Unas marcas que se esfumaron
En vez de llorar sobre la lecha derramada, Contraplano prefiere dedicar su espacio dominical en el Periódico de Casa a la evocación de medios de comunicación que fueron borrados en diferentes épocas.
Desaparecieron paulatinamente las agencias Colombia Press, de Pepe Romero, escuela en la que se formaron muy buenos reporteros; el Servicio Nacional de Prensa, del maestrísimo Antonio Pardo; Periodistas Asociados, de Daniel Samper y Luis Carlos Galán; Alaprensa, de Javier Ayala y Gabriel Ortíz, y Ciep, de los Lloreda y la conducción de Jorge Téllez. Sobrevive Colprensa, la agencia creada por Jorge Yarce y Humberto Arbeláez, en 1980, desde la mansarda de Promec.
Dejaron de circular en Medellín los diarios La Defensa, El Correo, El Diario y el semanario Pantalla. En Manizales, La Mañana, de Ramón Marín Vargas. En Cali, El Pueblo, Relator y El Caleño. En Bogotá, El Vespertino, de José Salgar; La Prensa, de los Pastrana, y El Periódico y El Bogotano, de Consuelo de Montejo.
Periclitaron las revistas Cambio, que marcó un hito en su accionar contra la corrupción, de la mano de Rodrigo Pardo y María Elvira Samper. Alternativa, dirigida por Gabriel García Márquez y Enrique Santos Calderón. Nueva Frontera, mucho antes del fallecimiento de su ilustre director Carlos Lleras Restrepo. Antena, de Vicente Stamato. Guión, el semanario de la familia Pastrana. Consigna, publicación de inspiración turbayista dirigida por los ex ministros Carlos Lemos Simmonds y Jorge Mario Eastman Vélez. Al Día, efímera competidora de Cromos, dirigida por Consuelo Mendoza. La sensacionalista Vea, creación de Jenaro Medina; Vea Deportes y Deporte Gráfico. Subsisten Semana, resucitada con indiscutible éxito por Felipe López Caballero, y la centenaria Cromos, convertida en quincenario bajo el alero de Julio Mario Santo Domingo.
El viento se llevó del éter colombiano marcas tan prestigiosas de la radio como Ultima Hora Caracol, noticiero institucional que tuvo sus mejores épocas en los tiempos de Antonio Pardo y Yamid Amat; el Repórter Esso, identificado con la voz del inolvidable Julián Ospina; el Radiosucesos, de Juan Gossain; Actualidades RCN, de Alfonso Castellanos y Manuel Prado; el Contrapunto y el Cantaclaro, de Jaime Soto; El Pereque, La Tapa y El Corcho, de Humberto Martínez; Monitor, de Carlos Pinzón; Línea directa y Después de las horas, de Julio Nieto, y Caracol en la tierra, de Timoleón Gómez.
También recibieron sus partidas de defunción, en la televisión, Telediario, de Arturo Abella; TV-Sucesos, de Alberto Acosta, 24 Horas, de Mauricio Gómez, y QAP, de las dos Marías; Noticiero Suramericana, de Alfonso Castellanos y Hernán Castrillón; Noticolor –que el gran Lucas Caballero, Klim, bautizó “Lambicolor”– de Darío Restrepo, Fabio Rincón y Darío Silva; TV-Hoy, de la mano de Daladier Osorio y Aris Vogel, y TV-Mundo, de Juan Guillermo Ríos.
El modernismo se llevó de calle nombres tan emblemáticos de nuestra radiodifusión como la Voz de Barranquilla, la pionerísima de la radio colombiana; la Voz de Antioquia, la Voz de Medellín, Ecos de la Montaña, Emisoras Nuevo Mundo, Nueva Granada, la Voz del Río Cauca, la Voz del Café, Transmisora Caldas, la Voz del Ruíz, Pregones del Quindío, la Voz de Cúcuta, la Voz Amiga, la Voz de Santa Marta, la Voz de Cartagena y Transmisora Sucre, entre otras emisoras diseminadas a lo largo y ancho del país.
La apostilla: La casa editorial El Tiempo y la cadena RCN –propietarias de Cambio y Radiosucesos— argumentarán que las marcas pasan, se vuelven desechables, mientras las instituciones quedan y hay que ponerlas a estrenar ropaje de vez en cuando. ¡Así es la vida!