Desempleo y exceso de capacidad a la vista
El crecimiento de la economía será muy inferior al de la población, cayéndose el ingreso promedio por habitante. Este resultado, francamente desalentador es el que se debe mirar. El crecimiento económico mínimo tolerable debe ser la tasa de crecimiento de la población. Si no se supera, se pierde el año.
Y se puede perder mucho más. La recuperación está muy esquiva y no es claro que se “haya tocado fondo” si los motores tradicionales de la economía, el sector manufacturero y las exportaciones, van para atrás. Sectores que crecen, como la minería, el sector financiero y los servicios de gobierno, no le dan el mismo dinamismo a la economía. La construcción, que se reanimó oportunamente como medida contracíclica, ya está agotando esa fuente de energía.
El Banco de la República dice que 2010 será mejor y que la economía podría crecer entre el 2 y el 4 por ciento, un rango poco preciso, pues si la economía crece solamente el 2 por ciento, seguiremos bastante mal, pero si crece al 4 por ciento principiaremos a estar mejor. Quizá se sitúe más cerca del 2 que del 4, porque no es bueno el pronóstico para los próximos meses de los técnicos, incluyendo a los del Gobierno. Se preocupan por el exceso de capacidad de los sectores que servían al mercado de Venezuela, y por la búsqueda tardía de mercados alternativos. Venezuela actuaba como un mercado interno protegido y no será fácil hallar otros así.
Un economista profesional consultado percibe que aunque la industria principie a mostrar crecimiento, lo hará sobre un nivel muy bajo de actividad, y eso le preocupa por las consecuencias sobre empleo y recaudo fiscal. La actividad económica estará caracterizada por un exceso de capacidad y altos inventarios. Esto frena la inversión y la demanda de crédito. Las importaciones de bienes de capital, de materias primas y de bienes intermedios están cayendo. En consecuencia, el desempleo y la informalidad serán mayores.
Los técnicos creen que se elevará el “desempleo estructural” y que también se eleve la pobreza y la demanda de planes asistenciales, lo que augura un mayor déficit del Gobierno. Si sube demasiado el salario mínimo, los resultados podrán ser peores.
La situación no permite hacer más de lo mismo. Exige borrón y cuenta nueva. Es imperante la necesidad de generar empleo, abrir nuevos mercados y desatar nuevos impulsos para la actividad económica. Los tres sectores que ofrecen oportunidades para hacerlo en el corto plazo son la infraestructura, el sector agropecuario y el comercio exterior.
El primero, porque hay proyectos y una mínima ejecución. En el sector agropecuaria habría que dejar atrás malas ideas para premiar avispados y amigos del Gobierno, y el proteccionismo excesivo, emprender programas de impulso técnico y comercial que permitan capitalizar los nuevos avances de la agricultura tropical, utilizar mejor los recursos, especialmente la tierra, y producir los alimentos y materias primas de origen agropecuario que demandan las economías que están creciendo.
El control del comercio internacional hay que arrebatárselo a los gremios de terratenientes y devolvérselo al Estado para mejorar el acceso a nuevos mercados.