una coalición anti-uribista con miras a la primera vuelta, algo que le habría quedado muy fácil si Arias hubiera sido el candidato conservador.

Pero al mismo tiempo, es prácticamente imposible que la maquinaria del Partido Liberal se ponga al servicio de un conservador en la primera vuelta. (Incluso, los resultados de la consulta conservadora demuestran que no es cierto que La U hubiera sacado a votar gente por Uribito). Y dado que Pardo tiene menos votos propios de él, que los que tiene el partido, su margen de maniobra para hacer una alianza antes de la primera vuelta con Noemí es muy estrecho así el Congreso del Partido le haya dado facultades todopoderosas para controlar a sus militantes. Es difícil trastear todo el trapo rojo liberal a votar por sus contrincantes históricos.

Lo que sí es un hecho es que si Sanín y Santos pasan a la segunda vuelta, muy probablemente el Partido Liberal se convierta en la fuerza que decide la victoria porque es el tercer partido con más congresistas y más maquinaria.

Aunque también es posible que se presente el fenómeno del "suicidio de las ballenas", que consiste en que todos le apuesten a la primera vuelta y pierdan, aumentando los chances de que Santos  gane de manera automática.  Este escenario es factible por una razón: la plata. El candidato que retire su nombre de la contienda pierde tanto el anticipo de financiación, como la reposición de los votos. No es seguro qué tanto sacrificio económico están dispuestos a asumir los candidatos.

El juego de Uribe

La otra cara de todo esto es que hace Álvaro Uribe, quien es el gran derrotado de la consulta azul porque perdió Uribito.

Ahora tendrá dos opciones: jugársela totalmente por Santos o jugar a la ambigüedad.

Podría apoyar con toda a Juan Manuel porque es quien preside el partido de la U, que es el más cercano a sus afectos, y porque dada la nueva composición del Congreso tendría mayor ‘elegibilidad’ y con el empujón del Presidente tendría algún chance de ganar en primera vuelta y asegurar así su legado.

Pero Uribe no se puede arriesgar a que Noemí gane a la cabeza de una coalición antiuribista, y él se quede sin influencia. Por eso, también podría jugar con una nueva ‘encrucijada del alma’: hacerle pensar al país que Noemí también podría ser su candidata. Es una apuesta arriesgada pues los congresistas de La U lo entenderían como un acto de alta traición, pero dado el uribismo del país y su pasado, sería una tentación grande para Sanín aprovechar ese medio-guiño.

En todo caso, en un espacio de incertidumbre, donde sin Uribe la gente aún no se ha decidido por quién votar, podrían empezarse también a cotizar otros candidatos. Después de la gran votación que obtuvo la consulta Verde, Antanas Mockus entra al juego con la bandera del independiente a disputarle ese espacio a Sergio Fajardo. Y por otro lado, Germán Vargas, quien muchos todavía ven como el más parecido a Uribe, podría repuntar en las encuestas.

Al final, las próximas jugadas las determinarán los ciudadanos con sus respuestas en las encuestas.