La muerte del toro
Esto trae dos consecuencias graves: Una, que obligará al señor Registrador a expedir un certificado en el que diga que el proceso de recolección de apoyos fue ilegal y dos, deja al desnudo a los 86 representantes a la Cámara denunciados por Germán Navas Talero ante la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, pues este hecho confirma la queja en el sentido de que los honorables representantes debieron esperar a que se resolviera el problema de la violación de los topes, observada muy a tiempo por el Registrador Nacional.
Qué sigue? Como en los toros, su cadáver será llevado arrastrado por los caballos que conducen los alguacilillos, en medio de los silbidos de los entendidos, al destazadero, para que allí la Corte Constitucional lo examine bien, pieza por pieza, y dictamine que reses como estas, de la ganadería de La Carolina, no se pueden volver a sacar a los ruedos por peligrosas para la asepsia de la democracia. Quedan invitados al remate y olé ¡
¡DOS OREJAS Y RABO PARA EL CONSEJO NACIONAL ELECTORAL!