2 de octubre de 2023

La otra “seguridad democrática”

22 de noviembre de 2009

¿Cómo es que Colombia tiene niveles de desigualdad similares a Suráfrica, hasta hace poco era el epítome de la segregación? ¿Qué hacemos mal?” (Ximena Peña, “El País más Desigual de América Latina”, lasillavacia.com/bitacoras/blogoeconomia)
Quizás parte de la respuesta es que el sistema político da malos gobiernos, indiferentes a esta situación, incapaces de remediarla, o sin incentivos porque el país parece tolerar niveles muy altos de desigualdad e ineficiencia a cambio de beneficios individuales.
En aras a preservar estas oportunidades también parecemos muy inclinados a tolerar altos niveles de ineficiencia social del sistema político y malos gobiernos. En la Silla Vacía también hay una nota interesante de Juan Camilo Cárdenas, profesor de la Universidad de los Andes, sobre la tolerancia de la desigualdad con mayor ineficiencia, donde describe un experimento en el que más de la mitad de los participantes prefirieron poder ganar 17 ellos solos y que su compañero no gane nada, a que los dos ganen 20 y los repartan. Sacrificarían lo que es mejor colectivamente, para ganar más que los demás
Cárdenas escribió esta nota con motivo de la visita de Joseph Stiglitz a Bogotá el viernes pasado, invitado por la Fundación Carlos Lleras, donde le preguntó al Nobel de Economía hasta dónde aguanta un país tanta desigualdad. Stiglitz respondió indirectamente, diciendo que antes se pensaba que la desigualdad y la eficiencia andaban por caminos separados y que se podía tolerar desigualdad para obtener eficiencia, pero que ahora es evidente que la desigualdad es contraria a la eficiencia. Dijo que el recurso más importante en cualquier país es la gente, y que si hay desigualdad, se desperdicia. Su mejor utilización la garantiza brindar las mismas oportunidades para todos.
Stiglitz también recordó que las economías más exitosas del mundo son las asiáticas. Su desarrollo acelerado comenzó con reforma agraria (en Japón o en Corea) y políticas de educación pública que produjeron sociedades más igualitarias. Un elemento crítico de una política de desarrollo económico debe ser combatir y reducir la desigualdad.
Colombia carece de una política explícita para reducir la desigualdad. ¿Cuáles serían sus elementos básicos? Se debe comenzar por nivelar la distribución de oportunidades desde que nacen los colombianos, o antes de que nazcan, garantizando que las madres en cinta coman bien, tengan salud pública y que ningún niño sufra de desnutrición en la primera infancia.
La especialista Raquel Bernal dice en la Silla Vacía que invertir en la primera infancia tiene rendimiento muy alto, y es la manera de iniciar “la segunda [¿verdadera?] seguridad democrática”. Garantizar una buena educación primaria y secundaria es el complemento esencial y es otro elemento crítico de la política de igualdad. El tercer elemento es mejorar la calidad de vida y las oportunidades en el campo. Colombia también tiene concentración de la propiedad de la tierra, y de la mejor tierra. Una política de acceso a la tierra es indispensable para remover el obstáculo impuesto por esta desigualdad y despejar el camino.