3 de octubre de 2024

Atisbos desde «El Refugio»

10 de diciembre de 2009

Reider Lautmann, en su obra Sociología y Jurisprudencia, nos indica que “…la ciencia del derecho debe ser estudiada como ciencia social…”. A todos, en mayor o menor grado, nos corresponde su irradiación.
La H. Corte, al evaluar los candidatos postulados, tenía razón en descalificar a quienes tuvieran desvíos éticos. Pero sus expresiones han sido interpretadas por los comentaristas como que les negara idoneidad, no han coincidido con la elegancia juris que es una de las exigencias que se les indica a los abogados. Tenemos la obligación de no herir ni crear desventajas sobre los seres.

Parece que esto se ha perdido, pues la Constitución de 1991, que tantos daños le ha hecho a la República – yo la llamo el embeleco jurídico con que tienen despistado al país – volvíó a llevar la política a la integración de la justicia. El liberalismo luchó, durante más de cincuenta años para que ella desapareciera de su integración. Se logró. Hay que recomenzar la batalla para eliminar el sistema actual donde organismos políticos influyen en su conformación. Ello conduce a desequilibrios.

Otro factor que viene contribuyendo a desmejorar la imagen de la justicia, es la imprudencia de la prensa escrita, radial y televisiva, que facilitan a los jueces, de las diferentes categorías, sus medios para que opinen. Esto ha llevado a despropósitos tan inquietantes como explicar las sentencias. Estas hablan por si solas y con la majestad de poner orden en lo social. Jueces opinadores dañan la dignidad de la Justicia qué, desde la antigüedad se representaba con sus ojos vendados y los oídos clausurados. Su silencio era el más alto tributo de su grandeza.

En los descarrilamientos verbales que se han escuchado últimamente se ha descalificado a juristas que merecen respeto. Pero ello se explica por la ligereza. Por ejemplo, a la jurista Virginia Uribe se le ha lastimado, en medio de tanto arrebato mental. Ella tiene un alto lugar de preeminencia en el respeto y admiración que se le entrega en Antioquia. Ella ha manejado importantísimos negocios con sabiduría jurídica, con decoro cultural, con honestidad resplandeciente, buscando la equidad. En sus dos especialidades – administrativo y comercial – sobresale por su idoneidad. Sus demandas, sus alegatos, sus conceptos, sus pólizas, etc., sobresalen por el rigor conceptual, ceñido a nuestros leyes, jurisprudencia y doctrina.

Quien así razona enfrentado a cualquier tema de derecho – el más intricado posible – y , sin ser especialista, con dedicación e investigación está en capacidad de dictaminar sobre él.

Además, “los juristas atienden casos”. Y los jueces , – con mayor razón el fiscal – , no trabajan aisladamente. Siempre lo son grupos que entre ellos se complementan. Se ha debido recordar que M. Weber dijo que : “…el orden jurídico (está) en el campo de la validez ideal del deber ser…”. Como lo indica Lautmann, el abogado tiene “…que examinar con las reglas del derecho, de la ética y de los objetivos políticos, cuales son las hipótesis jurídicas correctas…”. Y eso lo sabe hacer el profesional del derecho al enfrentarse a temas que no sean de su especialidad. Como lo han propuesto grandes profesores, lo importante es pensar, con criterio de justicia, que siempre debe buscar la equidad para la comunidad y esto lo sabe hacer, con densos criterios, la inteligencia disciplinada jurídicamente de Virginia Uribe.

La realidad, es que un jurista enfrentado a cualquiera de las disciplinas del derecho, logra desentrañar sus cauces. Robert Alexy en su libro El concepto y la validez del derecho, dice con autoridad : “… ya se ha expuesto con toda amplitud que derecho, es decir, el contenido que me parece práctico designar con la palabra derecho : el orden social de la vida de un gran conjunto social centralmente organizado, en la medida que este orden se apoya en un aparato manejado monolíticamente…”. En el caso de la Fiscalía colombiana este juicio pertenece a su esencia.

Además, ya se sabe según la pedagogía del mismo Alexy, que la tarea en el orden jurídico, es indicarnos en caso de colisión de acciones, cuál de ellas debe prevalecer. Virginia Uribe, con su maestría en la interpretación, no se hubiera equivocado en escoger la norma correspondiente.

La jurista Virginia Uribe ha renunciado a ser parte de la terna para la Fiscalía. Lo ha hecho con la decencia intelectual y moral que distingue sus actos. Sus juicios de derecho, seguirán alumbrando a una comunidad que conoce y confía en su sabiduría y destreza jurídica. EL Mundo.