Otros quindianos
Y los concretos, quienes no solamente aman a su tierra y la quindianidad, sino que también aportan dinero, crean empresas, construyen edificios, dan empleo y no se quejan de los críticos que dicen afear la imagen de la comarca.
Ahora he descubierto otras dos clases de quindianos: los cercanos y los lejanos. (Entre paréntesis, las dicotomías a menudo tienen la virtud de hacer más comprensibles estos conceptos).
Los quindianos cercanos son aquellos que sólo piensan en lo que ocurre cerca, a su alrededor, en su entorno; nada existe mucho más allá de su propio ombligo. Añoran las tradiciones, se solazan con que toda vida pasada fue mejor; y adoran especialmente la gastronomía local, y las cosas que le recuerdan sus antepasados como la aguapanela, los frijoles y la mazamorra. Aunque se resisten a escribir en internet, muy a regañadientes saben que esa herramienta es útil aunque no ven necesario usarla de inmediato.
Los quindianos lejanos, en cambio, se allanan a vivir en las vecindades pero miran hacia más allá de los límites políticos. Saben que el mundo se encuentra detrás de esta cordillera y que las imágenes que nos acosan por los medios de comunicación son el producto de la globalización, no importa lo cual la Web es utilizada apropiadamente. Aunque disfrutan de las delicias del clima y de una vida sin apuros, no ignoran que los negocios más importantes están afuera y que el mundo es, como decía Ciro Alegría, “ancho y ajeno”.
¿En cuál categoría se encuentran los historiadores?, me preguntó un amigo curioso. Estos profesionales, le respondí, miran hacia a lo lejos pero en el pasado, desenterrando las raíces de nuestra identidad, buscando respuestas a la manera como somos y actuamos. No obstante, este tipo de miradas también les deja espacio para otear el futuro y señalar hitos que corresponden a la cultura histórica en la cual vivimos.
Los quindianos cercanos son a menudo como una mula atravesada en el camino. Cuando les da por expresar sus temores a los cambios, y encabezar cruzadas de resistencia a lo que viene, se parecen a los habitantes de aquel poblado boyacense quienes, para oponerse a una carretera que estaban construyendo para unir su aldea a la autopista central, les dio por fundar el famoso Comité Pro-Contra la Carretera —que tuvo muy escaso apoyo por parte de los que deseaban entrar en el llamado progreso.
El Comité Pro-Contra la Modernidad del Quindío estará abriendo sus inscripciones muy en breve. Tenemos la seguridad de que veremos allí a muchas personas refractarias a la competitividad, resistentes a pagar salarios justos, incapaces de pensar en alternativas agropecuarias, celosos de los círculos de excelencia y calidad, y en especial amigos de conservar incólumes las estructuras burocráticas de la administración pública basadas en la incompetencia y la corrupción.Crónica del Quindío.