La Seguridad es la prioridad para Unasur
La primera: que la ampliación de los acuerdos militares entre Colombia y EE.UU. genera demasiadas dudas en el continente. Y la segunda: que la seguridad regional y las políticas de Defensa se han convertido en el tema más importante dentro de la agenda de este joven organismo regional.
El gobierno de Álvaro Uribe siente que triunfó en las deliberaciones de Argentina. Aunque su cooperación con EE.UU. fue el blanco de ácidos cuestionamientos, al final de la cita se neutralizó cualquier moción de condena. Esto implica que el uso, por parte de EE.UU., de siete bases militares colombianas seguirá vigente.
En la práctica, la declaración final del bloque sudamericano recogió la propuesta formulada por Brasil. Esto es que se garantice que el uso de las bases no vaya a afectar a la soberanía de ningún otro país de la región.
No obstante es en este punto donde radica la debilidad de la posición colombiana dentro del concierto sudamericano. Si se recogen los puntos de vista de la mayoría de los presidentes de Unasur, se tiene como balance que a ninguno le cae en gracia la dimensión de la alianza militar entre Bogotá y Washington.
Incluso el presidente peruano, Alan García, que es el más cercano a Uribe, dijo que rechazaría ese acuerdo si con ello EE.UU. sella una estrategia de vigilancia y acción continental.
A las palabras de García se suma el rechazo a ese acuerdo por parte del uruguayo Tabaré Vásquez. También está la preocupación de la mandataria argentina, Cristina Fernández, por el uso que se da a esas bases. Ella dijo que la estrategia se parece más “a la de una guerra convencional que al combate al narcotráfico”.
Después de la cumbre, uno de los miembros de la comitiva oficial colombiana, quien pidió mantenerse en reserva, declaró que el país quedó satisfecho con la declaración final, que no incluye una condena al acuerdo con EE.UU. y más bien se refuerza el compromiso de lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.
Pese a esta aparente victoria, aún flota en el aire el consejo que el presidente de Brasil, Lula da Silva, le hizo a Uribe. Esto es “reflexionar sobre la presencia militar de EE.UU. en su país que data desde los años cincuenta”.
Con este mensaje, la nación más grande de la región busca que el continente profundice el debate sobre las políticas de Defensa y Seguridad que le son comunes. Es allí donde Unasur mantiene su protagonismo.
Desde que este bloque entró a operar, el 28 de mayo de 2008, sus 12 miembros han hablado más de medidas de confianza, acuerdos militares y de disipar las tensiones entre los presidentes, que de programas sociales, de modelos económicos o de integración de sus comercios.
La seguridad regional, entonces, se ha convertido en una prioridad para este organismo político, desde donde Brasil quiere ejercer su influencia y liderazgo.
De momento, tres son los encargos urgentes que los 12 gobiernos le dieron a Unasur: una reunión, dentro de 15 días, entre cancilleres y ministros de Defensa para trabajar en medidas de confianza entre los países.
También está el análisis del Libro Blanco del Comando de Movilidad Aérea del Gobierno de EE.UU., donde se diseña su estrategia de seguridad para con Sudamérica. Finalmente, el Consejo de Lucha contra el Narcotráfico se dedicará a trabajar en un plan de acción que aglutine una casi imposible visión consensuada sobre el combate al tráfico de drogas.