29 de noviembre de 2023

La piñata del Niño Dios.

17 de diciembre de 2009

Por ello, con una fe de carbonero y una alta dosis de optimismo por aquello de la equidad y de la justicia divina, me voy a atrever, en mi nombre y de todos aquellos que creemos en un Ser superior, a solicitarle o a pedirle o a suplicarle al Niño Dios le conceda a este flagelado pueblo de Colombia unas dispensas como un regalo de navidad bien merecido y justo en esta otra celebración de su natividad y estando plenamente convencido de lo inconmensurable que resultaría para nuestra convivencia  como un gran aporte a nuestra calidad de vida  si se llegara  a cristalizar esta plegaria.
Muchos pensarán, y yo también, que esa placidez solo se da en el “País de la Utopía”, pero, al fin y al cabo, como dice el adagio: ‘el que no aspira a Papa, no llega a monaguillo’.

En un estado de ingravidez, de somnolencia y libre de sobresaltos, angustias e incomodidades y libre de pensar en la inseguridad que se vive hasta en la propia alcoba, me tomé la molestia de empezar a seleccionar las necesidades más apremiantes que padece el país y su gente para pedirlas como regalo de navidad, y con sumo cuidado de no molestar al Niño con solicitudes de cosas superfluas o banales, que de golpe no cabrían en el trineo de Santa Claus, fui analizando pacientemente el listado y eran tantos los casos abominables, inicuos, inconcebibles e inaceptables que nos aquejan que estuve tentado a tirar la toalla y desistir de mi propósito, sin embargo, aprovechando esta coyuntura eufórica decembrina, resolví con sonrojada pena pedir cuán mendigo desperdigado.

Primero que todo entoné el antiquísimo villancico: “Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, no tardes tanto…”, y es que se necesita que llegue pronto antes de que Colombia quede rezagada en la oscuridad de la barbarie, de la impunidad y de la corrupción. Me persigne y de manera seria dije:
Niño Dios: en el término de la distancia, sin excusas ni dilaciones, le suplico que conceda estos milagros y los entregue como uno de los tantos regalitos  que reparte para esta fecha: que se liberen todos los secuestrados, sin consideración a su status, proscribiendo de una vez por todas esta tenebrosa práctica; que ilumine, con un poco de voluntad política, a los actores de esta cruenta e injustificada guerra para lograr un acuerdo de paz real, dejándolos desprovistos de cualquier brizna de prepotencia y soberbia para lograr el fin; que no permita nunca más el macabro contubernio entre la delincuencia común, las fuerzas armadas y la pública y la clase política; que a los electores nos prodigue de dignidad y sabiduría para la escogencia de los aspirantes a cargos de elección popular, terminando con ese “mea culpa” de cada cuatro años por la equivocación garrafal en el voto; que no volvamos a tener como ‘embuchado’ un Poder Legislativo espurio, sinvergüenza, sin carácter y vago; que no permita ninguna reelección en cabeza de nadie y en cargo alguno; que nos libre de que se repita la historia negra y aciaga del Paramilitarismo, la Yidispolítica, el festín dadivoso de Agro Ingreso Seguro, la vergonzosa y colosal ‘chuzada’ del Das a magistrados y políticos y los escabrosos ‘falsos positivos’ con sus efectos colaterales desastrosos; que no permita que se vuelva a  profanar la Casa de los Presidentes con la entrada por los albañales de delincuentes de todo pelambre con fines oscuros; que nos ampare de algunos Altos Funcionarios del Gobierno con asombrosa capacidad “persuasiva”, sobre todo en asuntos de reformas constitucionales; que el ministerio de Seguridad Social no siga en manos de personas altruistas y pedagogas como el ministro actual que se dedicó a visitar a Teodolindo en su oficina del capitolio, a fin de enseñarle todos los vericuetos y pormenores de la ley 100; que tengamos gobernantes que no se desprendan de su dignidad y de la majestad de su investidura para cazar controversias inocuas y defender lo que no tiene defensa, como en el caso del director del Das y algunos ministros; que nos regale, nos preste o nos de en comodato un Presidente que no sea prepotente, ni pendenciero, ni que pretenda encarnar todo el poder en su enjuta anatomía y les devuelva la autonomía y el respeto que merecen sus ministros; que el próximo Senado de la República jamás se vuelva a equivocar en materia grave con la escogencia del Procurador; que el nuevo Presidente, con un esfuerzo sobrenatural, logre encontrar tres Abogados penalistas para integrar la terna para la elección de Fiscal, entre la bicoca de ciento cincuenta mil Abogados que tiene este país; que nos ampare de los vecinos belicosos, como el que tenemos en la parte noreste, y, en especial, guarde de la integridad física de nuestro presidente frente a ese orangután paranoico de Chávez, esta solicitud le hago de metiche o sapo, ya que Uribe es pendenciero doméstico y la descompensación en los pesos es abismal; y por último, Divino Niño Dios, no me vaya a fallar con este pedido tan especial y rogado: por favor, que el presidente Uribe no vaya a encontrar a un antiguo colaborador suyo, ‘La Mechuda’, fotógrafo de profesión, pero no tanto para que no le pegue en la cara, sino para que no le diga”Marica”, esa palabra es hórrida en boca del Presidente de Colombia.


Manizales, Diciembre 18 de 2009.