23 de septiembre de 2023

Que devuelvan el Tesoro Quimbaya

14 de noviembre de 2009
14 de noviembre de 2009

Esta decisión judicial es fruto de una demanda de acción popular ganada esta semana en el Juzgado 23 de Bogotá, en la cual se ordena al Ministerio de Cultura preparar de inmediato los trámites que le corresponden para tales efectos. Dicha acción fue coadyuvada por la Academia de Historia del Quindío AHQ en su oportunidad, a pesar de la negativa de la Defensoría Nacional del Pueblo por colaborar en esta causa.

Los argumentos del escritor Alister Ramírez, en su reciente carta a El Espectador, fueron tenidos en cuenta por la revista para señalar la importancia de esta determinación que toman las autoridades judiciales del país.

La noticia revelada por la publicación apoya la campaña nacional que la AHQ emprendió desde hace ocho años para lograr la incorporación del Gobierno de Álvaro Uribe en torno a esta reclamación histórica ante la Corona española.

La saga del tesoro
Revista Cambio

Un juez ordena al Estado colombiano iniciar acciones para repatriar el tesoro Qumbaya que el presidente Carlos Holguín regaló a la corona española en 1982.

Desde cuando la Unesco empezó a hablar en los años setenta de que repatriar piezas patrimoniales a los países de origen era una forma de reparación histórica por la expoliación a las colonias, expertos colombianos no han cedido en su empeño para que el llamado tesoro Quimbaya regrese al país. El obstáculo ha sido que los tratados invocados por el organismo internacional se refieren específicamente a objetos históricos sacados ilegalmente de sus países que no es, precisamente, el caso de las 122 piezas de oro del tesoro Quimbaya que reposan en el Museo de América en Madrid: en 1892, el presidente (e) de Colombia, Carlos Holguín, los regaló a María Cristina de Habsburgo, la reina regente de España. "Fue una muestra de gratitud por el  laudo arbitral proferido por la corona española a favor de Colombia en el problema de límites sobre el río Orinoco suscitado con Venezuela", asegura el historiador Pablo Gamboa.

No obstante, parece que hoy hay un rayo de luz al final del túnel, pues el pasado 4 de septiembre el juzgado 23 de Bogota falló a favor una acción popular interpuesta por Felipe Rincón Salgado, según la cual la donación constituyó una "transferencia inconstitucional" y vulneró gravemente el patrimonio económico de Colombia: las piezas fueron compradas con recursos del Estado y pasaron a ser bienes nacionales, de tal forma que solo podían ser enajenados con sujeción de la ley y la Constitución política de 1886, previa autorización del Congreso, cosa que no se hizo. 

El fallo ordena a la Cancillería, el Ministerio de Cultura, el Instituto Colombiano de Antropología y la Procuraduría General, iniciar las acciones necesarias para repatriar las 122 piezas precolombinas. Estas entidades tienen tres meses para resolver el tema.

 El Estado colombiano no había intentado antes hacer muchos esfuerzos para recuperarlas, porque las entidades competentes consideraban que, además de constituir una donación, el Tesoro era una parte de Colombia en España y les pertenecía a los colombianos en el exterior y, sobre todo, porque como en 1982 no existía el concepto de patrimonio cultural como se entiende hoy, no era posible exigir su devolución. 

Sin embargo, la piezas eran de gran valor patrimonial y así lo reconoció el propio Holguín en su mensaje del 20 de julio al Congreso, cuando anunció que entregaría a España "la más completa y rica colección de objetos de oro que habrá en América, muestra del grado de adelanto que alcanzaron los primitivos moradores de nuestra patria (…). Como obra de arte y reliquia de una civilización muerta, esta colección es de un valor inapreciable".

Las reclamaciones que vienen haciendo investigadores colombianos datan de los años setenta. En 1972, la antropóloga Clemencia Plazas -luego sería subdirectora técnica del Museo del Oro- estuvo mes y medio en el Museo de América en Madrid haciendo el inventario, registro, descripción y calidades técnicas de la colección.  "Entonces no existía en el país testimonio alguno de la cultura quimbaya -cuenta Plazas-. Y como queríamos plantear algo que pudiera negociarse y sustentar, elegimos un lote de seis piezas repetidas y con algún desperfecto que daban cuenta de su belleza y de la técnica con que habían sido hechas".

A cambio de la devolución de esas piezas, el Estado colombiano ofreció 80 piezas de otras culturas para que el Museo completara su colección.  "En ese momento no sabían lo que tenían", asegura la antropóloga. Fue en 1976, cuando el entonces embajador en España Belisario Betancur empezó a hacer gestiones diplomáticas para la devolución de las piezas, cuando se dieron cuenta del valor del tesoro. Dejaron de exhibir las piezas originales y las remplazaron por réplicas. Las originales solo volverían a exhibirse en 1993 con motivo del V Centenario del Descubrimiento.

Como las gestiones diplomáticas para la devolución de las piezas se hicieron sin asesoría especializada en este tipo de negociaciones, el resultado fue nefasto: España solo accedió a devolver dos piezas a cambio de 200 objetos de las otras culturas. El entonces director del Museo del Oro, el antropólogo Luis Duque Gómez, intentó frenar el acuerdo y eso le costó el puesto. "Habría sido otro regalo como el de 1892", sostiene Plazas. 

 En los años noventa fueron halladas algunas piezas quimbaya que, hasta hoy, son las únicas que dan testimonio de esa cultura. Están exhibidas en el Museo del Oro. No es suficiente. Está a la mano un caso relativamente reciente, que demuestra que es posible, si hay empeño, lograr que el tesoro vuelva a Colombia. Lo relata el profesor Alister Ramírez-Márquez en carta a El Espectador, y se refiere a la devolución que el Museo Metropolitano de Nueva York, reconocido por la impresionante colección de piezas patrimoniales de otros países, le hizo en 2006 al Estado italiano de 16 piezas de plata del período helénico.

Los italianos adelantaron una campaña para la repatriación de esos objetos. Acusaron a los Estados Unidos de ser una potencia invasora y usurpadora de los tesoros de otras culturas y alegaron que las piezas eran parte de su identidad nacional.  "Durante estos últimos 20 años las políticas con relación a la colección de objetos han cambiado en todos los museos del mundo -sostiene Ramírez-. Podría considerarse como un gesto de responsabilidad y a la vez de generosidad que debe servir como ejemplo a otras instituciones del mundo". La devolución del tesoro Quimbaya sigue siendo para Colombia un asunto de honor y de gran valor simbólico.

Cruzada  académica y judicial

Veinticuatro academias de Historia vienen reclamando el tesoro Quimbaya desde 2005, con Jaime Lopera, presidente de la Academia del Quindío, como su vocero principal. No existe un tratado que permita exigir su devolución, pero el Derecho Internacional Público contempla principios generales de Derecho según los cuales no es lícito aprovecharse del error ajeno.

Este es el argumento de quienes reclaman la devolución voluntaria del tesoro por parte de España. Pero el Ministerio de Cultura  no parece convencido de la necesidad de exigir su devolución.

Argumenta que hacerlo "compromete su seriedad y respeto hacia los demás Estados amigos, más aun cuando los mismos en un acto de fe y confianza en Colombia, invierten un sinnúmero de capital económico, generando empleo y progreso para el país". Curioso argumento, por decir lo menos.