7 de noviembre de 2024

Ecopetrol y carreteras

19 de noviembre de 2009

El 15 de junio del año en curso se presentó el “Marco fiscal de Mediano Plazo correspondiente al año 2009” (que incluye las proyecciones fiscales para 2010), y por ninguna parte se mencionaba allí que dentro de las fuentes de financiamiento previstas para el plan de carreteras troncales se estuviera contando con la venta del 10% de las acciones de ECOPETROL de propiedad de la Nación. Venta que sería adicional a la capitalización entre particulares que ya autorizó la ley para la Estatal Petrolera hasta por un 20%, y de la cual ya se perfeccionó un 10%.

Sin embargo, el CONPES 3612 del pasado 21 de septiembre encomendó “al Ministerio de Hacienda y Crédito público, en coordinación con las entidades competentes, enajenar de manera gradual hasta un 10% de la participación de la Nación en ECOPETROL SA….”.

Es decir, entre junio y septiembre de este año tuvo lugar un bandazo de marca mayor en la planeación financiera y fiscal del país, sin que hubiera mediado ningún análisis ni explicación alguna ni al país ni al congreso. La cosa parece haber sido tan sigilosamente definida que hasta al propio Ministro de Minas y Energía- quien preside la junta directiva de Ecopetrol – lo cogió la noticia por sorpresa. Y tuvo que reconocerle a los medios radiales que no tenía el menor conocimiento de que el alto gobierno se disponía a vender el 10% de la empresa que él mismo preside.

Tal es el estilo desinstitucionalizante que campea en las medidas que se cocinan en el alto gobierno que, según se ha sabido, hasta “Conpes virtuales” se celebran en vísperas de los consejos comunales, cuando ello resulta conveniente para respaldar los anuncios presidenciales sabatinos.

Y lo que es más increíble: parece que la idea- tal como se anunció en el último consejo comunal de San Juan de Rioseco en Cundinamarca- es vincular, además del 10% producto de la venta de ECOPETROL, dineros de los departamentos (a pesar de que el 42% de las carreteras del país son secundarias y por tanto a su cargo, están destrozadas) a la construcción de grandes troncales. Que deberían apoyarse es en el capital privado a través de las concesiones. Destinando para ello recursos que el sistema general de participaciones reserva para la atención de necesidades básicas insatisfechas de la población.

Hace pocos días el gobierno anunció una medida que aplaudimos desde esta misma columna, según el cual, se iban a adelantar estudios para preparar un proyecto de ley que le daría al país una “regla de prudencia fiscal” que debería conducir- como en Chile y Noruega- a que una parte de los ingresos públicos de los años venideros se ahorren en un gran fondo de estabilización. Esta medida tendría como propósito ayudar a moderar las fuerza revaluacionistas que sombrean sobre la economía colombiana ante el riesgo no improbable de que nos convirtamos en un país minero y petrolero de gran magnitud.

Lo que uno se pregunta entonces es qué armonía guardan anuncios prudentes como el de construir una regla fiscal para generar ahorros y superávit públicos en los años venideros, a fin de vacunar a la economía colombiana contra la “enfermedad holandesa”. Y la noticia atropellada de que se va a vender un 10% de las acciones gubernamentales en ECOPETROL precisamente para hacer lo contrario: es decir, para gastar más.