«Sandro: el ídolo de América»
Por JOSE MIGUEL ALZATE
A Orlando Aguirre Alzate
¿Quién no se enamoró escuchando a Leo Dan? ¿Quién no le cantó a la novia, al oído, canciones de Beto Fernán llenas de romanticismo? ¿Quién de nuestra generación no vibró escuchando a Raphael? ¿Quién que haya vivido esos maravillosos años sesenta no se emocionó cantando los temas de Palito Ortega? ¿Y quién en esa bella época no hizo suyas esas canciones de Sandro que hablaban de penas de amor incrustadas en el alma? ¿Quién no hizo suyas sus canciones para cantarle a esas mujeres con cabellos de oro que dejaban cenizas en el corazón?
Hablemos entonces de Roberto Sánchez, más conocido como Sandro de América. Circula en estos días por Internet un bonito slide, o video en power point para una presentación de diapositivas en computador que llaman, sobre el popular cantante argentino que fuera el ídolo de la juventud a principios de los años setenta. Pues bien: más que un sentido homenaje al gran cantante argentino que inmortalizó temas como “Rosa, Rosa”, “Por qué yo te amo”, Penas”, “Penumbras”, este video realizado con imágenes de aquellos tiempos en que llenaba estadios con su hermosa voz es un mensaje a sus seguidores sobre el estado de salud del ídolo argentino. Sandro sufre desde hace varios años una afección pulmonar que lo obliga a mantener a su lado una bala de oxigeno.
A sus 64 años de edad, el hombre que fuera catalogado por la crítica musical el Elvis Presley latinoamericano espera que le hagan un doble trasplante de órganos para seguir viviendo. En efecto, el cantautor argentino que algún comentarista musical calificó como el más roquero de los baladistas vive encerrado en su casa de un suburbio bonaerense, aferrado a una bala de oxígeno, esperando que aparezca un donante de riñón y otro de corazón para poder mejorar su estado de salud. Además lleva siempre en su nariz una cánula que le permite la llegada de aire a sus pulmones. No sale a la calle, y cada 19 de agosto frente a su casa se agolpan cientos de seguidores que llegan hasta allí para expresarle su cariño.
Nacido en la ciudad de Buenos Aires el 19 de agosto de 1945, Sandro de América alcanzó a grabar 52 discos de larga duración, y vendió más de diez millones de discos durante su brillante carrera musical. En el escenario era un artista completo, que se robaba el show por su manejo de las manos y los movimientos sensuales del cuerpo que hacían suspirar a las muchachas. Sus patillas largas, sus camisas sicodélicas, sus pantalones bota campana eran el distintivo de su figura artística. Verlo cantando temas con fondo rocanrolero como “Una muchacha y una Guitarra”, “Tengo”, “La vida sigue igual” era escuchar a un cantante multifacético que sabía imprimirle a su música fuerza expresiva.
Hoy Sandro, ese artista que hizo poesía con canciones como “El Maniquí”, “El amante”, “Las manos”, “Trigal”, “Así”, pasa por un mal momento. Después de haber sido el primer intérprete latino que cantó en el Madison Square Garden de Nueva York, el primer cantante de esta parte del continente que traspasó fronteras con su música, ya la voz se le estrangula en la garganta. Y todo, como el mismo lo reconoce, por haber sido un fumador empedernido, que nunca midió las consecuencias de esa acumulación de nicotina en las paredes de sus pulmones. Aunque en sus últimas fotografías muestra signos de vitalidad, el cantante que llenó con su melodiosa voz todos los rincones de América va camino a la muerte.
Conmueve el estado de salud de un ídolo que conquistó a América con esas baladas románticas donde aparecían a veces breves chispas de rock and roll que hacían bailar a sus seguidores. Que un artista de su talla, que con sus canciones transmitió a la juventud de entonces hermosos poemas musicalizados se encuentre casi reducido a una cama, despierta un sentimiento de pesar. Sobre todo cuando su música fue alimento para el espíritu de quienes vivimos esa bella época. Con su voz Sandro hacía vibrar las fibras más intimas del alma. Escuchar “Como lo hice yo”, un tema musical que se grabó en la memoria de toda una generación, es sentir que por las venas corre un río de recuerdos, alimentado por los amores de la infancia.
Se nos están yendo esos grandes artistas que marcaron una época. El primero en morir, el 29 de julio de 2008, fue el ídolo de los años setenta en Colombia, Oscar Golden. El intérprete de éxitos como “El romance del cacique y la cautiva”, “Nuestro secreto”, “La culpa fue de esa muchacha”, “Amante latino”, “Boca de chicle”, “Zapatos pom pom”, falleció victima de un cáncer. Y en este último mes fallecieron Luis Aguilé y Basilio. El primero hizo popular en aquellos años gloriosos de la minifalda el tema “Cuando salí de Cuba”. El segundo, panameño, interpretó “Tanto amor”, un tema que lo catapultó entre la juventud. Aguilé murió el 10 de octubre de 2009, en España. Y Basilio al día siguiente, en ese mismo país. Ojalá a Sandro no lo tengamos que despedir muy pronto.