Que se diga por escrito
Es más, el Director de la Aeronáutica Civil da como un hecho esta negociación y habla del 15 de diciembre próximo como fecha en la cual se debe adjudicar el estudio para la estructuración técnica, legal y financiera de la concesión. Es decir que para el ente rector de la operación aérea en el país, esta es una decisión tomada y un hecho irreversible para la región.
Sin embargo, el Alcalde de Pereira sostiene en todos los medios y en todas las formas que esto no es cierto, que sobre el tema no hay ninguna decisión tomada y que los anuncios nacionales no son mas que un deseo del Gobierno de concesionar nuestros aeropuertos y de incluir a “Matecaña” en este gran paquete regional.
No tenemos un argumento preciso para dudar de lo que ha dicho el doctor Israel Londoño frente al tema; pero, lo decimos con todo respeto, pero también con toda claridad, como el Alcalde goza de fama de que a nadie le dice que no, es importante que precise por escrito qué está pensando y cuál es su verdadero criterio sobre la propuesta de concesión que ha hecho el Gobierno Nacional.
Nos parece que el doctor Israel, mediante documento escrito, debe decirle al Presidente de la República, que es la persona que ha hecho la propuesta y el máximo Jefe del Gobierno, lo que aquí y en varios escenarios ha dicho, y que en nada coincide con lo que en todas partes viene sosteniendo el Ejecutivo por boca del Director de la Aerocivil, cuando no del propio Ministro de Transporte.
O si es que de verdad el mandatario está de acuerdo con la concesión también se lo debe decir a los pereiranos para saber a que se atienen y dejar de creer que él no le ha dado el visto bueno al proyecto y que es el primer defensor de Matecaña como patrimonio local y como aeropuerto autónomo en su manejo e independiente en su operación.
Matecaña es un asunto demasiado sensible para la ciudad y para los pereiranos y exige que su suerte se trate con toda claridad, sin cartas tapadas y mucho menos con engaños y si la verdad cuesta en Bogotá o aquí, nos parece que se debe asumir su costo cualquiera que sea; pero nadie resiste más esta absurda y molesta contradicción.