Los verdes se quedaron biches
Diversas fuentes dentro de la colectividad han confirmado a La Silla Vacía que las diferencias entre el bloque conformado por Antanas Mockus, Lucho Garzón y Enrique Peñalosa y el de los miembros del antiguo Opción Centro se han profundizado. Al final de la semana pasada, la comunicación entre ambos bloques estaba cortada, y había riesgo de un rompimiento, donde los tres ex alcaldes se mantendrían juntos para buscar otras opciones. Se ha llegado a hablar extra oficialmente de acercamientos con Fajardo. Y hoy, los fundadores originales del Partido se reunirán con los aspirantes al Senado para tomar una decisión sobre las futuras elecciones.
El gatillo de esta división ha sido la disputa por las reglas de juego para integrar las listas al Congreso en una discusión que gira en torno a quién puede y cómo poner más votos.
La pelea por la "lista salpicón"
La versión no oficial es que la disputa se originó en un evento el 5 de diciembre en Neiva, Huila, donde se pretendía avalar candidatos cuestionados en esa región.
El 3 de diciembre, el Diario del Huila publicó la noticia que un proyecto de unión entre antiguos congresistas del Huila llamado "la lista salpicón", debido a los distintos orígenes políticos de quienes la conformarían, se lanzaría con la colectividad verde. En la lista "salpicón" estarían incluidos, entre otros, Liliana Vásquez de Bravo, ex primera dama del departamento, esposa del ex congresista Jaime Bravo Motta, quien se encuentra actualmente en prisión por celebración indebida de contratos; y el representante a la Cámara Luis Enrique Dussán, quien a raíz de un artículo en la revista Semana en el que el guerrillero desmovilizado Fernando Bahamón Céspedes lo señalaba de haber celebrado tratos con la guerrilla de las FARC para la financiación de su campaña, fue vinculado a una investigación por parte de la Corte Suprema de Justicia.
En esta reunión estuvieron presentes como figuras oficiales del Partido Verde Carlos Ramón González (representante legal de los verdes) y Rodrigo Romero (congresista verde en la Comisión Séptima), ambos antiguos Opción Centro. Pero ninguno de los tres ex alcaldes asistió.
Según fuentes dentro del Partido Verde, la nota en el Diario del Huila generó malestar porque se estaba anunciando el aval para candidaturas que no habían sido sometidas al proceso de selección establecido en los principios y estatutos del partido. Según la jefe de prensa Sandra Gutiérrez, dicho proceso -llamado por el ex alcalde Garzón "la prueba de carbono 14"- comprende no sólo la revisión de hoja de vida y una declaración formal de procesos judiciales de los precandidatos, sino también la ratificación por parte de una veedora ética dentro del partido, la abogada Giselle Aparicio, y de la Dirección Nacional. Según Gutiérrez, en un partido conformado por los tres ex dirigentes, no tienen cabida candidaturas de funcionarios sindicados por corrupción, políticos vinculados con grupos armados o sus familiares.
En una nota posterior del 7 de diciembre en el Diario del Huila, Rodrigo Romero ratificó que la vinculación de candidatos se haría únicamente con base en alianzas en torno a los principios y estatutos del partido y en efecto, la "lista salpicón" todavía no ha recibido el aval, puesto que los candidatos no han presentado la documentación requerida. Pero el daño a la confianza entre ambas alas del Partido ya estaba hecho.
Sin reglas claras
El episodio de la lista "salpicón" revela otro de los problemas graves que afronta actualmente el partido: la disputa por quién tiene el verdadero control para definir las reglas de juego.
Hasta el momento, los cambios en los estatutos y en la dirección nacional que se dieron en el V Congreso del partido, a través del cual se integraron los tres ex alcaldes, todavía no han sido remitidos al Consejo Nacional Electoral. Al día de hoy, los ex alcaldes aun no están integrados oficialmente a la dirección de los Verdes.
Según fuentes dentro del partido, esta falta de oficialización ha generado un clima de desconfianza en el interior, ya que no han sido registrados tampoco los cambios estatutarios que ocurrieron en las reuniones de los "cucarrones democráticos" (ver historia). Entre el bloque de los ex alcaldes existe la sensación de que los antiguos fundadores están dilatando la oficialización de estos cambios como un mecanismo de 'chantaje' para obligar a los trillizos a no imponer su voluntad con el sesenta por ciento de representación con la que negociaron su entrada al Partido.
Y lo que está en juego es el sistema de listas que se va a utilizar, que en últimas refleja una concepción sobre cómo hacer política.
La disputa principal es si lanzar listas abiertas o cerradas al Congreso. Los ex alcaldes prefieren un sistema de listas cerradas de pocas personas y con un sistema único de financiación. Creen que de esa manera no entrarían candidatos cuestionables ni ética ni políticamente. Quieren, según ellos, evitar "lavar" candidatos controversiales. Para los ex alcaldes, las canadidaturas cuestionables son inaceptables.
Los de Opción Centro quieren listas abiertas, y dicen que con ello no están buscando que el partido otorgue avales de manera más laxa y menos ética, sino que el partido permita más entrada a nuevas opciones de liderazgo. Uno de los focos de disputa es la lista a la Cámara por Bogotá, donde aún no se define si la lista será abierta o cerrada. La discusión se centra en una pugna por quién puede poner más votos: si las estructuras del antiguo Opción Centro o la fortaleza mediática de los tres ex alcaldes.
Para los antiguos Opción Centro, la imposición de listas cerradas es inaceptable. Y se habla de imposición porque la dirección nacional del partido quedó conformada en su mayoría por los tres ex alcaldes y sus cuotas políticas, mientras que los miembros de la vieja colectividad sólo tienen el cuarenta por ciento, con lo que quedan sin capacidad de decisión.
La Silla Vacía trató de contactar a otros dirigentes nacionales y voceros, pero éstos se encontraban en una reunión del partido al momento de la redacción de este artículo. Por su parte, el presidente del partido, Jorge Londoño, negó la semana pasada que se trate de una crisis. Según él, es una discusión interna que ya fue solucionada permitiendo una lista abierta al Senado de la República. Pero todas las demás fuentes confirmaron la crisis
El dilema de los Referendos
Jorge Londoño asegura además que el partido Verde dará pleno respaldo a la iniciativa estrella de la concejal verde Gilma Jiménez: el referendo de cadena perpetua para violadores y asesinos de niños. A pesar de esta declaración, otras fuentes dentro del partido niegan que esa decisión ya se haya tomado y afirman que no ha habido una discusión oficial en la dirección del partido.
Entre los jefes de prensa de los ex alcaldes, solamente la del ex alcalde Peñalosa declara su apoyo a la iniciativa, donde además participan otros promotores peñalosistas como Alfonso Prada, quien se lanzaría a la Cámara con la lista Verde en marzo. La iniciativa de un referendo con un tema tan sensible es una estrategia electoral efectiva que seguramente traerá más visibilidad electoral para los candidatos verdes que la apoyen, incluida la concejal Jiménez, quien espera hacer el salto al Senado cuando la Corte Constitucional se pronuncie sobre su inhabilidad para ser candidata por no haber renunciado seis meses antes de la elección a su curul de concejal.
Pero más allá de que el partido esté o no de acuerdo con la iniciativa de cadena perpetua para violadores, el dilema es que el referendo propuesto podría ser lanzado al mismo tiempo que el referendo de reelección presidencial. La semana pasada, el congresista Roy Barreras pidió a la Corte Constitucional que acelerara el estudio de la iniciativa de Jiménez, lo cual podría sumarle votos al referendo reeleccionista.
El partido Verde ha sido un fuerte opositor de la posibilidad de una segunda reelección presidencial. Los sectores que se oponen al referendo de reelección han señalado que la mejor estrategia para derrotar la iniciativa es una campaña de abstención. En ese caso, el partido tendría que lanzar un mensaje contradictorio de pedir que se vote a favor de la iniciativa de Gilma Jiménez, por un lado, y que se deje de votar la iniciativa de reelección presidencial como parte de la campaña de abstención. La situación pone a los verdes en una difícil encrucijada.
El problema de fondo
El problema de fondo es que para los ex alcaldes el objetivo más importante es constituir un partido que les permita hacer una política diferente, centrada en lo ético, que ganar las próximas elecciones. De hecho, a sólo tres meses de llegar a las urnas, tanto Mockus como Peñalosa han pasado más tiempo por fuera del país que adentro. Y Lucho Garzón, que sería la cabeza del Partido al Senado, tampoco ha arrancado en forma su campaña porque tenía un pie enyesado. Y a esto, hay que sumarle la indecisión de Mockus sobre si quiere o no ser Presidente.
Frente a esa falta de ímpetu electoral, los antiguos Opción Centro, que están más acostumbrados a la política tradicional ven cómo pasan el tiempo enfrascados en debates éticos mientras pierden oportunidad de alcanzar alguna cuota de poder en el corto plazo. Y sienten que al fin y al cabo, los ex alcaldes no pueden simplemente llegar a su partido a cambiar toda la casa por dentro.
Si bien existe una leve posibilidad de que lleguen a un acuerdo es bastante improbable que la iniciativa del partido Verde madure. El mayor beneficiario de esta ruptura será sin duda Sergio Fajardo. Los ex alcaldes estarían interesados en negociar con él su apoyo a cambio de una Vicepresidencia para Mockus, la sombrilla del Partido del ex alcalde paisa para la candidatura de Peñalosa a la próxima alcaldía en Bogotá, y la cabeza de lista del Senado para Lucho Garzón.
La llegada de los ex alcaldes fortalecería a Fajardo, cuyos puntos más débiles son una 'Selección Colombia' para el Congreso que parece más un equipo de microfutbol y su poca fortaleza en Bogotá, donde la lista de la U de Juan Manuel Santos sería muy fuerte. Pero al interior del partido paisa habría resistencia porque figuras como Juan Carlos Flórez saldrían perjudicados, pues Lucho le ganaría en visibilidad para el Senado y Peñalosa para la Alcaldía.
En los próximos días (o quizás horas) se conocerá el desenlace de una historia que podría haber sido buena.