Reinas y reinados: ¿evolución o decadencia?
La descripción física de la mujer ha sido una constante en la literatura universal. Los rasgos para destacar, como son los faciales, nacen de un ideal de perfección, que coloca a la mujer en el nivel de deidad, de diosa.
Tomemos el ejemplo de dos obras tan dispares, no sólo por la concepción, sino por las épocas en que las ubicaremos.
En una, que se consigna en la primera parte de El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, y en la de los “Novos Poemas II ( 1.959) del famoso y conocido escritor brasileño Don Vinicius de Moraes.
En ambas existe un paralelismo en la forma como se describe físicamente a la mujer. De un plumazo, diríamos que son muy diferentes, por el idioma en que fueron escritas, la primera, en castellano; y, obvio, la segunda, en portugués de Brasil.
La otra razón de peso es la estética del lenguaje, pues la primera se enmarca en una clásica prosa del llamado Siglo de Oro; la otra obedece a la diáfana poesía contemporánea.
Viene ese largo peregrinaje para encontrar a la mujer ideal, y recordamos cómo en el caso de Don Quijote, Dulcinea pudo existió en la imaginación de Don Quijote, pero no como personaje real de la inmo0rtal novela.
En el caso del gran Vinicius de Moraes suced algo parecido, pues presenta a la mujer como una fórmula del idealismo.
Pero viene acá el asunto más peliagudo: La concepción de la belleza femenina no está sólo en la fantasía de muchos escritores y poetas, sino que, a través de la historia, el ideal de la belleza femenina ha evolucionado , como ha sucedido con las ciencias, con las costumbres, con la farmacología, la física, la antropología. Es decir, todos los inmensos descubrimientos del hombre en los últimos 100 años superan de lejos los avances logrados dos mil años atrás.
Entonces, también cambian los intereses, pues frente a la concepción de la belleza femenina han crecido los negocios alrededor de ella, comenzando por la industria de los cosméticos, los trajes, los conceptos nutricionales, y los sofisticados gimnasios, cuyo fin es darle a la mujer una figura estilizada y grata para quienes la miran.
La influencia y, más que eso, el peso que ejercen las revistas de farándula, de moda, de estilistas, del cine, la radio la televisión, y, sobretodo, esa intrínseca vanidad que no sólo es hoy aplicada a las mujeres sino que el hombre también está en la línea de los tintes, las liposucciones, peligrosas en muchos casos, los ungüentos, las jaleas, las máquinas electrónicas del sutil masaje, las fajas y de cuantas cosas es capaz la imaginación.
Pero también estamos enfrentados a un tremendo peligro, y es el de que deben, en aras de ser bellas, según los patrones que les imponen para desfiles en pasarela o para candidatisarse a reinados pueblerinos o nacionales, deben tener medidas especiales y pesos corporales predeterminados por quienes organizan esos eventos.
¡Cuánto daño les está haciendo no sólo a las aspirantes a reinas, sino a las jóvenes que quieren seguir ese camino!
La anorexia, que hoy por hoy es el dolor de tantos hogares y que han llevado incluso hasta la muerte, por estas prácticas extremas en la dieta alimenticia.
Pero hay mucho trecho entre esa búsqueda idealizante del Quijote y de Vinicius, o la que siguieron los poetas, que como José Asuncion Silva o el gran Porfirio Barba Jacob, dejaron consignadas en piezas inmortales del amor, la belleza y la ternura, y lo que se quiere hoy en día.
Lo cierto es que estos reinados y desfiles de toda índole no son malos en sí mismos. Lo grave está en inducir a la mujer a unas transformaciones corporales, a buscar un biotipo de belleza artificiosa, donde los que se llevan las grandes ganancias son los organizadores de estos eventos; y que quienes asisten, acá en Colombia, a la ceremonia de Coronacion,son unos ricachones lujuriosos vestidos de pingüinos , y frente a ellos un Arquitecto traído de Marruecos, una mujer con edad indefinida, Presidenta de Cosmetic Dangerus Poison, un diplomático Afganistán, con cara de camello y una rubia regordeta con muchas patas de gallina, Gerente General de Dietetics Nutriment from Somalia, todos estos miembros del jurado.
A última hora se excusó de asistir la Señora Anoresttias Bulimitas, por un raro desmayo que le produjo el consumo de una arepa de huevo.
Desde el lado de la psiquiatría, la obsesión por la imagen impedirá que la mujer pueda desarrollarse social y culturalmente, pues la moda la conduce a la tiranía de la belleza, a la que esta sometida y esclavizada, con un agravante, que es el de que casi siempre ha sido el hombre el que ha impuesto los cánones de la belleza, exhibiendo a la mujer como un trofeo.
El psiquiatra Luis Rojas Marcos asevera que casi un 80% de las mujeres de occidente se sienten insatisfechas con su cuerpo, y que, sin exagerar, más del 20% ya han pasado por el quirófano.
Esta parte, es de la cosecha de Vinicius, quien anota este lapidario mensaje.
“Que me perdonen las muy feas, pero la belleza es fundamental.”