Las elecciones se compran otra vez
Esas preocupaciones tienen que ver con las viejas y mañosas prácticas políticas que se evidencian con más dinamismo en época electoral y que lo único que buscan es alterar la democracia y evidenciar aún más, la búsqueda de poder por todos los medios.
Hablo de prácticas políticas que compran votos y manejan una cantidad de dinero exorbitante con el único objetivo de llegar al poder y hacer parte de esas cuotas nefastas para la credibilidad y confianza política del país.
Varias preguntas me surgen en este momento ¿Quién o quiénes están detrás de todos estos ríos de dinero que buscan una vez más ensuciar y deslegitimar las instituciones democráticas? ¿Será que queremos repetir la vergüenza que tuvo que vivir el Congreso, el Gobierno y el país en general o simplemente estamos hablando de un segundo embrión de la parapolítica o farcpolítica?
Mi preocupación se centra en que los que estamos tratando de hacer política transparente, con trabajo y resultados, que en realidad queremos mostrarle a los ciudadanos que pueden confiar en nosotros, que pueden dar su voto sin presión o sin costo. Entonces ¿a qué estamos jugando? ¿A que la democracia en Colombia tiene precio y el que no tiene plata pierde? Le estamos poniendo un costo muy alto a la estabilidad política del país, si dejamos que estas prácticas sigan su curso y se consoliden.
Hemos visto que en Colombia se ha arraigado la cultura de lo fácil, que luchar y ganarse los espacios y las instancias es de los perdedores que no tienen dinero, poder o influencia. ¿Será que es tan difícil dejar que un país opine a conciencia y que decida con autoridad, que la única herramienta que se tiene es comprar esa opinión y aprovecharse de las necesidades de los que carecen de educación y oportunidades?
En este momento en que las campañas políticas se desarrollan a cabalidad, las autoridades deben estar más que alertas, deben generar canales y estrategias que logren identificar esos caudales de dinero y quiénes son los implicados en comprar la conciencia, la opinión y la decisión de los colombianos.
Pero estar atentos y denunciar no es sólo trabajo de las autoridades competentes, es una labor de todos los ciudadanos y de los medios de comunicación, porque no podemos dejar que sigan utilizando y negociando las necesidades de la población menos favorecida que es el 67% de la población colombiana, porque debemos erradicar el círculo vicioso que se ha apoderado de las esferas políticas de nuestro país.
Estas elecciones son la oportunidad de elegir verdaderos representantes, de participar activamente en las decisiones del país, de darle un valor y una cultura a la democracia por la cual ha luchado Colombia durante casi dos siglos; donde todos podamos ejercer nuestro rol como ciudadanos y escoger diferentes propuestas políticas que ayuden a mejorar las condiciones sociales, económicas y políticas del país, garantizando progreso, estabilidad y reconocimiento.