Prioridades descarriadas
Le puso el pecho pero no pudo evitar que su Cartagena, donde tenía mujer, hijas y hacienda, fuera violada. En infraestructura vial las prioridades colombianas se violan todos los días.
No hace mucho el Estado desembolsó miles de millones de dólares por cuenta de un Metro de Medellín, que mal cabía en la definición de obras de interés común. Con una ayudita final del presidente Uribe lo están pagando todos los colombianos. Los compatriotas de la montaña despliegan asombroso talento para que lo suyo se identifique con desembolsos esenciales. No se puede sino admirar a quienes lograron que la Nación pavimentara en concreto el lecho del río Medellín. La observación nace de la sana envidia, lejos de cualquier ánimo recriminatorio. Ayuda el tener gente capaz, mucha y muy buena, que sabe aprovechar las naturales querencias de sus presidentes y ministros, quienes también son muchos.
Aunque eso de pretender que EPM adquiera a Isagen, con la obvia consecuencia de distorsionar la formación del precio de la energía eléctrica por dominar el mercado, es ya un poquito mucho. Como también sería mucho, mucho, el enchufarle al país la doble calzada de la muy regional y mal llamada Vía al Mar que termina en un golfo al que el río Atrato está inevitablemente colmatando. En cambio la muy necesaria vía Medellín- Puerto Boyacá, parte de los apenas 400 kilómetros entre las dos ciudades más importantes de Colombia, yace medio en el olvido ¿Será que ni siquiera los paisas identifican prioridades?
Y prioridad en marcha es la doble calzada Bogotá-Buenaventura, con túnel incluido, que antes de que lo terminen estará solicitando gemelo ¿Cómo va a dejarse una vía tan importante para el país con un cuello de botella en la Montaña del Quindío? Total, doble Túnel de la Línea para comunicar a la capital con un puerto de 30 pies de calado, sujeto a recargos de fletes por sólo ser capaz de dar cabida a chalupas portadoras de contenedores. Sorprendente si se tiene el cuenta que el 70% del tráfico por el Pacífico con destino a Bogotá atraviesa el canal de Panamá. Es la vuelta del bobo. Bobo superlativo ya que por terquedad y estulticia ministeriales la carretera sensata hacia los puertos del Caribe (con calados que envidian en medio mundo), y de paso hacia los Santanderes y Antioquia, apenas va a adjudicarse, quizá, con vergonzosos años de retraso y en una sólo calzada, el próximo diciembre.
Mientras tanto parecería que fuera a desaprovecharse la construcción de la represa de Pescadero-Ituango para trazar la carretera Puerto Valdivia-Medellín por el suave cañón del río Cauca y decirle adiós al horror del paso por las nieblas de Ventanas, donde la carretera migra día de por medio. Esa sí que sería una prioridad para garoso apetito antioqueño. Pero quien ha dicho que en Colombia se atienden prioridades viales o son éstas materia de estudio en congresos de infraestructura, como el que se está celebrando en Cartagena. Lo anotaba un experto asesor en desarrollo vial “lo esencial deja de hacerse por falta de plata, pero siempre se está construyendo algo que no se necesita”.El Heraldo.