28 de marzo de 2024

Crisis y decadencia del periodismo en el Quindío

8 de octubre de 2009
8 de octubre de 2009

Quedan por fortuna algunos pocos que han tenido que mantener un bajo perfil para evitar que los asocien con una serie de personajillos mentecatos habilitados por irresponsables como “actuantes y lustrosos” exponentes de los medios de comunicación. Verbi gracia Germán Gómez Ospina, olimpo de sabiduría o Alfonso Osorio, genial prosista y mejor poeta.

Las agremiaciones

La crisis comienza por el deterioro fatal de las agremiaciones de periodistas que han pasado a un segundo plano, cuando en años pretéritos eran protagonistas sensatas de la vida de la región e hicieron parte natural de la historia reciente de nuestro departamento.
El círculo de periodistas, que se precia de tener sesenta y tantos años, hoy está sumido en la más letal confusión porque ni siquiera sus directivos son conocidos, y  ha sido borrados de los protocolos de las diferentes entidades que los asociaban antes con el desarrollo regional.
Es tan grave la situación de esta entidad que solo cada año van de manera mendicante ante las directivas del Parque del Café, sin ruborizarse, a pedir unos pases de cortesía para realizar dizque un acto de integración vergonzoso y comerse un plato trasnochado de papas fritas con pollo. Esa es la función social que cumple el CPQ cada año. Miseria general y desplome moral.
Es tal la degradación del Círculo de Periodistas que alaban y exaltan la gestión de una tesorera que su labor se circunscribe a recibir unos arriendos, consignarlos en una cuenta y pagar impuesto predial, trabajo de mensajero. Ese es su gran acierto
Por los lados del denominado Colegio de periodistas las cosas no son mejores. Tenían 30 afiliados, quedaron 29, porque tuvieron que expulsar a uno que se  les tomó por asalto la representación y se fue a Barranquilla a hacer toda suerte de bestialidades a nombre del periodismo quindiano.
Realizan solamente en su beneficio cada año una de las actividades más detestables que se pueda organizar en comunidades decentes, una cabalgata, a la que le ordeñan unos millonsejos que posteriormente gastan en superficialidades sin ningún miramiento.
La asociación de redactores deportivos solo sirve para que algunos se hayan hecho elegir como directivos para usufructuar de la teta oficial canonjías. Hasta hace poco el presidente de esa entidad era a la vez directivo oficial  del deporte en una bisagra difícil de entender.
La Acord solo sirve para lagartearse de torneo en torneo viajecitos y sacar pecho con un carné que les permite ingresar al estadio y pare de contar.
Si hoy llegase a fallecer alguno de los socios de esas entidades fantasmas no tendrían derecho a un sepelio digno porque con lo dineros no han sido capaces de comprar un seguro mutuo para ese menester. Y qué decir de tantos que están sin seguridad social y tampoco se presta esta atención mínima y se derrochan los dineros en pendejadas.

Pululan individuos de baja estofa

Pululan individuos que se hacen reconocer como periodistas pero que son virtuales estafadores. Contratan cualquier hora al desgaire en emisoras irresponsables y salen al comercio a cobrar por adelantando pautas que nunca pasan, saquean a ingenuos y viven borrachos en cantinas como usufructo de sus veleidades de zánganos profesionales.
A uno de esos, para citar un ejemplo, lo llaman de manera que lesiona los intereses de un felino animalito de buena casta y a otro lo mencionan con el sobrenombre de una telefonista de un pueblo en la novela El Divino de Gardeazábal. Son especimenes despreciables.
Por ahí anda uno a quien lo asemejan con un chancho y las porquerizas por su deleznable actitud de estercolero. Su precaria condición  le permite  mantenerse en un programa del canal regional hablando mal de un equipo de fútbol gracias a la intervención indebida de un gobernador encargado que llama a los directores de los medios para abogar por el petimetre del asunto. Una nueva vergüenza, especialmente del gobernador encargado.  Pero ese es otro tema que rodea la crisis del periodismo en el Quindío donde los mandatarios tienen que armarse de poca solvencia ejecutiva para satisfacer los vicios de un grupo de notables vividores en deterioro de las arcas oficiales.
Se hace compinche del cerdito aquel, un vulgar y soez profesorcillo indigno en el uso de su vocabulario a través de un precario medio de comunicación que le ha dado posada para que encarne la vileza y la ruindad. Ese individuo ha sido  exaltado por las autoridades educativas, vaya criterio, como rector encargado de un colegio en trance de disolución.
Y podría quedarse este escrito contando detalles de  los que han deteriorado la imagen y el ejercicio de  esta interesante profesión.

Algunos sacan la cara 

Para destacar figuras como Jorge Eliécer Orozco, curtido periodista al frente del único periódico del departamento, quien con un grupo de jóvenes comunicadores trata  de entregar un producto confiable pese a la caída del pelo del director por las fallas en sintaxis y redacción en algunos de sus géneros.
Aquí es evidente el deterioro del periodismo escrito en el departamento del Quindío donde solo existe una óptica que necesariamente tiene sesgos muchas veces en complacencia natural con sus dueños.
 RCN con Rubiela Tapasco, Carlos Becerra y Juliethe Montoya hacen un periodismo informativo decente. Cuentan con experiencia y nadie puede dudar de sus condiciones profesionales y personales, lo propio pasa con Caracol en donde Claudia Ardila,  no obstante su juventud, se la ha jugado con criterio en las noticias de esa cadena radial.
Por los lados de Radio Ciudad Milagro hay un periodismo comprometido y político hecho de frente sin ambigüedades y sus periodistas son de los más calificados del departamento porque se puede o no estar de acuerdo con Jair Castro pero es una pluma exquisita sin arrobamientos y de otra parte la cancha de un Jaime Tobón ayudado por Álvaro Ortiz  son prenda de garantía en ese ejercicio.
En Transmisora Quindito, se conserva una tradición que dejara su extinto propietario de información a secas y ha llegado a tener buenos registros en la opinión de la radio local.
Dos jóvenes profesionales de la comunicación Luís Carlos Rodríguez, con déficit aun en su formación y Adriana Ruiz, más fogueada, hacen lo pertinente para presentar un producto decoroso.
Por los lados de la televisión Une se destaca porque ha reclutado a los mejores estudiantes de la universidad del Quindío y para ser justos le han dado un resultado importante bajo la batuta del ya experimentado Juan Diego Lozano.
En CNC hace esfuerzos Carlos Alberto Arturo no obstante ser uno de los propiciadores de que cuanto desocupado le caiga le entregue una cámara y un micrófono.
En los medios alternativos o algunos que funcionan en inquilinatos de emisoras sin criterio hay mucha tela para cortar.

Mal ejemplo de lo grotesco

Emisoras comunitarias con reglamentaciones especiales que se han convertido en botín de politiqueros y periodistas en trance de desaparición por falta de credibilidad.
El tema es arrendar un espacio ir donde los gobernantes de turno emplazarlos para que les den pautas oficiales y vivir cómodamente del erario. Se ha llegado a contar que uno de estos periodistas tiene importantes duros de una pensión, los hijos empotrados en la administración pública, pautas oficiales y apartamentos arrebatados a la fuerza en detrimento de algunos menesterosos.

Los periodistas oficiales

En el sector oficial están los que son. Por la gobernación Gilberto Montalvo Jiménez, hace un trabajo de redactor oficial atado a las estructuras de la burocracia. Ha sido un escudero del gobernador y fue su asesor de imagen de campaña.
Ha tenido que lidiar con todos esos mequetrefes que se hacen pasar por periodistas y, según fuentes seguras está de salida, porque no aguanta algunas cosas que se patrocinan desde un círculo muy cercano del gobernador.
Montalvo Jiménez es miembro del Círculo de Periodistas, la cuestionada entidad y guarda absoluto silencio y no se le reconoce vehemencia cuando de criticar algunos asuntos de la profesión se trata. Guarda mutismo más bien en actitud de complicidad de cuerpo con sus colegas.
Catalina López, en la alcaldía se ganó el puesto por cargarle la maleta a doña Ana Maria Arango en la compaña pero no se le conocen destrezas en asuntos periodísticos.
Hace una labor de redactora oficial al igual que Montalvo pero nada más.
En el ICBF hay una oficina  de comunicaciones que nadie sabe para qué sirve, no tienen contexto informativo y los sueldos que allí pagan parece que se van al cesto de la basura.

Otros medios 

Actualidad Quindiana, de Cesáreo Herrera, hace lo suyo, un periodismo sencillo  de vedette y con gran preocupación comercial. Tigreros la enjundia de Libia Zuleta, mujer decente y comprometida con su departamento.
Hay una revista que se autodenomina  Revista Quindío, la original, un pedazo de alcantarilla dedicada a loar las “virtudes” de su director y a pedir públicamente pautas oficiales.
Es tan descarada la actitud de esa seudo publicación que tiene un aparte donde reclama dádivas a políticos  de frente y los pone en la picota pública dizque porque no le han pagado publicitaciones indebidas.
Maltrata edición por edición al gerente de una entidad del gobierno departamental y en la última ocho de sus páginas las dedicó a sostener diatribas mal escritas porque no le dieron una publicidad en Esaquin. Más vergüenza para dónde.
Finalmente una reflexión, el dueño de una emisorita de bajo perfil está en la cárcel condenado por extorsión y ahí mismo le han entregado un espacio  a un orate que está convencido que Armenia vive sin diablos y que en breve se montará en una nave para ir a buscar a Dios.
Si esto no es decadencia en medio de la crisis…como se llamará el asunto.

Con el apoyo investigativo de egresados de comunicación social de la Uniquindío