21 de septiembre de 2023

Una conclusión abominable.

3 de diciembre de 2009

Sobrada razón le asistió a Daniel Samper Pizano, cuando solicitó al diario El Tiempo, más por su calidad de “socio” que por la de columnista de ese periódico, que se abstuvieran de seguir publicando al margen de sus escritos en la página Web los grotescos comentarios de una gran cantidad del vulgo que de manera irresponsable e indolente y portando una alta dosis de ignorancia supina le venían haciendo a sus escritos de manera sistemática y con una ausencia total de argumentos, solo por el hecho de llevar esos apellidos; similar situación tienen que soportar a diario los columnistas de diferentes medios sean contradictores   (Coronell, Bejarano, Zuleta , etc, .) o grandes escuderos ( José Obdulio, Rangel, la Rueda, etc,.)  del régimen, por parte de los “letrados, cultos y mesurados” mal llamados “comentaristas” que pululan en todos los medios escritos, sirviendo esto como barómetro para indicarnos inequívocamente el índice tan bajo que se tiene en materia cultural . Y, a otros, nos sirve, además, para darnos cuenta con que clase de semovientes se realiza la molienda. ( en otrora los trapiches se movían con semovientes, pero quedaban excluidas la yeguas porque no daban el rendimiento esperado).
En días pasados, escribí para  la revista  Cambio en el blog La Pringamoza un artículo que titulé “Corrupción rampante y Cinismo extremo”, a raíz de las desacertadas e irresponsables declaraciones del Fiscal y Procurador General de la Nación sobre la percepción que tienen de cómo opera la  justicia en Colombia frente a la corrupción e impunidad hechas en el foro “Corrupción Transparencia” que organizó la revista Semana; expresé en dicho escrito mi disenso por la forma tan olímpica como evadían su responsabilidad mostrándose ajenos al  problema tangible de la justicia en sus aspectos críticos  de la investigación, la impunidad y la corrupción, y sin incurrir en detestables prácticas chisgarabises ni en suposiciones temerarias, señalé a la Fiscalía y a la Procuraduría como unos excelentes conductores de corrupción e impunidad, como lo es el cobre a la electricidad; señalé de manera taxativa una gama de hechos constitutivos de conductas punibles que viajan en la carroza de la impunidad  teniendo a su favor el transcurso del tiempo, bien para la figura de la prescripción o para el vencimiento de términos procesales.
No cabe duda, que en este país los valores cobijados por la deontología están infartados, día a día aumenta la insensibilidad, la connivencia con el delito, la complicidad,  el encubrimiento y, sobre todo, la cobardía que no permite levantar una voz de protesta o denuncia de situaciones ilícitas aberrantes que de manera cotidiana se dan, así la corrupción procure su entierro como medio de  acallar, pero, al menos queda la satisfacción del deber cumplido; en Colombia de todo pasa y nada pasa, todo es inmutable, la autoridad y la sociedad con los medios de comunicación a la cabeza son ciegos, sordos y mudos. Las denuncias que hice ante los dos Organismos, en cualquier régimen, sea este democrático o déspota, produce un mínimo de reacción, menos en éste, si es democrático, al menos, merece una aclaración ante la opinión, y si es déspota, como mínimo, asesinan al denunciante, pero algún efecto causa.
Da grima, y queda uno al borde de la locura, leer a muchos de los llamados ‘comentaristas’ o ‘foristas’ de artículos o de crónicas periodísticas por sus variadas críticas con argumentos pletóricos de estulticia e ignorancia en donde la medición se grafica perfectamente de su microscópico coeficiente intelectual. Es inaceptable y paradójico que una alerta que hago a través de dicho blog en procura de evitar la impunidad de unos delitos de gran magnitud que se denunciaron de mucho tiempo atrás, y en aras de buscar solidaridad de los estamentos y la comunidad para presionar el aparato judicial en el cumplimiento de sus obligaciones, salte como la liebre un lunático haciendo de abogado del diablo y en su  cerebral lucubración me califique como mequetrefe y comentarista barato, dando a entender que aboga y justifica los delitos denunciados y, sobre todo, por un delito execrable como lo es el Concierto para delinquir en la modalidad de ‘paramilitarismo’ y que, según mi glosador, el malo del paseo, soy yo, por escribir sobre estos temas que se presume solo afectan a las personas incursas en estas conductas, salvo que él sea una de estas personas.
‘Señor Sigfridpulite’. No soy comentarista barato, ni caro ni de promoción, mi escrito no es un comentario, es la voz de una persona con carácter, dignidad y valor para denunciar sin ningún temor (reverencial o físico) a los delincuentes, aún, siendo los sindicados los siniestros paramilitares, tampoco me considero un mequetrefe, ya que mi papel no es de entremetido, sino de involucrado indirectamente en los hechos.
 De todas maneras, muy amable por sus delicados calificativos, quedando plenamente convencido, sin lugar a un mínimo de error, de que Usted es el prototipo clásico del ejemplar que encuadra a la perfección en la clasificación de la conclusión.

Manizales, Diciembre 4 de 2009.