AYER,HOY Y MAÑANA
La zona Rosa, muestra algunas terrazas con excelentes restaurantes, estilo París. Y Usaquén, un encantador suburbio, se ha convertido en un eje refinado de excelentes restaurantes. En las mesas se ven extranjeros satisfechos con las viandas, quejosos eso sí, de que con la revaluación del peso colombiano un plato esté costando casi como si lo sirvieran en la Quinta Avenida . Y con los precios de los vinos.Una botella que en Carulla vale , digamos, veintidos mil pesos, se la cobran , sin dárseles nada, en unos cien mil pesos. Un almuerzo decente para dos personas, con vino de la casa, sale en unos ochenta mil pesos.
Pero si se va hacia el sur, todavía encuentra corrientazos de cuatro mil pesos. Y también, restaurantes sofisticados, de comida de mar, en el Barrio Restrepo, que se acompaña con refajo, maridaje de gaseosa con cerveza, en vez de vinos rosados o blancos, a precios aceptables. Acompañar a mi primo, el aspirante a la Cámara, en su campaña, me ha dado la oportunidad de aproximarme a la realidad de la ciudad capital. Que en estos momentos, como lo anotaba al principio, está caótica por la ausencia de transporte público .El Polo democrático, partido de izquierda que ganó las elecciones para Alcalde, va a perder adeptos en las cercanas elecciones. Eso es lo que se comenta porque dicen que Moreno Rojas no fué previsivo , que no vió lo que se venía y que no tiene la suficiente personalidad para imponer la fuerza policiva ante los desmanes y violencias de los sectores populares. El vandalismo se ha visto impune y ha tomado como mira buses , busetas y el Transmilenio, que es como el metro de Bogotá, que ante la emergencia semeja al de Pekín o Tokio:tienen que empujar a los pasajeros para poder cerrar sus puertas.Quedan como en una caja de arenques.
El lunes no hubo campaña política. Mi primo me invitó a un espectáculo musical en el norte, al Centro Cultural Skandia. A las Clásicas del Amor, que, reza en el programa, lleva quince años, con el mismo formato , que ha efectuado más de mil cuatrocientas presentaciones públicas y va a llegar a las quinientas en el mismo teatro. Para mí, una verdadera sorpresa. Nunca imaginé que como en Londres, un mismo espectáculo estuviera en cartelera tanto tiempo. Pero la sorpresa fué mayor, cuando al inicio nos informaron que había fallecido la noche inmediatamente anterior el Maestro Jorge Villamil Cordovez.Y que hacía un mes, había muerto en Medellín otro gigante de la música colombiana : Jaime R. Echavarría. Para quienes vivimos largos años en el exterior pero que nunca cortamos el cordón umbilical con la tierra de nuestros mayores, las canciones de los dos nos han impregnado de nostalgia y del inconfundible olor de la guayaba. Mi madre, manizaleña, cantaba "Noches de Cartagena" y "Me estás haciendo falta" . Y tarareaba "Serenata de Amor" y "Muchacha de mis amores". Hasta que le mandaron un casette con la voz de Jaime Rudesindo y se lo aprendió todo. A mí me parecía que no tenía idea de cantar. Jaime R. Mi madre cantaba regular. Y Don Orlando Cadavid, en artículo publicado en El Mundo a raíz de su muerte anotaba que una admiradora de Echavarría estaba de acuerdo conmigo. "Me encanta lo mal que canta". Pero ¡que gran poeta !. Y que bien interpretadas sus canciones por las Clásicas del Amor, en el sentido homenaje que le rindieron.
La obra de Jorge Villamil, que sobre la marcha también la interpretaron los de las Clásicas, es más contemporánea conmigo. Los colombianos que nos corremos unas copas, en noches recordatorias, terminamos cantando "Oropel", "Me llevarás en tí " o "Espumas", las más conocidas de su repertorio, interpretado por grandes artistas latinoamericanos y españoles. Y dejó para la posteridad unas doscientas obras. El Comandante "Espumas", que era como lo apodaba Tirofijo, según contó Villamil en una entrevista radial, será incinerado y arrojadas sus cenizas al Río Magdalena , mientras todos desde lo más profundo del corazón interpretaremos "Llamarada " y "Espumas",tal como él lo dispuso para su sepelio.
Cuando terminaron las interpretaciones de sus canciones, los quinientos asistentes al Teatro Skandia, de pies, aplaudimos durante diez minutos seguidos a la memoria de Jaime R. y Jorge.Y más de una lágrima afloró entre el público y los cantantes. Es el espontáneo homenaje a los inmortales.